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En 2009, el prolífico productor y director de cine J.J. Abrams, quien anteriormente se había labrado una reputación como creador de series exitosas como “Alias” y “Lost”, y había debutado como director en “Misión Imposible III” (2006), se disponía a regresar a la pantalla grande a “Star Trek”, con nuevas versiones de los personajes creados en los años '60 por Gene Rodenberry e inmortalizados por William Shatner, Leonard Nimoy y los demás actores que interpretaron a la tripulación de la nave estelar USS Enterprise original.
Debió ser una tarea difícil, pero al final Abrams y sus guionistas Roberto Orci y Alex Kurtzman lograron confeccionar un film que hábilmente creaba una nueva versión del universo creado por Rodenberry sin simplemente pretender que las aventuras que millones de personas vieron en cine y televisión durante las décadas pasadas nunca pasaron.
Fiel a la historia de “Star Trek” y al mismo tiempo accesible para los no-iniciados, la película que Abrams estrenó de 2009 no estaba exenta de defectos -ciertas coincidencias demasiado convenientes o acciones ilógicas por parte de ciertos personajes-, pero era un film emocionante, con impresionantes escenas de acción, excelente banda sonora, y respetuoso de sus raíces, evidencia de que había personas extremadamente talentosas y astutas manejando las riendas.
En mi opinión, lo mismo puede decirse en genera de “En la Oscuridad”, la secuela en la que Abrams vuelve a ponerse en la silla de director. Lleno de referencias a la historia de “Star Trek” para mantener felices a los fans de toda la vida, pero sin hacer las cosas demasiado crípticas para los fans más casuales, y aderezado con buenas dosis de acción muy bien filmada, este es otro regreso triunfal de Kirk, Spock y compañía a la pantalla grande.
El conflicto central del film gira alrededor de la figura de John Harrison (interpretado por Benedict Cumberbatch), un misterioso integrante de la Flota Estelar que se rebela y comienza a atacar a la organización, por lo que Kirk y la tripulación del Enterprise salen al espacio a darle caza, sin darse cuenta de que hay mucho más detrás de toda la situación.
El film abre con una divertida y emocionante escena que parece homenajear a “Cazadores del Arca Perdida”, y da una bienvenida oportunidad de ver a qué se dedica el Enterprise cuando no está enfrentando a maniáticos vengativos armados con tecnología superior y altamente destructiva.
Eventualmente la película va tomando un tono más oscuro en su argumento, comenzando con la introducción de Harrison, interpretado por un Cumberbatch que transmite una sensación de amenaza y peligro constantes, empleando tanto su voz -que adquiere un tono ominosamente profundo- como su lenguaje corporal y la forma en que enuncia sus líneas, de forma pausada como haciendo una declaración de fuerza con cada palabra, para reforzar ese efecto.
Afortunadamente, sin embargo, Abrams y sus guionistas hayan decidido no llevar las cosas a terreno muy oscuro; seguro, hay momentos tensos y trágicos, pero el film mantiene por lo general una sensación de aventura, es serio y al mismo tiempo sabe divertirse; en una época en la que muchos realizadores apelan superficialmente a hacer sus films “oscuros” y cínicos para intentar dar profundidad a los mismos (un fenómeno que puede considerarse un producto de la fantástica “El Caballero Oscuro” de Christopher Nolan), es un alivio ver que no todos caen en esa trampa.
La intensidad de las escenas de acción del film de 2009 sigue presente: desde momentos como un tiroteo en una futurista San Francisco -y luego una persecución a pie en la misma urbe- hasta una escaramuza en el planeta de una de las razas alienígenas más populares del universo “Star Trek”, pasando por una emocionante secuencia de “salto espacial”, Abrams vuelve a demostrar que es un buen director de acción, y uno de los pocos directores capaces de emplear de una manera satisfactoria el recurso de filmar la acción cámara en mano, sin que las secuencias resulten en momentos incomprensibles de sacudones de cámara y edición ultra-rápida.
Las batallas entre naves, por supuesto, se llevan la película: mientras que en sagas como “Star Wars” los combates son generalmente vistos desde el punto de vista de naves más parecidas a cazas y la acción recuerda más a duelos aéreos entre aviones de combate, las batallas en “Star Trek” son entre gigantescas naves estelares y asemejan más a duelos entre buques marítimos o submarinos, y Abrams y compañía retratan y editan cada toma de estas batallas para transmitir esa sensación; viendo estas escensas, uno de verdad siente que cada impacto de un torpedo de fotón tiene consecuencias graves.
En cuanto a los personajes, ya dije que Cumberbatch hace un gran trabajo como Harrison, pero el resto del elenco principal también hace un buen trabajo aunque sus roles no sean igual de llamativos: Chris Pine vuelve a darnos un Kirk que es al mismo tiempo fiel a su versión original y no se siente como una copia, mientras que Zachary Quinto vuelve a sorprender con lo adecuado que demuestra ser para el papel del Spock (aunque debo decir que hay un momento suyo hacia el final del film que se siente algo fuera de personaje por la forma en que el actor lo interpreta, pero tampoco es nada demasiado grave).
Es bueno que Zoe Saldaña en esta ocasión sí tenga algo qué hacer como la teniente Uhura -un personaje que en el primer film era totalmente superfluo-, y es igualmente acertado que Simon Pegg tenga más tiempo en pantalla como Scotty; nunca está mal darle tiempo en pantalla a Pegg. Todos los miembros relevantes del Enterprise tienen sus momentos para brillar (el Sulu del actor John Cho puede ser sorprendentemente intimidante), aunque las nuevas adiciones de Alice Eve como una especialista en armas y Peter Weller como un almirante de la Flota no son especialmente memorables.
Como dije, el film no está libre de defectos: sin revelar detalles, no es difícil adivinar los giros que tomará la historia, y ciertos detalles sobre el plan de una de las figuras antagónicas de la película no están explicados de forma totalmente clara, y es fácil no captar todos los detalles con el vertiginoso ritmo del film.
Sin embargo, “Star Trek: En la Oscuridad” deja un buen sabor de boca, combinando de forma experta los talentos de un capaz elenco de actores, el buen ojo de un director habilidoso a la hora de mostrar espectáculo en pantalla, una banda sonora imponente cortesía del genial Michael Giacchino y demás detalles que sumados crean un gran espectáculo por el que vale la pena pasar dos horas en una sala de cine.
Quizá el film no va “valientemente a donde nadie ha ido antes”, pero hace lo que todas las adaptaciones deberían aspirar a hacer: respeta el material fuente sin esclavizarse a él, adaptando lo necesario para presentar una experiencia que se siente única, y al final deja con ganas de ver más de los viajes de la nave Enterprise.
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STAR TREK: EN LA OSCURIDAD (Star Trek into Darkness)
Dirigida por J.J. Abrams
Escrita por Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof
Producida por J.J. Abrams, Alex Kurtzman, Roberto Orci, Damon Lindelof y Bryan Burk
Edición por Maryann Brandon y Mary Jo Markey
Dirección de fotografía por Daniel Mindel
Banda sonora compuesta por Michael Giacchino
Elenco: Chris Pine, Zachary Quinto, Benedict Cumberbatch, Zoe Saldaña, Simon Pegg, Alice Eve, Peter Weller, Bruce Greenwood, Karl Urban, John Cho y Anton Yelchin