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Fabián Forestieri, presidente de Amnistía Internacional en Paraguay, conversó con ABC Color sobre la importancia de luchar contra la discriminación. Paraguay es el único país de la región sin una legislación específica para combatir el flagelo.
Si bien la prohibición de la discriminación es abordada en varios tratados internacionales, numerosos instrumentos de derechos humanos y en la propia Constitución Nacional (Artículo 46), la discriminación sigue siendo una triste realidad en el país.
“La discriminación hacia ciertos grupos sigue latente en el país, ejercida por agentes estatales y la sociedad en general”, aseguró Forestieri.
Por la ausencia de una ley antidiscriminatoria, los atentados cometidos quedan impunes y las víctimas no son restituidas en sus derechos.
“Desde la niña expulsada del colegio por estar embarazada, desde el niño acosado por utilizar determinada vestimenta, desde el adolescente con obesidad, o desde cualquier práctica xenofóbica, existen llagas que día a día llenan de violencia y odio a nuestra sociedad”, sostuvo.
“Hay muchos otros colectivos sociales que viven este dolor inmenso”, explicó Forestieri. En Paraguay, los grupos más afectados son los pueblos indígenas, las personas con diversidad sexual, las mujeres y las personas que viven con VIH, virus causante del sida.
Forestieri aseguró que la discriminación daña las raíces democráticas de una sociedad, promoviendo acciones violentas y sumiendo a familias enteras a un sufrimiento innecesario. En muchos casos, además, la discriminación perpetúa la pobreza existente en ciertos sectores de la sociedad.
“Es inconcebible que la rica diversidad democrática sea aún presa de los prejuicios y el fundamentalismo irracional”, sostuvo.
Forestieri explicó que es importante que el Estado provea el marco legal que permita a una sociedad garantizar sus derechos. Sin embargo, la sociedad entera debe involucrarse en la lucha contra la discriminación.
Esta lucha se basa en derribar la irracionalidad, los prejuicios y los dogmatismos. “Es una tarea cultural y social que nace en la propia familia, se esparce en todos los ámbitos y se cristaliza en un Estado que garantiza a todos y todas el respeto a nuestra carácter de personas”, sostuvo.
Amnistía Internacional Paraguay y las demás organizaciones que integran la Red Contra Toda Forma de Discriminación (RCTFD) impulsan la aprobación del Proyecto de Ley contra Toda Forma de Discriminación, elaborado en el 2003 y presentado a la Cámara de Senadores en mayo de 2007.
“La diversidad humana es una de nuestras mayores riquezas. La misma debe ser protegida por el Estado como un asunto de interés público y una cuestión de derechos humanos”, insistió Forestieri.
La Constitución Nacional de 1992 dispone la prohibición de toda discriminación en el artículo 46, pero éste no está aún reglamentado, por lo que su aplicación es casi inexistente en la práctica.
El Proyecto de Ley contra Toda Forma de Discriminación crea la Dirección General de No Discriminación y se la faculta a recibir denuncias y a abrir sumarios de investigación en relación a hechos de discriminación provenientes del sector público o privado, con potestades expresas para imponer medidas administrativas en los sumarios.
También se establece el concepto de discriminación que se adoptará, aplicando las definiciones contenidas en los instrumentos internacionales de derechos humanos citados, reconocidos por la comunidad internacional.
“Somos iguales, aunque seamos distintos desde nuestra particularidad propia. Y el Estado paraguayo debe promover y defender este principio, hoy tan avasallado por la violencia y el odio”, concluyó.