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Estaban allí, latentes. Los mismos seguidores –especialmente, mujeres– que en marzo de 1997 vibraban con sus canciones, aquella vez en el Sol de América. En el medio sucedieron en Paraguay varios cambios de gobierno, transformaciones sociales, políticas y económicas y un devenir constante que nos traslada hasta nuestros días.
En febrero de 2015, el reencuentro apasionado con su público nos conduce al Centro de Convenciones de la Conmebol, en Luque. Con sus mejores vestidos y su ilusión intacta, las seguidoras generacionales del músico acabaron, al fin, su espera. Como recompensa, aparecía sobre el escenario un José Luis Perales lúcido, entusiasmado y vital.
El popular cantautor de 70 años y más de 40 de trayectoria volvía así a presentarse en Paraguay ante un auditorio casi lleno pero colmado de euforia. Con Me llamas oficiando como preludio, los paraguayos llenaban al músico de elogios y aplausos.
El artista aprovechaba para presentar su más reciente álbum, Calle soledad (2012), sin dejar de lado sus éxitos más importantes. Entonces sonaban canciones como Quisiera decir tu nombre, Por si las musas, Cómo duele el aire, Amada mía y Le llamaban loca.
El autor aprovechaba para entablar conversación, con una serie de monólogos a modo de presentación. “De niño fui bastante solitario”, confesaba. “Leía todo tipo de poesías hasta aprenderme. Siempre fui gran amante de la naturaleza. Mi única compañera de entonces: mi guitarra. Me proporcionó muchas canciones y estas canciones me proporcionaron muchos amigos”. Así presentaba Y te vas, otra canción histórica de su repertorio.
Entre presentaciones a sus músicos –“los mejores”, según él definió-, un homenaje a su tecladista que cumplía años y menciones a cada uno de sus técnicos, Perales proseguía al ritmo de Breve como la luz, De navegar por ti, El hombre y la sirena y El invierno.
“No sé si esta canción fue la mejor o peor, pero fue la primera canción”, decía Perales, antes de interpretar Celos de mi guitarra (1973). Por aquellos días –de oficinista de Madrid–, el músico pedía permisos por reposo para promocionar su canción en las radios. “Llegó primero en toda Argentina. Fue mi primer disco de oro en la historia. Esta canción, a partir de Argentina, me abrió las puertas de toda América, que quiero y que me honra”, expresó.
El recital siguió con Sí, en medley, antes de continuar el concierto con Manuela –una emocionada canción escrita para su nieta–, Hoy me acordé de ti, Samaritanas del amor y ¿Por qué te vas?, la última interpretada en dos versiones, con su guitarra, mientras hablaba de su proceso de composición.
Con gritos desde sus primeros acordes, Perales seguía con Canción de otoño, El amor y, una infaltable, ¿Y cómo es él?
Tras un amague de despedida y con un coro de aplausos al unísono, el artista regresaba para regalar otros clásicos de su prolífico repertorio: Te quiero y Un velero llamado libertad.
Entre canciones de amor, versos desesperados, sentimientos ambulantes y un alma bohemia, el cantautor español confirmó que en largos 18 años pueden cambiar muchas cosas, pero que, en definitiva, el amor nunca pasa de moda.