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Las alarmantes cifras que enlutan a familias de motociclistas desde hace unos 15 años (cuando estos eventos de tránsito aumentaron del 5 al 55%) aparentemente no son suficientes para que las autoridades hagan cumplir las leyes. La ley está vigente, con multas para quienes se suben a una moto sin tomar las debidas precauciones, pero es letra muerta en las calles y rutas del país.
Prueba de esto es que el 80% de los motociclistas no usa el casco protector, aunque es obligatorio. Tampoco se ponen chalecos reflectivos ni otros elementos de seguridad. El 20% se pone casco, según un estudio del Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Tránsito, pero sólo por el temor a ser multados y no precisamente por estar conscientes de que sus vidas corren riesgo.
“De cada 100 muertos, 80 no tenían casco; es decir, las campañas y los plagueos constantes no han dado el resultado esperado”, lamentó el Dr. Aníbal Filártiga, director del Hospital de Trauma, centro de referencia que atiende a al menos el 90% de los heridos en eventos en el tránsito.
“Usá casco carajo” fue el eslogan de una campaña de concienciación emprendida por dicho centro asistencial y que en su momento dio mucho que hablar.
Remarcó que, teniendo esta experiencia, es necesario crear conciencia de que son eventos evitables y, sobre todo, que las autoridades sean las que propicien los cambios aplicando las normas. “Hablo no sólo del que maneja sin tomar las precauciones, sino las autoridades que otorgan documentos a cualquiera. Frente a dos policías que están mirando su celular pasan 500 tipos sin casco y no les multan”, cuestionó.
Otro caso recurrente es el de los padres que suben a sus niños en las motos, sin acatar la norma de que menores de 12 años no pueden viajar en biciclos. Esta es la causa de otra estadística escalofriante dada por el Dr. Filártiga: “El 10% de los muertos en accidentes de tránsito son niños”.
En este punto, el Abog. Alberto González Cabello, director del Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Tránsito, aseguró que no están ajenos a la realidad de muchas familias -sobre todo del interior del país- con respecto a que la moto es el único medio de transporte a su alcance y que generalmente es utilizada por sus padres para llevarlos al colegio, considerando la distancia entre sus hogares y las instituciones educativas.
“Esos menores de 12 años, como ya ni siquiera pueden estar en las motos, no les puedo exigir tampoco yo que usen el casco. Yo quiero que se salven vidas de cualquier manera, no es lo que dice la ley, pero si lo van a tener que hacer, póngale casco. Nos encontramos con un callejón ahí. Son soluciones que tenemos que trabajar”, reconoció.
Agregó que el hecho de que las motocicletas retenidas se acumulen en comisarías muestra de que los controles se cumplen pero el problema sigue. Por eso trabajan en soluciones diversas para atacar el flagelo en todos los ángulos, sobre todo a partir de la aplicación reciente de la Ley Nº 5.016 Nacional de Tránsito y Seguridad Vial, que data de 2015.
Al año son 1.200 los muertos en siniestros de tránsito a nivel país. De ellos, la mitad son motociclistas. Anualmente, 13.000 heridos en motos llegan al Hospital de Trauma, de los cuales al menos 2.000 tienen traumatismo craneoencefálico. “En las muertes, el cráneo está involucrado generalmente. Y aquellos que no mueren, y hasta diría, aquellos que no tienen la suerte de morir, cuando tienen un traumatismo craneoencefálico, quedan secuelas. Esto es, una persona que está en una cama no puede moverse, se llena de escaras y se muere infectada a los seis meses porque en sus casas no tienen la infraestructura para cuidar pacientes con esas características”, comentó el Dr. Filártiga, y -a reglón seguido- agregó que son entre 80 y 100 pacientes los que quedan cada año en estas condiciones tras salir de alta.
Según explicó el representante de la Agencia Nacional de Tránsito, en el último registro anual nacional (2017) se reportan 62.000 lesionados en siniestros de tránsito y el año anterior (2016) más de 40.000. “Es decir, se suman de a 20.000 cada año y estos lesionados derivan en unos 300 discapacitados permanentes, personas que quedan con alguna secuela de por vida, cada año”, informó.
Al referirse a las edades, el pico máximo de los afectados está entre 15 y 29 años, siendo de 19 a 24 -etapa de mayor florecimiento de la vida- la que resulta más afectada. “Es cuando termina la etapa de formación y tiene que empezar a desarrollarse como ciudadano útil para el país”, señaló.
En este sentido, dijo que, además del factor afectivo, es decir, lo que significa la pérdida de una vida, también se encuentra el factor económico, ya que una persona que está una semana en cama implica una pérdida económica para su familia y para toda la realidad nacional.
Solo el principal hospital de atención de trauma de la capital destina un monto anual de alrededor de US$ 100 millones a los heridos. Filártiga, en este punto, señaló que un paciente en terapia intensiva cuesta entre G. 5.000.000 y G. 6.000.000 por día.
Detalló que el presupuesto del nosocomio es de US$ 30.000.000 a US$ 35.000.000, pero luego hay otros aspectos como las ambulancias de Seme, las prótesis, los gastos de transfusión de sangre, medicamentos y el lucro cesante, que tiene que ver con los jóvenes que quedan discapacitados en plena edad productiva. Muchos de ellos eran el sostén de su familia, antes de accidentarse.
Recordó que luego del siniestro, ya en el Hospital de Trauma, los pacientes tienen el servicio prácticamente gratis, considerando que se les piden algunos insumos o medicamentos que ya no quedan por la gran demanda que deben cubrir, pero esto, según asegura, no superaría el 5% de lo que se gasta en el que es atendido.
Ambos coincidieron en que el factor humano sigue siendo la principal causa de dichas tragedias viales, plasmadas a través de la imprudencia, el exceso de velocidad, el consumo de bebidas alcohólicas y el consumo de drogas. La falta de educación vial también es un factor preponderante y, en este sentido, según González Cabello, trabajan en ir cambiando esta realidad, con acciones como la unificación de las licencias de conducir.
“Ahora controlamos a los municipios. Una vez que eso se corrobore podemos controlar a la ciudadanía, con la exigencia de conocer la ley y, posteriormente, queremos aplicar el sistema por puntos, que a la multa pecuniaria acompañe la pérdida de puntos para los casos de reincidencia”, adelantó.
En los últimos 15 años, la dinámica de los siniestros de tránsito ha cambiado notablemente en Paraguay. En 2003, las muertes de motociclistas representaban menos del 5% del total de decesos por siniestros de tránsito y en 2015 llegaban al 55%. Las víctimas son en su mayoría jóvenes y generalmente de escasos recursos.
Asimismo, entre 2011 y 2017, el parque automotor total se ha duplicado y el de motocicletas, triplicado, más que de cualquier otro tipo de vehículo, pasando de 270 mil a 700 mil motos en apenas 6 años.
El concurso “Rodando ideas” busca soluciones novedosas a esta problemática desde el ámbito de la creatividad y la tecnología. Es organizado por el BID y el CIRD, con el apoyo de instituciones estatales y privadas, que otorgarán un total de US$ 50 mil a las cinco mejores propuestas.
El certamen busca la promoción de soluciones innovadoras para abordar desafíos relacionados con la seguridad vial de los motociclistas en Paraguay. Se seleccionará hasta 15 finalistas que recibirán entrenamiento y mentorías, y luego se elegirá hasta cinco propuestas ganadoras que obtendrán capital semilla e incubación personalizada por valor de US$ 10.000 por propuesta para la implementación de su idea. Para más información, haga click aquí.