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Si John Woo y su equipo no supieron aprender el trabajo hecho en la primera Misión Imposible (o simplemente quisieron hacer algo totalmente disntinto y les salió mal), en Protocolo Fantasma el cineasta Brad Bird decidió usar la Misión Imposible III de J.J. Abrams como una plataforma de lanzamiento, tomando todo lo que ese filme hizo bien y puliéndolo hasta la excelencia, y reemplazando la acción inestable y artificial de Abrams por secuencias de espectacular belleza e impecable claridad que reflejan mejor la admirable dedicación de Tom Cruise a sus escenas de acción.
El filme deja en claro de qué irá la cosa en su magistral introducción, en la que encontramos a Ethan Hunt (Cruise) preso en una cárcel en Rusia, de la cual sus colegas de la IMF Jane Carter (Paula Patton) y Benji Dunn (Simon Pegg) intentan rescatarlo. La secuencia ejecutada al son del clásico de Dean Martin Ain't that a kick in the head, es una mezcla casi perfecta de tensión, acción y humor, y Bird sigue el espectáculo de forma confiada, con una cámara fluida, como encantado por la idea de que el público pueda ver claramente lo que ocurre, el trabajo de los actores, extras y técnicos.
Tras el rescate nos enteramos que Hunt había sido separado de la IMF luego de haber cometido un asesinato no autorizado, pero que se lo necesita de nuevo luego de que una asesina internacional llamada Sabine Moreaux (una lacónica pero intimidante Léa Seydoux) robara códigos de lanzamiento de armas atómicas rusas para vendérselos a un enigmático extremista llamado Cobalt, quien planea desatar un holocausto nuclear.
Habiendo establecido las reglas del juego que está jugando, con acción impecablemente filmada y un espíritu aventurero que permea todo el filme (Michael Giacchino ayuda con esto en la banda sonora), el director Brad Bird se dispone a tomar todos esos elementos de los cuales nos dio una probada en la reintroducción de Hunt, exparcirlos por casi todo el tiempo de rodaje de Protocolo Fantasma y expandirlos en escenas cada vez más impresionantes.
Es como si Bird, o la película en sí, estuvieran enormemente emocionados por irse de aventura y apenas pudieran esperar para mostrar lo que tienen preparado; el sentimiento de entusiasmo aventurero es virulentamente contagioso. Protocolo Fantasma es el filme que menos se toma en serio en toda la saga, y la prevalecencia del humor no solo es disfrutable por sí misma, sino que brinda un contraste que ayuda a que los momentos de tensión golpeen con más fuerza.
Protocolo Fantasma fue el debut de Bird como director de acción real, pero el cineasta ya había refinado su capacidad de crear acción impresionante y creativa en tres grandes obras de animación previas – El Gigante de Hierro (1999), Los Increíbles (2004) y Ratatouille (2007) – y esa experiencia pagó enormes dividendos en la cuarta Misión Imposible, que tiene algunas de las escenas más memorables, mejor filmadas y de mayor creatividad de la saga.
Una infiltración en el Kremlin, la sede del Gobierno ruso, es un homenaje afectuoso a los tropos y clichés del cine de espías, con disfraces y artilugios de alta tecnología que darían envidia a cualquiera de los Q de la saga Bond, y el enfrentamiento final es un tenso duelo de puños e ingenio en un estacionamiento futurista con todo y cuenta regresiva.
De la secuencia principal del filme, en la que Hunt debe trepar a cientos de metros de altura por la fachada de cristal del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, poco se puede decir que ya no se haya dicho. Es un testimonio no solo a la calidad y claridad de la dirección de Bird, sino del compromiso de Tom Cruise con el cine de acción; Cruise es uno de esos pocos actores que nunca ha dudado en ponerse en riesgo con tal de que la escena que está filmando resulte lo mejor posible, y en la escena del Burj Khalifa lleva esa doctrina a su extremo con resultados inolvidables, engendrando uno de los mejores momentos del cine de acción en lo que llevamos del Siglo XXI. Toda la secuencia de eventos en Dubái es fantástica.
Donde Protocolo Fantasma decae es en el apartado del villano, donde el siempre admirable Michael Nyqvist es totalmente desperdiciado en un personaje sin personalidad. Incluso Moreaux, que tiene probablemente cuatro o cinco frases en toda la película, es más memorable. Afortunadamente, el elenco de héroe que rodea a Hunt sí es muy acertado. La agente Carter de Paula Patton es por lejos el mejor personaje femenino de la saga hasta ahora, principalmente porque no es un objetivo o una motivación para Hunt, sino que es su propia entidad, con su propia misión y motivaciones. Simon Pegg y Jeremy Renner dan la nota de humor sin ser simples payasos.
Misión Imposible: Protocolo Fantasma dejó a la saga en un punto altísimo al ser para muchos la mejor película de la saga hasta entonces y un filme enormemente entretenido por derecho propio. Ahora, la misión “imposible” la tiene Nación Secreta.