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Su nombre era Rebeca Méndez, pero la conocía todo el mundo en San Blas, un puerto de pescadores del estado noroccidental de Nayarit, costas del Pacífico, como “la loca del muelle”.
Los versos de José Martí “dicen que murió de frío, yo sé que murió de amor” parecen encajar muy bien en el desenlace de la historia de Rebeca, que solía pasar largos días esperando a Manuel, que en 1971 se hizo a la mar, cuatro días antes de la fecha pactada para casarse con ella, pero nunca regresó.
Según las habladurías de la gente en el puerto, Manuel sucumbió a la furia de uno de tantos huracanes que golpean esa zona de cuando en cuando.
Los familiares de la mujer, que falleció el domingo pero cuya muerte se conoció hasta ahora, prevén arrojar sus cenizas en el mar, como fue su última voluntad.
Rebeca vendía dulces vestida de novia y un día el vocalista de Maná pasó por ahí y la vio y le preguntó por su historia, de la cual se inspiró para componer la melodía.
El alcalde, Porfirio López, dijo que se estudia la posibilidad de levantar una estatua en memoria de la mujer que sacó del olvido a San Blas y lo hizo un lugar de peregrinaje de los seguidores de Maná pero también de no pocos turistas.
López confía en que en la develación actúe la popular banda, originaria de Guadalajara, estado de Jalisco.