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El formato de cine en 3D tal y como lo conocemos ahora ha servido principalmente como un conveniento modo de cobrar más caro por las entradas al cine. Un número demasiado bajo de filmes han empleado el formato, que da una sensación de profundidad a las imágenes en pantalla, de forma significativa, y aún entre esos filmes que usan de forma notable esa tecnología son pocos los que la usan como una herramienta artística.
En el mejor de los casos las películas en 3D son filmes como Avatar, Up o Everest, que usan el 3D para aumentar el impacto de algunas de sus escenas más espectaculares pero en los que realmente el 3D es secundario y totalmente prescindible.
Supongo que En la cuerda floja es un filme perfectamente sifrutable e formatos más tradicionales, pero es la primera película sobre la que me siento en total confianza de decir que se beneficia de la profundidad que el 3D brinda a la imagen.
En la cuerda floja es la historia real de Philippe Petit (Joseph Gordon-Levitt), un artista y equilibrista francés que ganó notoriedad caminando sobre la cuerda floja en lugares insólitos y peligrosamente altos como la catedral de Notre Dame, pero que se hizo mundialmente famoso cuando llevó esa hazaña a su extremo lógico en 1974, caminando sobre el vació de más de 100 pisos entre las que por entonces eran las estructuras más altas del mundo: las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York.
Zemeckis, quien se pasó la mayor parte de la década pasada experimentando con el cine de animación hecho a través de la captura de movimiento, con filmes como El Expreso Polar, Beowulf y Los Fantasmas de Scrooge, siempre fue un entusiástico adoptador de las nuevas tecnologías – fue igual con la por entonces naciente técnica de efectos especiales por computadora que usó para su trilogía Volver al Futuro, la casi impecable comunión de animación y actores reales en ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y la infinidad de pequeños detalles digitales que hicieron posible sus cambios a la historia en Forrest Gump.
En su nueva película, Zemeckis parece finalmente terminar de aclimatarse al 3D, que usó con demasiada poca sutileza en Scrooge, con instancia tras instancia de objetos volando hacia la cámara para alardear el 3D. Es cierto, hay un par de momentos en que Zemeckis usa aquí el mismo rectso, aunque con mucho más autocontrol; pero principalmente, el director usa el 3D para dar una sensación de vértigo a todas las escenas en las que Petit está desafiando a las alturas. El clímax del filme es uno de esos momentos puramente cinematográficos, que hacen a uno olvidar que está en una sala de cine viendo una película; en vez de eso, la ilusión de que estamos simplemente viendo algo que está pasando frente a nosotros es completa, y debo admitir, a pesar de mi general desagrado por el 3D, que la ilusión no hubiera sido tan atrapante si la profundidad del abismo debajo de los pies y el cable de Petit no hubiera sido visualmete representada.
Pero por mucho que el final de la película, la ejecución del coup, “golpe” de Petit, es excelente – y realmente creo que es uno de los momentos de cine más puros de lo que va del año – todo lo que viene antes es lo que acaba haciendo a En la cuerda floja un filme tan interesante como acaba siendo. La vida de Petit nos es contada de una forma vibrante, energética y visual, con una encantadora narración por parte de un muy efectivo Gordon-Levitt, quien aparentemente se defiende muy bien hablando francés – no soy un entendido en el idioma, pero el grupo con que fui a ver la película tenía una conocedora de la francofonía, y le dio el visto bueno – y trasmite una energía maniática propia de alguien que tiene una necesidad de caminar sobre un cable a una altura mortal y es capaz de admitir sin problemas que no hay un “por qué”.
Zemeckis nos cuenta la vida de Petit con toques de fantasía, mostrándonos sus anhelos y sus planes de forma visual mientras nos los explica con palabras. París está en blanco y negro cuando lo conocemos y el mundo de Petit gana color cuando descubre el objeto de su obsesión en las páginas de una revista; una flecha vuela por el cielo neoyorquino para clavarse en el techo de una de las torres cuando en realidad solo era una prueba en un campo francés. La forma en que la película está contada, con tanta creatividad visual y una constante narración, la hace sentir como el primer verdadero sucesor espiritual de Forrest Gump en la filmografía de Zemeckis.
Si la primera parte es un recuento de la vida de Petit ycomo va conociendo a las personas que luego serán instrumentales en su hazaña, la segunda parte es un humorístico pero tenso filme de suspenso, con un tono más parecido a una película sobre robos bancarios- Petit busca conseguir las herramientas y los aliados necesarios para lograr su atrevida y extremadamente ilegal hazaña, y hacer los planes para infiltrarse en las aún incompletas pero muy vigiladas Torres Gemelas, y estas escenas crean un gran “colchón” de suspenso para el emocionante y ocasionalmente aterrador clímax.
Pero este es, después de todo, un filme que gira en torno a las Torres Gemelas del World Trade Center, y hubiera sido difícil que el filme termine si haber hecho al menos una referencia a la trageda de setiembre de 2001. Mientras veía a Petit y sus cómplices planear el golpe, y me congelaba en mi asiento mientras el equilibrista desafiaba el vacío entre los dos edificios, también esperaba esa escena, la escena en la que de alguna forma Zemeckis hiciera referencia al destino final de las torres, y me temía algo innecesesariamente obtuso. Sin embargo, ahí también fui gratamente sorprendido: hay una pequeña referencia directa, pero es perfectamente sutil, sencilla y conmovedora.
En la cuerda floja es un nuevo gran filme del gran Robert Zemeckis.
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EN LA CUERDA FLOJA (The Walk)
Dirigida por Robert Zemeckis
Escrita por Robert Zemeckis y Christopher Browne (basada en un libro de Philippe Petit)
Producida por Robert Zemeckis, Jack Rapke, Tom Rothman y Steve Starkey
Edición por Jeremiah O'Driscoll
Dirección de fotografía por Dariusz Wolski
Banda sonora compuesta por Alan Silvestri
Elenco: Joseph Gordon-Levitt, Charlotte Le Bon, Ben Kingsley, Clément Sibony, César Domboy, Steve Valentine, James Badger Dale, Ben Schwartz, Benedict Samuel y Mark Camacho