“Chappie”: máquina mal aceitada

El nuevo filme de Neill Blomkamp ahoga una potencialmente interesante historia de ciencia ficción bajo demasiados personajes innecesarios.

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Hemos visto historias como Chappie antes en el cine, la historia del nacimiento de una forma de inteligencia sintética. Este tipo de historia fílmica ha tomado muchas formas: por ejemplo, Inteligencia Artificial la presentaba como una trágica reinvención del cuento de Pinocho y una historia sobre los efectos que algo tan gigantesco como la creación de un robot capaz de consciencia tendría a un nivel emocional e íntimamente humano, mientras que Terminator y Matrix eran advertencias sobre consecuencias a gran escala.

Chappie, la nueva película del director sudafricano Neill Blomkamp, desafortunadamente no se decide por contar una historia centrada, sino que decide intentar contar demasiadas cosas al mismo tiempo, y la película simplemente colapsa bajo el peso de su propia incoherencia.

Este paso en falso de la carrera de Blomkamp, que hace unos años se hacía notar con la excelente Sector 9, transcurre en Johannesburgo, donde los altos índices de crimen han llevado a la implementación de la primera fuerza policial robótica del mundo, una iniciativa que aparentemente ha tenido mucho éxito. Sin embargo, el ingeniero detrás del programa, Deon Wilson (Dev Patel) sueña con algo más que simples marionetas que emulan comportamiento humano: quiere crear un robot con conciencia real, inteligencia y sentimientos auténticos.

Mientras tanto, un par de criminales de poca monta (Yo-Landi Visser y Ninja, integrantes del dúo sudafricano de hip-hop Die Antwoord, interpretando versiones muy ficcionalizadas de sí mismos) se encuentran debiendo una imposible suma de dinero a un jefe criminal, así que – por medio de un proceso de razonamiento que de alguna forma en parte tiene sentido y en parte es infantilmente ilógico – deciden secuestrar a Deon para que les fabrique algo que pueda neutralizar a cualquier robot que vaya a detener sus intentos de juntar dinero con atracos. Sin embargo, Deon acaba de tener éxito en crear su programa capaz de dar consciencia a un robot, y roba un modelo dañado para hacer pruebas poco antes de ser secuestrado. Cuando los pandilleros ven el robot, deciden obligar a Deon a que lo programe para que pelee por ellos.

Esto, por supuesto lleva al nacimiento de Chappie (voz de Sharlto Copley), un robot con la mentalidad propia de un niño. Yo-Landi y Ninja se quedan con el robot e intentan criarlo y entrenarlo mientras Deon debe lidiar con un colega recoroso, Vincent Moore (Hugh Jackman), quien eventualmente descubre su secreto.

Un problema obvio del filme es que su argumento es innecesariamente enrevesado – notará usted, amable lector, que a pesar de mis mayores esfuerzos por hacer una síntesis lo más breve posible, me tomó tres robustos párrafos explicar el argumento del filme. Blomkamp parece incapaz de decidir a qué personaje dar protagonismo, y su guión – co-escrito con su esposa Teri Tatchell, con quien también concibió Sector 9 – salta erráticamente entre sus varias sub-tramas, dando a figuras como el flojo villano de Hugh Jackman – otro ejemplo de militar bruto sin complejidad ni sutileza como el que Blomkamp y Tatchell ya emplearon como villano en Sector 9 - tiempo que quizá podría haber sido aprovechado mejor si se dedicaba a desarrollar más a Deon o la relación entre Chappie y sus “padres” adoptivos.

Al final, el problema que hunde a Chappie no es el tono cambiante; después de todo, ese era un defecto del que también adolecía Operación Monumento, pero no pesaban más que las virtudes de aquél filme. El gran problema de Chappie es que es demasiado dispersa para su propio bien. Entre Deon, Moore, la empresa para la que ambos trabajan, el gángster que amenaza a Yo-Landi y Ninja y otros elementos de sobra, el filme se queda sin tiempo para centrarse en algo que lo haga único. Hay destellos de algo interesante en la relación de Chappie, Yo-Landi y Ninja, quienes parecen encarnar una versión exagerada del estilo de vida “gangsta”; Ninja en particular me recordó bastante a una versión menos sanguinaria pero similarmente narcicista de Zé Pequenho de Ciudad de Dios.

Me atrevo a decir que si el filme hubiera dejado lo demás de lado y se hubiera centrado más (o exclusivamente) en Chappie descubriendo su humanidad por medio de la atípica crianza de Ninja y Yo-Landi, el filme habría resultado más interesante. No sé si hubiera resultado mejor, pero ciertamente hubiera sido más único.

Curiosamente el filme da la sensación de que su protagonista robótico se queda corto de tiempo en pantalla, lo que es una pena porque el personaje hace brillar los mejores atributos de Blomkamp y de su actor preferido Sharlto Copley. El polifacético actor sudafricano logra transmitir una entrañable sensación de inocencia a Chappie, y es básicamente el único personaje en toda la película cuyas acciones se sienten creíbles y son transmitidas de forma efectiva; Chappie se emociona como un niño real, moviéndose con un dejo de hiperactividad, y se encoge de miedo de forma absolutamente natural. Aunque se ve venir desde kilómetros, la obligatoria escena en la que es sacado de su “nido” inicial y debe confrontar la fealdad del “mundo real” es verdaderamente trágica en gran parte por el gran trabajo de Copley.

Y ni siquiera un guión torpe puede ocultar por completo el hecho de que en el aspecto técnico la dirección de Blomkamp es excelente. El director tiene una facilidad para hacer que la acción resulte “realista” a pesar de centrar en robots creados por computadora, y tanto Chappie como los demás robo-policías anónimos se sienten completamente tangibles; en cierta forma es un poco parecido a M. Night Shyamalan o James Cameron, en que tiene un gran ojo cinematográfico pero flaquea a la hora de escribir.

Lastimosamente, en esta ocasión Blomkamp no se permite jugar con una gran variedad de vehículos y armas maravillosamente creativas como en Elysium o Sector 9, lo que al menos nos hubiera dado algunos momentos memorables.

Como fan del trabajo de Blomkamp decir esto es doloroso, pero Chappie es un tropezón en el camino para uno de los más interesantes directores que tiene el género de la ciencia ficción.

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CHAPPIE

Dirigida por Neill Blomkamp

Escrita por Neill Blomkamp y Teri Tatchell

Producida por Neill Blomkamp y Simon Kinberg

Edición por Julian Clarke y Mark Goldblatt

Dirección de fotografía por Trent Opaloch

Banda sonora compuesta por Hans Zimmer

Elenco: Sharlto Copley, Dev Patel, Yo-Landi Visser, Ninja, Hugh Jackman, José Pablo Cantillo, Brandon Auret y Sigourney Weaver

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