No Te Va Gustar gustó hasta el delirio

La popular agrupación musical uruguaya actuó en la madrugada del domingo ante miles de personas en el Casco Antiguo de Asunción.

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Para cuando No Te Va Gustar, uno de los más populares grupos uruguayos –caracterizados por amalgamar como pocos el rock, blues, reggae y ska, entre otros– subió por fin al escenario cuando era ya aproximadamente la 01:30 de este domingo. Para ese entonces la expectativa de las miles de personas que se reunieron en el complejo Casco Antiguo, en pleno microcentro de la capital paraguaya, se hallaba en su punto de ebullición.

La noche significaba el regreso al país de la banda más convocante del rock uruguayo, integrada por Emiliano Brancciari (voz y guitarra), Gonzalo Castex (percusión y coros), Martín Gil (trompeta y coros), Denis Ramos (trombón), Mauricio Ortiz (saxo), Marcel Curuchet (teclados, reemplazado tras una operación de hernia de disco), Guzmán Silveira (bajo), Diego Bartaburu (batería) y Pablo Coniberti (guitarra). 

La música del “Shamrock Fest Vol. 2” comenzó unas dos horas antes, cuando saltó al escenario –hacia las 23:15– el grupo telonero paraguayo Tío Hiena, que con una breve actuación se encargó de poner ambiente de rock en vivo al lugar, que se llenaba de asistentes a medida que se acercaba la medianoche. Le siguió en el escenario –cerca de las 23:40– Bohemia Urbana, que arrancó al público los primeros coros y “pogos” de la noche con su potente propuesta, muy popular en la escena musical local actual.

El tercer y último grupo telonero fue Salamandra, que no desaprovechó la oportunidad para recordar al público algunos de sus éxitos más grandes, como “Disomnilan” o “Todo en tu cabeza”, además de aprovechar para presentar alguna que otra novedad de su nuevo disco, aún próximo a lanzarse.

Finalmente, cuando daban las 02:00, las luces del escenario se apagaron por completo, señal común de que el show que todos estaban esperando estaba por comenzar. Un sonido grave y sostenido anunciaba lo que era inminente, y a los poco segundos los uruguayos liderados por el vocalista y guitarrista Emiliano Brancciari comenzaron a hacer música en Asunción.

Con marcada actitud roquera abrían su espectáculo con la potente “Como si estuviera”, y el “pogo” del eufórico público no se hizo esperar.

“Estamos más que felices de volver después de un año y medio”, dijo el vocalista. “Gracias a la gente que hizo posible, a la gente que viajó, a las bandas nacionales y especialmente a Salamandra, que nos dieron sus discos”, acotó.

El público se convirtió en un mar de manos elevadas cuando sonaba el segundo tema de la noche, el popular “Cero a la izquierda”, coreado a viva voz en todo el complejo. La fuerza del coro se mantuvo en “Tan lejos”, en la que el saxofón de Mauricio Ortiz, el trombón de Denis Ramos y la trompeta de Martín Gil tomaban protagonismo.

Las cosas volvieron al terreno de un rock más clásico con “Arde”, proveniente del más reciente disco de estudio de la banda charrúa, “Por lo menos hoy” (2010).

La camiseta albirroja de la selección paraguaya de fútbol, infaltable en recitales de este tipo, hizo su aparición al comenzar a sonar “Con el viento”, cuando Brancciari la colocó en el soporte de su micrófono. El ritmo de la música bajaría a un clima más intimista cuando los uruguayos comenzaron a tocar “De nada sirve”, pero el coro se mantenía apasionado; la siguiente balada, “No necesito nada”, logró uno de los picos más altos de la noche.

El vocalista recordó la primera visita de la banda al país, en 2005, señalando que –por entonces– tardaron cinco años en volver. “Ojalá la próxima nos tardemos unos meses nada más”.

“Clara”, éxito de su segundo disco “Este fuerte viento que sopla” (2002), fue coreado con pasión, en perfecta coordinación con el candombe, los aplausos y el baile que proponía la noche. La canción terminó con un extendido solo de batería y percusiones a cargo del baterista Diego Bartaburu y el percusionista Gonzalo Castex.

Si bien aún era muy temprano para la despedida, sonó luego “Chau”, que también se veía acompañada por un persistente coro de miles de voces desde en frente al escenario; esta tendencia se mantuvo durante “Al vacío” y la canción “Mucho más feliz”, una especie de alegre canción de “folk rock” que dedicara, con emoción, “a los amigos que conocimos anoche”.

El sonido tomó matices electrónicos con “El camino”, aunque luego se reconvirtió en rock clásico al grito de “¡Explota Asunción!”.

El ritmo fue acelerándose en “Nada para ver”, y finalmente llegó la “última” de la noche, que casi en su totalidad fue cantada solo por el poderoso público, “No era cierto”; el público paraguayo suele dar un espectáculo aparte en los más grandes espectáculos musicales últimamente.

Claro que la “última” no era la última, y tras un minuto de oscuridad los uruguayos reemergieron de entre las sombras agradeciendo el “cariño” del público y expresando su deseo de repetir la experiencia juntos. “¡Muchísimas gracias por tanto cariño! Ojalá volvamos muy pronto”.

Los uruguayos cerraron su concierto mezclando sonidos electrónicos con rock en “Te voy a llevar” y probando su reggae en “No hay dolor”.

“¡Muchísimas gracias! ¡Nos vemos pronto!”, se escuchaba todavía, con la grandeza y cercanía de los grandes del rock.

Abril empezaba entonces con lo mejor del rock rioplatense. Uno de los meses más nutridos de conciertos de nivel internacional no pudo tener una mejor inauguración.

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