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Szarán insistió en que los jóvenes pueden usar su tiempo libre sin violencia y aportando a la sociedad algo bueno. Una lata puede ser un factor de cambio para la sociedad.
Sonidos de la tierra tiene un capital rotativo con el cual ayudan a los luthiers, a obtener la materia prima que se necesita en el taller. A través de donantes se compra todo lo que se fabrica, y parte del dinero se vuelve a invertir en la construcción de nuevos instrumentos, que son donados a localidades lejanas, para que niños y niñas puedan formarse y conocer más de la música
Diez de los instrumentos irán a Boquerón, donde hay 70 alumnos de guitarra. Las mismas fueron adquiridas por los padres. Como premio, Sonidos de la Tierra les regalará las otras diez.
Los ex gancheros Alberto Arévalos y Nicolás Gómez trabajan en el taller. Comentaron que las veinte guitarras fueron terminadas en dos meses. Con ayuda del Prof. Carlos Uliambre, sin el más mínimo conocimiento previo, empezaron a trabajar.