Semejanzas Stroessner-Cartes

De un tiempo a esta parte, una serie de evidencias emitidas desde el gobierno de Horacio Cartes han elevado las alertas de la posible instalación de un nuevo régimen autoritario. Varias son las similitudes entre el cartismo y el stronismo.

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El cartismo encontró eco favorable en su intento por revivir la tristemente célebre “Voz del Coloradismo”. Apenas unos días después de que el vicepresidente Juan Afara y el titular de la ANR, el diputado Pedro Alliana, encabezarán una reunión en la que referentes del gobierno prometieran a dueños de emisoras de radios pautas estatales a cambio de que difundieran “buenas noticias” de la gestión de Horacio Cartes, un grupo de propietarios de medios radiales de Concepción decidieron agruparse para adherirse al plan.

Es claro que las sombras de los años más duros de la dictadura stronista siguen rondando y cada tanto se dejan ver entre quienes detentan cargos en los poderes del Estado. Sin embargo, desde hace semanas que el gobierno de Horacio Cartes ha dejado entrever algunas posturas que hacen que el nivel de alerta sobre la posibilidad de instalación de un nuevo régimen autoritario se eleve.

De hecho, un detalle no menor es que varias figuras fuertemente marcadas por su cercanía con el régimen stronista forman o formaron parte en algún momento del gabinete de Cartes y de su entorno más cercano.

Uno de esos personajes vinculados al stronismo es Darío Filártiga, asesor político de Cartes y uno de los hombres más cercanos al presidente. Según relatan fuentes del Poder Ejecutivo, Filártiga es uno de los que no se despega del mandatario hasta altas horas de la noche, cuando aquél se va a descansar y es uno de los primeros en estar junto a él, temprano en la mañana.

Así como Filártiga es fiel a Cartes, así fue ferviente colaborador del gobierno de Alfredo Stroessner y, en particular, del terrible ministro del Interior del dictador, Sabino Augusto Montanaro. De hecho, el hoy asesor político del presidente llegó a ser viceministro de esa cartera, una de las encargadas de la persecución y desaparición de disidentes y opositores.

Tan cercana era la relación de Filártiga con Stroessner, que cuando el tirano murió en 2006, éste viajó a Brasil y fue uno de los oradores durante el sepelio del dictador, quien dejó este mundo sin haberle rendido cuentas a la Justicia.

Como tantos otros stronistas devenidos en demócratas tras la caída del régimen, Filártiga siempre supo ubicarse bien en estos 28 años de democracia. En el gobierno de González Macchi fue titular del IPS, donde fue acusado de supuestos hechos de corrupción.

Otro que también jugó un papel importante en los años de la dictadura fue Eladio Loizaga, actual canciller del gobierno de Cartes. El mismo fue incluido por el historiador Nemesio Barreto en una acusación genérica contra el Partido Colorado, por crímenes de lesa humanidad.

Empezó su carrera como funcionario diplomático durante los años de la dictadura y terminó siendo secretario privado de Andrés Rodríguez, el compadre del dictador que terminó encabezando el golpe de Estado que lo derrocó.

De acuerdo a documentos de la Comisión de Verdad y Justicia, Loizaga fue uno de los promotores y colaboradores en la elaboración del acta preparatoria del XII Congreso Anticomunista Latinoamericano, además de ferviente integrante de la Liga anticomunista, conocida en inglés como World Anti-Communist League (WACL). Esta organización de extrema derecha fue creada en 1966 en Taipei, según un recuento del diario español El Mundo, y colaboró en forma estrecha con la aplicación del Plan Cóndor en América Latina.

Si bien hoy ya no forma parte del gabinete cartista y hasta dice estar enfrentado con Cartes, Bernardino Soto Estigarribia es otro de los bendecidos de la dictadura que estuvo bien ubicado con el gobierno actual. El general retirado fue el primer ministro de Defensa de la administración actual.

Soto Estigarribia formó parte del Regimiento Escolta Presidencial de Alfredo Stroessner, cuerpo utilizado como centro de detención desaparición de los opositores, de acuerdo a informes de organismos abocados a la defensa de los Derechos Humanos, y fue instructor en la tristemente célebre Escuela de las Américas.

Cuando Soto Estigarribia fue apartado del cargo, Cartes puso en su lugar a otro hombre agraciado de la dictadura, Diógenes Martínez, quien fuera juez durante los años de la dictadura y tras la caída del régimen elegido Fiscal General del Estado.

Más allá de los nombres repetidos, hay una serie de semejanzas que demuestran el perfil autoritario que se comienza a delinear cada vez más en el gobierno cartista. Aquí algunas de ellas:

1 - El líder único


“No hay otro candidato que no sea Horacio Cartes”. Lo repiten hasta el cansancio los referentes del oficialismo colorado. Sea el ministro de Hacienda, Santiago Peña; el diputado Hugo Velázquez o cualquier otro. Bajo esta premisa, el cartismo intenta atropellar la Constitución Nacional para instalar por la vía ilegal de la enmienda la figura de la reelección presidencial.

Al igual que lo ocurre en estos días, durante los años de la dictadura solo se reconocía a Alfredo Stroessner como líder y “salvador” del partido y la patria. Hoy, 28 años después, el único líder tiene otro nombre: Horacio Cartes.

2 - El Estado es el partido. El partido es el Estado

La “unidad granítica” entre tres componentes eran la viga principal para sostener al gobierno dictatorial de Stroessner. La tríada era compuesta por el Estado, las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado. Todo lo que ocurría en los entes estatales debía ser controlado por los correlís leales al tirano.

Al igual que en los años de la dictadura, el cartismo busca reafirmar cada vez más la identificación del partido con el Estado. Los disidentes, opositores o críticos son apartados de los cargos y en su lugar aparecen aquellos que juran lealtad al líder. Un ejemplo de ello es que la semana pasada autoridades del gobierno ofrecieran pautas estatales a emisoras de radio, no sin antes pedirles que fueran “la voz de la dirigencia, del partido y del gobierno del señor don Horacio Cartes”.

3 - Adhesión obligatoria

Durante los años de la dictadura stronista, obtener un puesto en las instituciones del Estado era impensable si no se presentaba antes el carnet de afiliación a la ANR. Y para seguir en los puestos claves era necesario demostrar públicamente lealtad al Partido Colorado, a Stroessner y a su gobierno.

En la actualidad, esa práctica volvió. Un ejemplo de ello fue la convención colorada de octubre pasado, durante la cual Cartes anunció la remoción de Francisco De Vargas del Ministerio del Interior no por su mala gestión sino por su afiliación liberal. En la misma convención, el otro liberal del gabinete, Santiago Peña, corrió a afiliarse al coloradismo a las apuradas.

4 - La Constitución, letra muerta

Para el dictador y los suyos, la Constitución Nacional era mera letra muerta, apenas una molestia para alcanzar lo que se proponían y que podía ser modificada al antojo del mandamás. El cartismo vuelve a mostrar esa misma lógica con el intento de enmienda ilegal para instalar la figura de la reelección.

5 - Espionaje al enemigo

Esto era toda una institución dentro del gobierno stronista. Personas controlaban y seguían a los “enemigos” en la calle, frente a los domicilios, en el trabajo y hasta en reuniones sociales.

Actualmente, cada vez son más las evidencias de que el espionaje sigue vigente, utilizando la vieja técnica del “pyragüereato” o con sofisticados equipos y software adquiridos por el gobierno en los últimos años y sobre cuya utilización nada se sabe. Además, han surgido evidencias de que militares se han infiltrado en manifestaciones sociales y hasta estudiantiles bajo la excusa de la “prevención”.

6 - Sometimiento de la justicia y fiscalía

Stroessner tenía bajo su poder a la justicia, donde estaban ubicados jueces dóciles y venales. La ley era aplicada solo contra el enemigo.

Con Horacio Cartes ha pasado lo mismo. El mandatario dijo estar a favor de la renovación de la Corte Suprema de Justicia, pero cuando el Senado eligió a un candidato luego de un largo proceso de selección que parecía por fin seguir requisitos mínimos de transparencia, el mandatario vetó y terminó eligiendo a dedo de la misma terna a una correligionaria.

El Fiscal General del Estado cuenta con mandato vencido desde diciembre pasado, pero el Consejo de la Magistratura no puede realizar la convocatoria para la elección de un nuevo titular del Ministerio Público porque el cartismo se niega a aceptar la pérdida de un cupo dentro del órgano extrapoder. Al menos 80 cargos del sistema de justicia están paralizados por esta situación y otros 300 que deben ser concursados. Mientras tanto un leal como Javier Díaz Verón sigue al frente de la Fiscalía en lo que es cada vez más una reconducción tácita.

Otro ejemplo del sometimiento de la justicia es la manera en la que jueces y fiscales no procesan a los corruptos ligados al oficialismo o a los que falsificaron firmas en las planillas proenmienda, pero si procesan rápido a gente como Paraguayo Cubas que encabezan manifestaciones contra el gobierno.

7 - Detenciones arbitrarias de civiles

Era común durante los años del stronismo detener en la calle o en otros lugares a los civiles “subersivos” que se oponían al régimen. Una situación muy similar es la que se vive en estos días contra el grupo que llegó de Ciudad del Este para manifestarse contra Horacio Cartes y su leal defensor, Javier Zacarías Irún.

8 - Detenciones arbtirarias de militares

La justicia militar también era manejada por la dictadura, por lo que no solo los políticos opositores eran perseguidos sino también los militares que no comulgaban con Stroessner, autodenominado héroe de la batalla de Boquerón. Al igual que en aquella época, hoy los militares y policías son sancionados o sus ascensos postergados según el humor de sus superiores. Si no, que lo diga el coronel Édgar Duré, quien estuvo detenido más de 100 días por no saludar al comandante de las Fuerzas Militare en un evento social fuera de protocolo.

9 - Negar ubicación de detenidos

La técnica de la policía stronista para eludir a molestos familiares de los detenidos era negar que los mismos estuvieran en los lugares donde iban a preguntar. Días atrás, esta situación se repitió con el caso de un adolescente de 16 años al que la Policía retuvo por formar parte de la manifestación encabezada por Paraguayo Cubas y a cuya madre le negaron tres veces que estaba detenido.

10 - “Buenas noticias”, la voz del coloradismo y el ataque mediático a los enemigos

El gobierno cartista quiere revivir “La Voz del Coloradismo” y la cadena nacional para asegurarse de que la buena noticia de la gestión de Cartes llegue a todo el territorio nacional. Para ello referentes oficialistas ofrecieron pautas estatales a los propietarios de radios que se sumaran y se convirtieran en replicadores de las voces oficialistas.

Los cartistas repiten el viejo discurso stronista de que las críticas solo responden a una campaña contra el gobierno o a la falta de la disponibilización de dinero y hasta quieren dar cátedras de qué hay que poner en titulares de tapa. 

Además, los oficialistas utilizan cada aparición pública o mediática para atacar directamente a quienes consideran enemigos del gobierno cartista. Un ejemplo de ello se registró en agosto, luego del ataque durante el cual murieron ocho soldados en Arroyito y al que los referentes cartistas respondieron acusando a opositores y disidentes de ser aliados del grupo criminal EPP. Esta táctica de ataque mediático era muy utilizada también por los stronistas a través de los medios oficiales o alineados al régimen durante aquellos años.

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