NTVG: fenómeno charrúa en Paraguay

La banda de rock uruguaya No Te Va Gustar cerró su gira con un sinérgico show en Paraguay.

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El grupo celebró su vigésimo aniversario con localidades agotadas, recuerdos para su fallecido tecladista y un homenaje para los Auténticos Decadentes.

Hace más de un año se presentaban en Asunción, en el predio de un Arena Circo que rebasaba de fans. En 2012 hacían lo propio, cuando llenaban el Casco Antiguo del centro, en un regreso que sorprendió a locales y foráneos. Esta vez, la agrupación tocaba en el Court Central del Yacht y Golf Club, y el encuentro se convirtió en una revolución para su público y la misma banda.

Paraguay era, así, fin de la gira que emprendieron este año promocionando su más reciente producción, El tiempo otra vez avanza (2014). Unas 5.000 personas se agolparon en el Yacht, con varias localidades totalmente ocupadas: situación que -permítase comparar, solo con fines estadísticos- figuras icónicas no lograron este año.

Después de que Salamandra oficiara de telonera, la agrupación uruguaya subió al escenario pasadas las 22:00, con Llueve tranquilo como carta de presentación. Desde entonces, el show propuso un hit tras otro, con la correspondiente sinergia entre los fans y la banda. Con Hijos de las armas, Sin pena ni gloria, Destierro y Al vacío, la agrupación saludó a los paraguayos, entre banderas uruguayas, y alguna que otra local.

Con el viento animaba los primeros pogos, en un medley que enlazaba a la frenética Fuera de control, situación que sirvió para que el vocalista Emiliano Brancciari agradezca a su público. "Este es el último show del año para nosotros, es especial en ese sentido -aseguraba-  y también es especial que sea acá, porque siempre nos han tratado de primera, y terminarlo en este marco para nosotros es un orgullo".

Las palabras sirvieron de preámbulo para El error, mientras el público acompañaba con fuerza en los coros. La noche seguía al ritmo de Mirarte a los ojos, Tu defecto es el mío, Verte reír y Me ilumina hoy, tema que presentó como apertura del nuevo disco.

Los brazos se extendían en alto con la efusiva Arde, que -entre solos de guitarra- daban lugar a El camino, toda una declaración de principios.

"No la tocamos nunca en Paraguay", aseguraba el vocalista cuando presentaba la siguiente canción. Entonces, los celulares 'saltaron' para capturar el momento especial. Se trataba de la melancólica Memorias del olvido. La calma seguía al ritmo de otra balada: No necesito nada, tema que -confesó Brancciari- se la había escrito a una exnovia.

El ritmo del candombe hacía bailar al court del Yacht cuando los acordes de la bella Clara agitaban almas... y gargantas. Pero la seguidilla de hits apenas llegaba. Temas como Ese maldito momento, Chau y la reciente Comodín -con baile incluido-, extasiaban a los seguidores.

De pronto, sorpresivamente, sonaban los acordes de Corazón, aquel éxito a ritmo de cumbia de Los Auténticos Decadentes. "Para los amigos de Los Auténtico Decadentes, a quienes respetamos mucho", dijo el frontman, en homenaje a los 30 años de carrera de la agrupación argentina.

El baile volvía a ser protagonista, mientras sonaba la chacarera Mucho más feliz. Poco después, los recuerdos envolvían al grupo y los fans, esta vez en homenaje a Marcel Curuchet, el tecladista fallecido en Estados Unidos, en 2012. "No nos queremos olvidar de Marcel Curuchet... no lo hacemos siempre, pero lo nombramos cada tanto", refirió Emiliano, antes de la contundente Tan lejos, que llenaba al público de emoción.

Los saltos y acompañamientos corales todavía seguían con temas como A las nueve, Nada para ver, No hay dolor, Te voy a llevar (con un fragmento de Todo un palo, original de Los Redondos), Cero a la izquierda y Pensar.

La energía no paraba, pero el tiempo tampoco. El fin se acercaba y la despedida era inminente. "Muchas gracias, amigos (...). Es la última canción del 2014 para nosotros, así que vamos a dejar todo acá. Muchas gracias por todo el cariño de todos estos años", decía Brancciari, antes del último tema. Se trataba de No era cierto, que servía para musicalizar el final de un concierto, pero también de una gira.

Antes de que vuelvan a su casa, los paraguayos despedían -entre gritos y aplausos- a la banda uruguaya que supo ganarse parte del corazón de miles de seguidores locales que, sin dudas, los volverán a esperar desde esta madrugada.

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