Retrospectiva: “Los 4 Fantásticos y Silver Surfer” (2007)

Aunque considerablemente mejor que su terrible antecesora, la segunda entrega de “Los 4 Fantásticos” igualmente dejaba mucho qué desear.

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El 2007 fue un mal año para el cine de superhéroes, con productos mediocres como Ghost Rider y Spider-Man 3 estableciendo un claro contraste con el resurgimiento en calidad que el género vería un año después con filmes de la talla de Iron Man, Hellboy II y El Caballero de la Noche. Por supuesto, 2007 vio también la segunda entrega de Los 4 Fantásticos, que dos años antes habían llegado a la pantalla grande de forma poco agraciada.

Aquél filme de 2005 puede contarse fácilmente entre lo peor producido por el género de los superhéroes en el cine en lo que va del siglo, así que el hecho de que la mayoría de los involucrados en aquél filme, incluyendo al director Tim Story y al guionista Mark Frost, estaban de vuelta no era precisamente motivo para tener esperanza.

Pero reza el dicho que una vez que se toca fondo, no hay dirección posible sino hacia arriba, y en comparación con su antecesora, Los 4 Fantásticos y Silver Surfer es notablemente superior, aunque eso no la salva de ser un filme decepcionante y hueco.

Tal y como indica el título de la película, esta secuela introduce al Silver Surfer, un icónico personaje del lado cósmico del universo de los cómics de Marvel, quien aparece en la Tierra causando efectos como nieve en Egipto y demás cosas que solo ocurren al principio del filme y que probablemente solo están en la película porque se ven bien en los tráilers.

Mientras este ser misterioso recorre el mundo, los 4 Fantásticos viven una nueva vida como celebridades mundiales, y Reed Richards (Ioan Gruffudd) y Susan Storm (Jessica Alba) se preparan para el circo mediático que supondrá su inminente boda. Sin embargo, el Ejército estadounidense contacta con Reed y le pide ayuda para rastrear al intruso extraterrestre, que está abriendo gigantescos cráteres en la superficie de la Tierra.

Eventualmente, Reed, Susan, Johnny Storm (Chris Evans) y Ben Grimm (Michael Chiklis) acceden y se ponen tras la pista del misterioso Silver Surfer, mientras el ejército recluta la ayuda adicional del viejo enemigo de los 4, Victor von Doom (Julian McMahon).

Los grandes males que aquejaban a la primera entrega siguen presentes e indiscutblemente dominantes; los saltos en lógica siguen siendo escandalosamente ridículos e irritantes, incluso para los estándares de una película basada en cómics en los que la radiación espacial da poderes en vez de cáncer. Todos los personajes con dobles intenciones son excesivamente obvios, y los héroes aún se dan el lujo de sorprenderse cuando son traicionados.

Conceptos como los héroes lidiando con su nueva fama y el dilema de Richard y Sue de querer criar una familia en ese ambiente son cuestiones interesantes, y lo último en particular brinda unas muy necesitadas capas de profundidad a personajes que antes eran totalmente planos, pero Story y compañía se rehúsan a hacer nada muy interesante con esas ideas, conformándose con explotarlas para chistes infantiles o drama barato. Ben, que en el filme anterior tenía potencial para algo de drama interesante con su transformación, en esta ocasión fue relegado a complementar a Johnny en las labores “humorísticas” de la película.

Sin embargo, esta película tiene un mejor ritmo que la anterior. Luego de unos estériles primeros 20 minutos, cuando el Silver Surfer aparece por primera veza antes los héroes, la película mejora notablemente gracias a escenas de acción decentes – incluyendo una entretenida persecución entre Johnny y el Surfer – y al hecho de que al menos los protagonistas no pasan toda la película sin hacer nada hasta el final. Ayuda el hecho de que los efectos especiales son mucho mejores en esta ocasión, y el Surfer – quien para un plus tiene la voz de Laurence Fishburne - en sí es particularmente impresionante, aunque los técnicos nunca llegan a ser capaces de hacer creíble o al menos no ridículamente falsa y un poquito aterradora la presentación de los poderes elásticos de Reed.

Para el final, la película abandona totalmente cualquier pretensión de ser más que una serie de efectos especiales en combate, y sorprendentemente eso la hace más entretenida. Ni siquiera la polémica apariencia de cierto personaje icónico de los cómics en esta película molesta demasiado; hay que ser honestos, de todos los problemas que tiene la película, ese es bastante insignificante.

Como un todo, esta secuela se acerca mucho más al objetivo de entretenimiento desenfadado que la primera entrega evidentemente quería alcanzar, aunque aún se queda corto. Aún es un filme increíblemente pobre, falto de inspiración e imperdonablemente poco memorable, pero al menos no es ofensivamente malo. Es malo de una forma más común y corriente.

Los 4 Fantásticos (2005)

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