Lady gaga

Lady Gaga invade Paraguay

Un show de enorme espectacularidad y calidad musical fue el que Lady Gaga dio anoche en el Jockey Club de Asunción.

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Intrépida, juguetona; irreverente y talentosa. Con una puesta en escena ambiciosa y con claras influencias de la reina del pop, la estrella mundial de 26 años incluyó al Paraguay como parte de su gira internacional, en el Personal Pop. Y hechizó a unas 40.000 personas, según cifras oficiales, que quedaron rendidas a esa parafernalia que la hace única.

La reacción al anuncio de hace un par de meses en el que se confirmaba que Lady Gaga, una de las artistas más relevantes y exitosas del momento, tendría a Paraguay como una parada en su suntuosa gira mundial “The Born This Way Ball” fue como pocas, llenando las redes sociales de miles de voces celebrando la noticia y no pocas mostrándose en desacuerdo dada la polémica que la “mother monster” siempre despierta.

Iba más allá de la música, el concierto estaba destinado a ser –de una forma u otra– todo un evento en el más amplio sentido de la palabra, uno de características inéditas para los espectáculos celebrados en Paraguay, un país que recién desde el año pasado comenzó a establecerse como punto de parada obligatoria para los más grandes artistas del mundo, un estatus que queda más consolidado que nunca luego de lo que tuvo lugar anoche.

Y es que la infraestructura que mueve Gaga con sus sorprendentemente elaborados espectáculos, ricos en maravillosos escenarios, extravagantes y vistosos vestuarios y una teatralidad que pocos artistas se permiten.

Llevó días a los organizadores poner a punto el Jockey para el masivo espectáculo, preparando el gigantesco escenario que albergaría la “Haus of Gaga”, el icónico castillo que sirve como escenario de los shows de la artista pop y que es en sí mismo algo digno de ver, una maravilla de secciones que se abren y cierran, suben y bajan, mostrando distintas facetas a lo largo de los conciertos.

Ya desde el sábado pasado, los fans comenzaron a acampar fuera del Jockey Club con curiosos disfraces con la esperanza de ser incluidos en el “Monster Pit”, el espacio dentro de la pasarela circular anexa al escenario; unos 500 de estos fans más dedicados fueron finalmente recompensados.

Gaga arribó a Paraguay en la noche del pasado domingo, ante el furor de numerosos admiradores que la recibieron en el aeropuerto y en su hotel; en ambos lugares, la artista se tomó un tiempo para saludar a los fans.

Finalmente, llegó el día y, como en los más grandes conciertos que tuvieron lugar en el hipódromo capitalino, desde tempranas horas comenzaron las filas. Hacia las 16:30, como estaba programado, los portones se abrieron y la multitud comenzó a colmar los distintos sectores del Jockey Club.

La música comenzó alrededor de las 18:00 con la banda paraguaya de pop Diva, un enérgico grupo de trayectoria relativamente corta –inició sus actividades en 2007–, pero que ya ha sido soporte de otros grandes nombres como Miley Cyrus y los Black Eyed Peas, en sus respectivos shows en Paraguay, en 2011.

Los siguió Lady Starlight, la DJ estadounidense que acompañó a Lady Gaga desde sus inicios en la música y es responsable de la primera etapa de la cantante caracterizada por el uso de estrafalarios disfraces. Starlight dio un peculiar espectáculo con sets de música de géneros que iban desde el rock clásico hasta la música electrónica, mientras la artista paseaba por el escenario de forma teatral, bailando lentamente o bebiendo de una botella mientras lanzaba al público enigmáticas miradas.

Con cada vez más público en el hipódromo, a las 19:45 –con mucha anticipación respecto a lo que estaba programado- salió al escenario The Darkness, mostrando sus dotes de enérgico rock, que iba de lo pesado a lo clásico, recordando por momentos a bandas de punk rock y metal o a íconos como AC/DC.

“Every Inch of You”, “One Way Ticket”, “Nothing’s Gonna Stop Us” y “Get Your Hands Off My Woman” fueron algunos de los temas que los británicos liderados por Justin Hawkins interpretaron para el público paraguayo, con el que se encontraban por primera vez.

Tocaba, pues, esperar de nuevo cuando The Darkness abandonó el escenario y la emoción crecía, pues seguía la atracción principal, y los últimos fans iban llenando los sectores del Jockey; mientras la luna llena se asomaba entre ominosas nubes que horas atrás habían causado molestia y temor al producirse una lluvia de intensidad leve en Asunción, pero que ahora simplemente formaban parte de un impresionante cielo parcialmente nublado. La naturaleza parecía no tener objeción para que se realice el show.

Pasaban las 21:10 cuando, por fin, las luces del escenario se apagaban y el grito de los fans se convertía en una verdadera explosión. Finalmente, a las 21:20, el enorme telón que cubría el escenario desapareció, revelando la impresionante “Haus of Gaga” e hizo su aparición la cantante, y como no podía ser de otra forma, su entrada fue espectacular, montada en un caballo con armadura y rodeada de bailarines personificando a guardias armados con rifles de asalto, para abrir el show con “Highway Unicorn”.

La artista se desplazaba alrededor del escenario, mientras la torre principal llevaba su rostro. Una cabeza sin cuerpo identificada como Mother G.O.A.T. aparece encima del castillo, anunciando que la “alienígena” Lady Gaga escapó, y –ataviada con un traje con estructura metálica que le daba una apariencia alienígena–, Gaga prosiguió el show con “Government hooker” mientras ejecutaba una sugestiva coreografía con un bailarín con un traje metálico parecido al de ella. Una mesa servía para proseguir con el juego. Luego de esto, desapareció del escenario.

Reaparecería momentos después encima de una versión inflable gigante de lo que parecía el vientre hinchado y las piernas abiertas de una mujer, gritando y gimiendo de agonía como si estuviera dando a luz, culminando sus gritos con un fuerte “¡Asunción!” y luego desapareciendo para literalmente “nacer” de entre las piernas inflables para interpretar –lógicamente- el tema que da nombre a su más reciente disco y a su actual gira mundial, “Born This Way”, causando una explosión de delirio entre las miles de personas presentes, quienes corearon a viva voz y bailaron durante toda la canción.

En tanto, el tecladista se dejaba ver en una de las puertas del castillo, mientras el juego de luces tomaba protagonismo. El 'playback' se evidenciaba cada tanto; sin embargo, no opacaba su lucidez vocal.

Con un nuevo atuendo blanco, Gaga prosiguió con “Black Jesus +Amen Fashion”, que fue acompañado por el público con las manos formando las garras que identifican a los “pequeños monstruos” de la artista, que luego interpretó “Bloody Mary”, mientras el público seguía en la locura absoluta y los bailarines mantenían una coreografía bien definida.

“¿Están listos para pasar un buen momento?”, preguntaba la estrella. Y el público respondió de la mejor manera.

Tras un breve mensaje de la inquietante presencia de la Mother G.O.A.T., la fachada del castillo se abre en dos para revelar a Gaga vestida con un traje blanco con máscara del mismo color, que saluda en español a sus “pequeños monstruos” y procede a interpretar otro de sus grandes éxitos: “Bad romance”. “¡Paraguay! ¿Se sienten bien esta noche?”, preguntaba, una y otra vez.

Con un nuevo traje, la artista da un monólogo asegurando a su público que “soy ustedes” y que “compartimos esperanzas, sueños y un futuro”, tras lo cual es “traicionada” por sus bailarines de negro y llevada a rastras de vuelta al castillo, donde aparece en el tercer nivel, armada con un rifle mientras interpreta “Judas”, haciendo gala de gran energía al bailar y recorrer la gigantesca estructura, que momentos después es iluminada de rosado y adquiere la apariencia de una casa de muñecas desde la cual la cantante, correspondientemente vestida ahora de rosa, hace estallar el hipódromo con el tema que la lanzó a la fama mundial en 2009: “Just Dance”.

“Estoy tan feliz de estar aquí, nunca soñé que sería capaz de venir hasta aquí para actuar”, comentó la cantante a su público, al que agradeció por comprar las entradas y presentarse al show. “Sé que todos trabajan y que gastaron buen dinero para estar aquí”, reconoció la artista.

“¿Quién aquí tiene que trabajar mañana?”, preguntó Gaga, recibiendo como respuesta un enorme estruendo. “No me importa un carajo, ¡quiero que esta noche canten y bailen, y que mañana tengan la peor resaca de su vida!”, respondió, con una bandera paraguaya en la mano.

El show siguió con las movidas y celebradas “Telephone” y “Heavy Metal Lover”, que la cantante interpretó mientras paseaba por el escenario en una motocicleta. Los bailarines, siempre vestidos de negro, la acompañaban de la mejor manera.

Luego de la canción, la artista entró de nuevo en confianza con sus fans, desafiándolos a ser lo suficientemente valientes para que no les importe lo que los demás piensen de ellos. Allí, hizo referencia a la libertad en la identidad sexual. “Yo solo quiero ser como soy yo. Sé quien eres, seas heterosexual, gay, transexual...”.

Comenzaron a llover las prendas de ropa y demás objetos similares al escenario desde el “Monster Pit”, y la cantante, sentada y con la camiseta de la Albirroja en manos, comenzó a examinar lo que le regalaban sus fans, volviendo loco al público cuando, tras encontrar una muñeca de Ariel, la protagonista de la icónica película animada “La Sirenita”, se puso a cantar una canción de aquel clásico animado de Disney.

“¿Se están divirtiendo?”, preguntaba Gaga, mientras volvía a un ameno diálogo con sus fans.

Tras probarse algunas de las prendas, la artista se acercó al “Monster Pit” y seleccionó a cuatro fanáticos, a los que invitó al escenario para la emoción de estos, a quienes Gaga recibió con besos y abrazos, y junto a ellos interpretó la emotiva “Hair” y la enérgica e imponente “You and I”, siempre dejando en claro su luminosa energía y química con el público. Una sonriente Gaga corría por el escenario, bandera en mano, con sus cuatro invitados especiales –por demás emocionados– detrás.

Siguió “Electric chapel”, adecuadamente acompañada por una especie de capilla cristiana transparente delineada por brillantes luces de colores en el medio del escenario, tras lo cual la cantante vuelve a abordar su biciclo y abandona el escenario.

Una guitarra acústica suena en el silencio mientras que aparece el guitarrista, vestido como un sacerdote, mientras que por lados opuestos del castillo bajan un novio y una novia vestidos para una boda; en realidad ambos son hombres. El ritmo de la guitarra flamenca crece en intensidad cuando el “sacerdote” niega con la cabeza ante los novios, y algunas secciones del escenario se abren revelando enormes cortes de carne entre los cuales viene colgada Gaga, con un vestido que a su vez asemeja estar hecho de carne.

Mientras se desarrolla la trama de los novios en el escenario, la cantante interpreta “Americano”, que culmina cuando, en el clímax de la canción, la “novia” asesina al novio con un fusil. Al ritmo de otro de sus “hits” mundiales, “Poker face”, Gaga canta y baila sobre un molino de carne gigante que luego utiliza para “moler” a uno de sus bailarines.

Los primeros acordes ya disparaban el más alto entusiasmo. Un nuevo cambio de vestuario revela a Gaga con pantalones y botas militares y un sostén que aparenta estar armado con cañones de rifle, vestimenta en la que interpreta la siempre polémica “Alejandro”. Los bailarines –casi en modo stripers– bailaban sacándose la ropa, acompañados del grito de las fanáticas.

Más tarde, la cantante reaparece en la cima del castillo, con un traje negro, un gorro y un cetro de luz, para interpretar “Paparazzi”, durante la amenazante Mother G.O.A.T. reaparece y acompaña la canción para acabar sangrando por los ojos y la nariz, y eventualmente desapareciendo. “Lo siento, pero tenía que irse… y yo también”, anuncia Gaga. “Asunción, gracias, fue una noche maravillosa, tienen un gran espíritu”, dijo.

Acompañada de su pelotón de bailarines, interpreta la eléctrica "Scheiße”, con el anuncio de que sería “la última canción”. Luego se retira del escenario, que sin embargo no apaga sus luces. No fueron pocos los fans que apuntaron que aún faltaban dos importantes temas de la trayectoria de la cantante, y ciertamente minutos después Gaga reapareció para interpretar “Edge of Glory”, acompañada por un impresionante coro del público.

“¡Muchas gracias! ¡Te amo!”, repetía la cantante, mientras los fanáticos no se cansaban de pedir más.

Esta emocionante interacción se mantuvo en la que resultó ser la canción final del show, “Marry the Night”, con el castillo abriéndose por completo para revelar a numerosos bailarines adicionales a los que se hallaban con Gaga –con, por supuesto, un nuevo cambio de vestuario–. Una verdadera apoteosis sonora y visual.

Mientras se sacaba una capa que llevaba puesta, dejaba escapar un fuerte “¡Buenas noches! ¡Te amo, Paraguay!”. “Pequeños monstruos, los amo!”, repetía de nuevo.

Mientras los bailarines descendían del escenario en sus plataformas, daba cierre a una intensa jornada musical de dos horas que descubrió a una “Mother Monster” real, humana y, a la vez, casi mitológica... de su propia creación.

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