Por una agenda educativa ineludible

Ante los malos resultados de la reforma educativa de los 90’s, la actual clase política tiene la brillante oportunidad de propiciar cambios fundamentales en el sector, para cual es necesaria una nueva e ineludible agenda.

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Una frase que explica con gran claridad la actual coyuntura del sistema educativo nacional es aquella que reza: “Nos encontramos en un momento donde tenemos en el aula a los futuros ciudadanos del Siglo XXI, mientras enseñamos con metodologías del Siglo XX, y -lo peor- con capacidades y mecanismos de instituciones del Siglo XIX”.

Hoy día nadie, mínimamente informado, puede sostener que el estado en que se encuentra el sistema educativo nacional sea el apropiado para generar ciudadanos que el día de mañana estén en condiciones de competir (ni siquiera hablamos de los países desarrollados), sino solo en el continente sudamericano.

Tenemos un sistema educativo que interpela, en el mejor de los casos, estancado, no solamente por la falta de respuesta a nuevas demandas de una sociedad que avanza vertiginosamente, sino -sobre todo- por las deudas históricas de inclusión y equidad para con amplios sectores de la población.

La magnitud de los cambios requeridos (que no se van a poder ver en un solo periodo de gobierno ) para lograr una educación equitativa y de “buena calidad” para todos, desde el inicio y a lo largo de la vida, demanda la mayor transformación de nuestra historia en democracia.

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En este sentido, la organización no gubernamental “Juntos por la Educación”, con diferentes actores del sector oficial y de la sociedad civil, ha participado en la construcción de un nuevo documento (presentado en junio pasado) denominado Propuestas para la Agenda Educativa 2018-2030.

El documento busca convertirse en un ejercicio de planeación y un instrumento de debate y reflexión sobre la necesidad de generar nuevos modos de intervención política, que permitan gestionar la incertidumbre y reconocer la complejidad del campo educativo, abordando la comprensión de los problemas desde distintas dimensiones, miradas y con las herramientas apropiadas.

Ante el inicio de este nuevo periodo de gobierno, “que reabre las esperanzas” de avanzar en los procesos y transformaciones necesarios, y convencidos que un sistema educativo no se refunda en un periodo de gobierno, “ofrecemos en el documento una mirada retrospectiva independiente de los avances de la Agenda Educativa 2013 – 2018", destacó sobre el tema el vicepresidente de Juntos por la Educación, el licenciado Víctor Varela Allegretti.

Dijo que esta “mirada retrospectiva” permite establecer la base para un análisis multidimensional de cada política y eje estratégico, dando cuenta no solo de la complejidad de lo sectorial, sino por sobre todo, de identificar con suficiencia, rigurosidad y exactitud las causas de los problemas para la implementación eficaz de políticas de calidad en nuestro país.

Añadió que ese análisis multidimensional de las políticas arroja claramente “nuevos y viejos desafíos”, en función a los cuales y a la visión que la próxima administración gubernamental que asumirá el 15 de agosto del 2018, deberá encarar una agenda para el periodo de gobierno que le corresponde y a la vez impulsar un proceso de transformación de mayor plazo, con perspectivas de educar generaciones.

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“Lo organizamos en dos dimensiones: la primera, la ‘Agenda de Gobernanza’, que supone una reforma de la cultura institucional y de la gestión basada en evidencia y consenso del Ministerio de Educación y Ciencias, para que éste pueda prestar el mayor servicio y brindar garantía de uno de los derechos fundamentales del ser humano: la educación”, destacó Varela.

Explicó que este apartado, que integra cuatro ejes estratégicos de acción y 16 estrategias de acción, ofrece una propuesta de implementación de acciones de “transformación organizativa y funcional” del MEC, ente rector de las políticas educativas a nivel nacional, encaminadas al fortalecimiento institucional hacia una gestión profesional, competente, basada en evidencias y en la construcción de consensos.

Agregó que, en segundo lugar, se propone una agenda temática, integrando un conjunto de ocho ejes programáticos, 22 iniciativas estratégicas y 8 propuestas de innovación.

Un segundo apartado del reciente documento, que sintetiza políticas educativas basadas en la garantía del derecho a la educación, estableciendo acciones orientadas a continuar, expandir y consolidar algunas iniciativas, así como otras acciones disruptivas, de buenas prácticas y de innovación orientadas al cambio a la reformulación de modelos de gestión perimidos.

Sobre el punto, Varela destacó como “desafío central” el poder “construir sobre lo edificado”, lo cual requiere de madurez y voluntad política, visión de Estado, vigilancia y participación ciudadana. “Además, nuevos hábitos que debemos aprender y practicar como sociedad y sobre todo como instituciones del Estado. Estos hábitos, como pactos sociales cotidianos y la calidad de los desarrollos técnicos, serán favorables para que los esfuerzos realizados se conviertan en cimientos y no nuevamente en cenizas”, afirmó.

Juntos por la Educación estima asimismo que el futuro inmediato ofrece un conjunto de situaciones y acontecimientos que deberán ser “fuente de cambios positivos”, exigiendo planes apropiados y capacidad de anticipación y construcción de consensos en favor de la calidad y la equidad educativa.

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• Durante este periodo gubernamental entrante se cumplirán 30 años del inicio de los cambios en sector educativo del proceso de la transición democrática y 25 años de la puesta en marcha de primer plan estratégico sectorial “Plan Estratégico Paraguay 2020”.

• En el año 2023 habrá de egresar la promoción número 17 de la Reforma Educativa.

• El gobierno saliente deja informaciones de dos mediciones censales del rendimiento académico y de los factores asociados de los finales de ciclo del sistema educativo y el primer resultado de la Participación de Paraguay en las pruebas de PISA-D.

Estos datos e informaciones son decisivas para la toma de decisiones de políticas educativas basadas en evidencia. Por cierto será un hito para el desarrollo de la evaluación de la calidad educativa en el país y más relevante será el uso de dichos resultados para las transformaciones que habrá de encarar.

Contar con esa fuente de datos pone al país en condiciones para la revisión de su progreso educativo, de lo que son capaces de hacer y aprender quienes se encuentren en el sistema educativo. La posibilidad de comparabilidad de los resultados con otros contextos socio económicos ofrece ventajas y oportunidades para encarar cambios sin precedentes.

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• En el año 2023 se cumplirán los 50 años del Tratado de Itaipú. Dada la necesidad de incremento de inversión en el sector educativo este se constituye como una de las principales oportunidades para contar con previsiones de recursos para el financiamiento suficiente de políticas educativas.

• Las opiniones y expectativas sobre una Reforma Constitucional de la Carta Magna vigente son tema de los debates y conversaciones en el ambiente político, ciudadano y mediático.

• Al final del actual periodo gubernamental se tendrá que realizar una revisión del Plan de Desarrollo Paraguay 2030 y su grado de avance en el plano educativo con vistas a profundizar la mejora.

La importancia de la comprensión lectora

Por su parte, el experto en la materia y futuro viceministro de Educación, Ing. Robert Cano, señaló que en un siglo marcado por la competitividad, desarrollar buenas competencias comunicacionales es considerada una de las habilidades esenciales y constituye la base para un pensamiento ordenado.

En consecuencia, -dijo- estas competencias fortalecidas a edad temprana son el núcleo motor para la adquisición de conocimientos en diversas disciplinas. Así lo mencionaba Horacio Álvarez en el año 2016 en su esclarecedor artículo publicado por el BID y titulado: “La comprensión lectora: la competencia más básica, de las básicas del Siglo XXI”.

“Lo manifestado por Álvarez representa el marco de referencia orientador que indica por dónde empezar para consolidar un proceso de mejora de los aprendizajes de los alumnos. Ante la realidad de que el 74% de los alumnos del tercer grado no alcanzan las competencias lectoescritoras esperadas, el aprendizaje de otras disciplinas se verá dificultado y sus consecuencias se extenderán por el resto de la vida escolar", dijo.

En su libro “Shock Educativo”, publicado el año pasado, y donde es coautor con Benjamín Fernández Bogado y Francisco Giménez Duarte, Robert Cano alerta que si a lo anterior se suma el hecho de que en el cuadro docente exista déficit formativo en “disciplinas troncales”, no es de extrañar el lugar que el país ocupa en los rankings internacionales.

El futuro viceministro advirtió que los resultados deben “movilizar a la acción”, y como primera medida urge impulsar un “cambio radical” en la manera en que se alfabetiza a los estudiantes en los primeros años, porque ahí empieza el problema.

“Es necesario dar nacimiento a una nueva generación de estudiantes que desarrollen competencias de comprensión lectora suficientes y habilidades de expresión, de manera a romper la práctica memorística con la que en la actualidad se pretende sustituir las limitaciones”.

Robert Cano señaló que, a diferencia de los modelos tradicionales de enfoque conductista, la práctica pedagógica actual invita a concretar una didáctica adecuada a las características del estudiante del Siglo XXI. “Los nacidos en este tiempo requieren de estrategias pedagógicas atractivas, novedosas, desafiantes e interactivas, a fin de sincronizar sus expectativas con la experiencia cotidiana en el aula”, expresó.

Añadió que para los niños que ingresan al sistema educativo, el prescolar y los tres primeros años de la educación básica representan un “periodo fundamental”, pues incidiendo a edad temprana es posible extender los beneficios de una buena educación por el resto de la vida escolar.

Mencionó que los procesos de alfabetización e iniciación a la lectoescritura deben tener en cuenta las características de cada niño desde una perspectiva amplia, donde se respete su nivel de desarrollo, su realidad social, lingüística y cultural. “Tradicionalmente, los procesos de alfabetización del Paraguay han logrado en su mayoría el modelo de destrezas”, manifestó.

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Aclaró que este modelo, sin embargo, se caracteriza por el rol directivo y unidireccional del docente, el énfasis en el deletreo y silabeo, la utilización del texto fuera del contexto significativo del niño y la omisión de su realidad lingüística, con una alfabetización altamente preferencial en lengua castellana.

“Estos procesos tradicionales han sido revisados por el MEC y como resultado se han implementado nuevas estrategias en escuelas focalizadas, a fin de mejorar la práctica pedagógica en el aula. El desafío es complejo, pues no se limita únicamente al diseño de materiales con un nuevo enfoque, sino también a la capacitación de todos los docentes y demás actores educativos, quienes serán los que finalmente implementarán estas innovaciones en el aula”, indicó, entre otras cosas.

El idioma guaraní se habla en el 59,2% de los hogares, mientras el castellano se habla en el 37,5%. En las ciudades el castellano es hablado por el 54,7% de los casos, mientras que en el campo la lengua más hablada es el guaraní, alcanzando el 82,7% de los hogares como lengua predominante (Lafuente, Marta 2009: “La experiencia del sistema del sistema nacional de evaluación del proceso educativo SNEPE, en Paraguay). Esta realidad obliga al sistema educativo paraguayo a considerar seriamente el enfoque lingüístico en los procesos de alfabetización.

Cano señaló que en conversaciones con pedagogos, lingüistas, antropólogos, sicólogos y hasta sociólogos, se plantea la hipótesis del gran impacto que la deficiente alfabetización tiene, no solo en los resultados educativos, sino también en las características mismas de la cultura paraguaya.

Añadió que por muchos años se ha querido borrar de los procesos de alfabetizació al idioma guaraní, obviando un concepto elemental de la pedagogía cual es el enseñar a leer y a escribir en la lengua materna. “La utilización de una pedagogía desfasada y el incorrecto abordaje de la lengua de alfabetización es un error sistemático y recurrente que se da todos los años”, aseveró.

Dijo que esta situación puede ser una de las causas que expliquen el hecho de que apenas uno (1) de cada cuatro (4) niños desarrolle suficientes capacidades de comprensión lectora al culminar el tercer grado, y dados los efectos negativos de esta experiencia representa para los niños de lengua materna guaraní, también podría ser parte explicativa de lo que a futuro se traduce en la baja autoestima y el temor a expresar las ideas que caracteriza a un porcentaje importante de los jóvenes y adultos en la actualidad.

Afirmó que el “shock educativo” requiere romper con esa práctica e innovar hacia una nueva pedagogía, respetando la lengua materna de los educandos e impulsando a su vez el aprendizaje de idiomas extran.

En ese mismo contexto, el próximo viceministro propuso reflexionar acerca de la “utilidad práctica” de la enseñanza del idioma inglés en los últimos años de la educación media, dado que menos del 40% de los docentes que enseñan esta asignatura tiene las competencias para hacerlo.

“Si está más que demostrado que cuanto más temprana es la enseñanza de idiomas, tanto mayor es la eficiencia de los aprendizajes, entonces por qué no hacer el esfuerzo por brindar a los niños la oportunidad de desarrollar ese talento natural, instalando el aprendizaje del idioma inglés ya en los primeros años del ciclo escolar”, mencionó.

Acotó que pretender llegar a resultados de aprendizaje de este idioma en la educación media, con un par de horas a la semana desarrolladas por docentes que no tienen competencias requeridas, “no tiene mucho sentido práctico”. “Si se realiza una consulta a cualquier estudiante egresado de la educación media de los colegios de gestión oficial acerca de si pudo aprender algo de inglés en esos últimos años, la respuesta probablemente será un rotundo no”, enfatizó.

Por otra parte, dijo que preservar la enseñanza del guaraní en los 12 años de educación “es mandatorio”, pero que los estudiantes deben y merecen fortalecer fundamentalmente sus competencias en la lengua castellana e inglesa, que son las de uso práctico en el competitivo Siglo que les toca enfrentar.

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