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En una página de internet publicó un aviso sobre la venta de un Chevrolet Corsa Classic 2006. El sábado 21 de abril recibió la llamada de un 0983xx quien le escribió textualmente: “hola señor mepod llamar por qe estoy interesado por tu Chevrolet y no sale tu numero Soy Alan Sherfiz…”.
El protagonista comentó que se comunicó con el supuesto interesado, quien con un tono alemán le indicó que quería comprar el vehículo y que estaba dispuesto a pagar por US$ 6.500. “Fue muy creíbe y quería para su papá y su esposa”, indicó el afectado.
El lunes 23 de abril se comunicó el interesado a las 7:40, avisando que salía de Campo Nueve, departamento de Caaguazú, rumbo a Asunción para comprar el auto.
Todo marchaba bien, el vendedor preparaba toda la documentación hasta que sucedió algo poco usual.
A las 8:34 el cliente llamó a Luna y le contó que el vehículo con el que viajaba tuvo un problema, porque subió la temperatura del radiador. A continuación le pidió que espere.
A las 9:03 –supuestamente en medio de la ruta– consiguió un mecánico que solucionaría el problema.
A las 10:17 nuevamente el comprador se comunicó con Luna y le dijo que por una cuestión de seguridad salió de Ciudad del Este con poco dinero y que no tenía para pagar la cuenta que ascendía a G. 350 mil. Encima el mecánico se negaba a devolver la llave.
El ocasional cliente pasó el teléfono al mecánico, quien explicó a Luna que debía cobrar por el trabajo y le aconsejó que gire dinero a través de la telefónica Tigo.
Nuevamente el cliente habló con el vendedor y le pidió el giro de dinero, con la promesa de devolverlo en Asunción.
Luna cortó la comunicación y ya no atendió las posteriores llamadas de la persona identificada como Alan. Nunca más supo de esa persona.
El afectado manifestó que se trató de un intento de estafa, porque después se enteró de casos similares. El objetivo de los inescrupulosos es aprovecharse de la necesidad de los vendedores ocasionales, con el fin de sacar ventaja.
“Felicidades te has ganado un premio de Mocipar, favor llamar a este número”, es uno de los mensajes más tradicionales enviados desde la cárcel de Tacumbú a usuarios de teléfonos celulares.
Se trata de un mensaje falso que hartamente la empresa Mocipar lo aclaró en estos últimos cuatro años. Como no existe ninguna máquina que bloquee el uso de celulares desde la cárcel de Tacumbú, este intento de engaño sigue vigente.
Cuando uno llama al remitente primeramente no será atendido, pero sí en un segundo intento. Una persona que intenta hacerse pasar por seria, felicita al ganador, pero exige la carga de saldo al mismo celular como condición para la entrega del premio. Es un hecho de estafa que la ciudadanía puede evitar si conoce el modo en que se realiza.