Mafalda cumple 50 años

BUENOS AIRES. Mafalda, la mítica niña rebelde e incisiva creada por el humorista gráfico Quino, Joaquín Salvador Lavado, cumple el lunes 50 años desde su primera publicación, y su imagen infantil perdura en el imaginario popular de los argentinos.

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“Nunca pensé que Mafalda estaría vigente después de 50 años, me conmueve mucho este homenaje”, declaró el mes pasado Quino cuando el Ministerio de Educación presentó la colección “Mafalda para armar”, destinada a las escuelas públicas de Argentina.

El artista nacido hace 82 años en la provincia argentina de Mendoza (oeste) y ganador del Premio Príncipe de Asturias 2014, se dijo entonces “muy conmocionado” por la edición de 10 millones de juegos de “Mafalda para armar”, una selección de tiras en base a cuatro ejes temáticos.

Quino ilustró además una publicación para las escuelas sobre los Derechos del Niño, de la que se editaron 2.350.000 ejemplares en castellano y en siete lenguas de pueblos originarios.

Venerada por varias generaciones de argentinos, Mafalda es uno de los personajes de ficción que forman parte de la Galería de Ídolos Populares de la Casa Rosada (sede del Poder Ejecutivo).

La niña irreverente “decía las cosas que no se podían decir en épocas en que las palabras estaban prohibidas, interpelaba a la sociedad”, dijo en marzo la presidenta Cristina Kirchner en un homenaje a Quino.

Mafalda fue creada originalmente por Quino como soporte de una publicidad de electrodomésticos que finalmente nunca vio la luz, quedó olvidada por dos años en una carpeta hasta que fue publicada por primera vez el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana.

La tira pasó luego al diario El Mundo, donde se publicó hasta el 25 de junio de 1973. Sus libros fueron traducidos a 26 idiomas y sólo en Argentina se vendieron más de 20 millones de ejemplares.

No obstante, las reflexiones de la niña terrible que cuestiona al mundo con implacable ingenuidad se recrean en afiches, camisetas, bolsos, tarjetas, útiles escolares y todo tipo de productos que replican su imagen.

“Paren el mundo, que me quiero bajar”, es una de las frases célebres de esa niña que detesta la sopa, hija de clase media de una familia de Buenos Aires y preocupada por la paz mundial y la realidad política de su época.

“No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta”, reflexionaba, y advertía que “lo malo de la familia humana es que todos quieren ser el padre”.

Una escultura de Mafalda, sentada en un banco de plaza a metros de la casa donde vivía Quino en el tradicional barrio de San Telmo de Buenos Aires, es destino obligado de los turistas que se sacan fotos abrazados a la niña argentina más popular en el mundo.

En otra punta de la capital, en el barrio de Colegiales, una plaza lleva su nombre.

Entre los múltiples homenajes que se han realizado este año en Francia, España y Argentina, Quino fue declarado el martes pasado Doctor Honoris Causa de la estatal Universidad de Buenos Aires (UBA), mientras se desarrollan varias exposiciones sobre el personaje más famoso de su tira cómica.

Susanita, la que sueña con casarse y tener muchos hijos; Libertad, la más revolucionaria; Felipe, el soñador; Manolito, el comerciante y Guille, el hermanito, completan la galería de seres entrañables de la historieta, que incluyó a la tortuga Burocracia.

En Buenos Aires se realizan en la actualidad tres muestras dedicadas a la niña rebelde: “El mundo según Mafalda” en la Usina del Arte, un renovado centro de exposiciones de la alcaldía capitalina en el barrio de La Boca.

Otra retrospectiva de creaciones del dibujante, “Quino por Mafalda”, se puede ver en simultáneo en el Museo del Humor en la Costanera Sur de Buenos Aires, mientras que “Mafalda en su sopa” se exhibe en una sala de la Biblioteca Nacional en el barrio de Palermo.

Otras actividades se organizaron en Godoy Cruz, en Mendoza, la provincia natal de Quino.

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