Los Rolling Stones encendieron La Plata

LA PLATA. Los reyes septuagenarios del rock volvieron a la Argentina para un satánico encuentro en el Estadio Único de La Plata. Cincuenta mil almas ardieron (varias de ellas desde el Paraguay).

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Volvieron a la Argentina después de 10 años... y el furor no tardó en estallar. Como segunda parada de su gira latinoamericana América Latina Olé Tour -después de Santiago de Chile, el miércoles pasado, y antes de otros shows argentinos, el 11 y el 13 del corriente-, los icónicos Rolling Stones volvieron para demostrar -por si acaso hubiera dudas- la vigencia de su reinado.

Con 72 años encima y una vida entregada al rock, vaya uno a saber las cláusulas del pacto que lo mantienen con la energía viva de un joven de 16. Uno imagina a nuestros padres o a los abuelos de esa edad, y la sorpresa es inmediata. Tan idílico como real: la energía exhacerbada de Mick Jagger, frontman por excelencia, es irrefrenable a lo largo de las dos horas y media de show.

Sus fieles compañeros -aliados de la misma guerra- saben acompañarlo a la perfección: el eléctrico Keith Richards (72), el entusiasta Charlie Watts (74) y el inquieto Ron Wood (68) hacen valer su titulo de integrantes (militantes) de la banda de rock más longeva del mundo.

La lluvia que mojó a los fans y a los artistas teloneros -La Beriso y Ciro y Los Persas, ambos locales- no duró mucho más, para que el tiempo se abriese a favor de Sus Majestades Satánicas. El show, después de todo, ya estaba por empezar.

Es solo rock and roll...

Solo bastaba que pisaran el escenario para que las decenas de miles de personas agolpadas por la misma causa se rindieran enteramente a ese monstruo de ocho pies. El Estadio Único de La Plata era, entonces, sede de un ritual que empezaba con "Start Me Up", aquel clásico de la banda editado en "Tattoo You" (1981).

Como un amo dominando a sus bestias, Jagger brindaba otra dosis de clásicos con su histórico "It's only Rock 'n' Roll", ya de 1974. Nunca mejor dicho...

Un saludo de rigor -en español- ("¡Hola Argentina! ¡Hola Buenos Aires! ¡Hola muchachos!") daba pie a una serie de canciones que nunca dieron lugar a un respiro: Tumbling Dice (Exile on Main St., 1972), Out of Control (Bridges to Babylon, 1997), la seleccionada por los fans vía Web Street Fighting Man (Beggars Banquet, 1968) y Anybody Seen My Baby? (1997).

El icónico frontman no perdió oportunidad alguna para interactuar con sus fans, ofrecer solos de armónica o, simplemente, dejarse llevar por el frenético ritmo de sus canciones. Nadie mejor para moverse que el mismo Mick Jagger.

Otro clásico -"Wild Horses", editado en "Sticky Fingers" (1971)- llevó al show a un plano casi espiritual, para minutos después explotar con la frenética "Paint it Black" ("Aftermath", 1966).

El rescate emotivo seguía con un tema grabado en 1969, "Honky Tonk Women" (desde "Through The Past, Darkly"), antes de "Can't Be Seen" ("Steel Wheels", 1989) y la animada "Happy" (1972), al mando de Keith Richards, quien fue ovacionado por unanimidad... lo cual lo dejó visiblemente perplejo.

La furia Stone volvía con la magia blusera "Midnight Rambler", grabada originalmente en 1969 en "Let It Bleed", para seguir con la provocativa "Miss You", otro hit grabado en "Some Girls" (1978).

La histórica Gimme Shelter -considerada alguna vez por la Rolling Stone como una de las 500 mejores canciones de todos los tiempos- hizo emocionar a más de un fanático; mientras que la vibrante Brown Sugar (Sticky Fingers, 1969) generó más de un pogo furioso en el Estadio Único de La Plata.

Un apartado especial deben tener las animaciones en megapantallas y audiovisuales especiales, luces y efectos visuales que potencian las atracciones del imponente recital.

Mientras afuera se desarrollaban algunos incidentes -desde guardias de seguridad corriendo a fans intrusos o balines de goma volando en el aire- el escenario se envolvía de una mistica peculiar: el éxito Sympathy for the Devil -grabada en Beggars Banquet, en 1968- coincidía con una estética diabólica, en torno a Jagger y a un simbólico Satanás.

La furiosa Jumpin' Jack Flash (1968) sirvió de preludio a un regreso bañado de gloria: la contundente You Can't Always Get What You Want (1969) -con una introducción a cargo de un coro de niños local- y la icónica (I Can't Get No) Satisfaction, el ADN más puro y luminoso de los Rolling Stones.

Dos horas y media después, todo había ocurrido. Jagger se repartía entre el cantante, instrumentista, showman y devorador de almas, mientras sus compañeros conjugaban con su parte del conjuro de rock. Tienen más de 70 años... y uno nunca sabe si tendrá la fortuna de verlos de nuevo. Por las dudas, quedan dos fechas más para constatarlo en la Argentina... o considerar una apuesta uruguaya, brasileña, peruana, colombiana o mexicana. Paraguay no pudo.

De todas formas, varios buses transportaron especialmente a seguidores locales hasta la ciudad argentina. Después de todo, bien sabemos que solo se trata de Rock and Roll. El maldito Rock and Roll... pero que tanto nos gusta.

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