Memorias del stronismo

“Cuatrinomio de oro”

Sabino A. Montanaro, Adán Godoy, Mario Abdo Benítez y Eugenio Jacquet, integran el famoso cuatrinomio de oro. Así se conocía al grupo de hombres más cercano a Stroessner, quienes eran cómplices de los crueles abusos cometidos durante la dictadura.

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Uno de los hombres más fuertes de la dictadura stronista fue Sabino Augusto Montanaro, ministro del Interior desde 1966. Se mantuvo en el cargo hasta el derrocamiento del dictador. Además, fue vicepresidente de la Junta de Gobierno del Partido Colorado y parlamentario. Fue uno de los colaboradores más sanguinarios de la dictadura.

Montanaro fue acusado y denunciado por crímenes de lesa humanidad y por múltiples atentados contra los derechos humanos. Para muchas víctimas, fue uno de los principales ejecutores de la represión y persecución a la oposición paraguaya.

Luego del golpe de Estado contra Stroessner, Montanaro se refugió en la casa de Federico Regúnega, cónsul honorario de Honduras, pidiendo asilo político. Desde que le concedieron la medida diplomática vivió en Tegucigalpa y se convirtió en predicador evangélico. Luego regresó a Paraguay en 2009.

Falleció en el 2011, en su vivienda ubicada en el microcentro, donde cumplía arresto domiciliario por procesos penales.

En cuanto a Adán Godoy Giménez, se desmpeñó como ministro de Salud desde 1969. Fue desplazado recién tras el golpe militar de 1989 que acabó con el oscuro reinado de Stroessner.

Posteriormente fue enviado a prisión, donde cumplió una breve condena por corrupción durante su desempño como titular de la cartera sanitaria.

Se rumoreaba fuertemente que Godoy Giménez se alzaba con el sueldo de 800 funcionarios públicos fantasmas y que era una suerte de campeón de las inauguraciones de hospitales con equipamientos quita y pone.

Mario Abdo Benítez fue el secretario privado de Stroessner. Aunque  muchos ponen en duda su inteligencia y su escasa preparación académica, sin duda tuvo pasta para cumplir su rol de ser la mano derecha de uno de los presidentes más temidos de la historia paraguaya.

Varios chistes y burlas dirigidas a él se generaban en el entorno, por su supuesta ignorancia. Sin embargo, supo desempeñarse en su papel que demandaba atención en todo momento.

El 2 de febrero de 1989 fue detenido en la ciudad Presidente Stroessner. Luego lo imputaron y procesaron por enriquecimiento ilícito, aunque finalmente lo liberaron.

Eugenio Jacket también constituyó uno de los principales cómplices del régimen stronista. El inegrante del cuatrinomio, tildado por los opositores como “cuatridemonio”, fue ministro de Justicia y Trabajo.

Tras el golpe del 89 estuvo preso por cinco años, acusado de enriquecimiento ilícito y tras ser liberado se alejó de la política.

Estos cuatro hombres son sin duda los más influyentes del régimen dictatorial. Sin embargo, también hubo otros que merecen ser mencionados.

Uno de ellos es  Patricio Colmán, un general de mucha confianza del dictador, quien se hizo famoso por la brutalidad con la que dirigió la tortura y ejecución a sangre fría de prisioneros de los intentos guerrilleros de comienzos de los años '60.

Además, fue quien imitó un método de tortura que habría sido muy utilizado en Argentina en los años '60. El mismo consistía en arrojar prisioneros vivos desde aviones en vuelo a las aguas del río Paraná. El temido hombre falleció en los Estados Unidos en agosto de 1972.

Otro cómplice de este sistema totalitario que afectó a nuestro país se llama Ramón Duarte Vera, quien fue jefe de la Policía de la Capital durante 10 años. Mientras se mantuvo en el cargo llovían las denuncias en su contra por torturas y maltratos a detenidos políticos.

Duarte fue sentenciado a 13 años y medio de cárcel por violaciones de los derechos humanos. La condena se registró el 30 de diciembre de 1999.

Alberto Buenaventura es el nombre de otro que también fue activamente partícipe del régimen stronista. Era conocido por la atemorizada ciudadanía de aquel entonces por sus intimidantes interrogatorios.

Él comandaba el equipo de torturadores que además se encargaba de formular las preguntas a los prisioneros políticos. Sobre él pesan innumerables muertes de opositores a la dictadura, muchos de los cuales ni siquiera fueron identificados.

Por estos asesinatos y por diversas torturas, fue detenido en agosto de 1989, luego procesado y condenado a prisión.

Pastor Coronel también se sumó a la lista de responsables. Él era el líder de los “Macheteros de Santaní”, un grupo de asalto que desfilaba en los aniversarios partidarios con los machetes en alto, ejerciendo presión en los presentes.

Convirtió el Departamento de Investigaciones en un centro de represión política y tortura sistemática a opositores apresados. Archivos hallados en 1992 demuestran el orden obsesivo con el que eran documentadas las actuaciones contra los prisioneros.

Fue capturado luego del golpe y condenado a 25 años de encierro. Falleció tras las rejas en el año 2000, aquejado por múltiples enfermedades.

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