Salud auditiva no es prioridad

La salud auditiva no es percibida como prioritaria por el Ministerio de Salud porque no existe ninguna política estatal preventiva, lamentan desde la Fundación Visión, que lleva adelante el Programa Ñahendu.

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“Casi nada se trabaja en Paraguay con el tema de audición. No hay políticas públicas para eso. No hay salud auditiva en prevención que pueda ayudarnos a disminuir el riesgo que tienen los niños de quedar sordos”, dijo la Lic. Silvia Riveros, directora del Programa Ñahendu.

La licenciada Riveros manifestó que el 60% de los casos de pérdida de audición que se tiene en Paraguay pudieron evitarse. Por ello, la prevención y la concienciación son elementos muy importantes.

El pasado 3 de marzo se conmemoró el Día Mundial de la Audición y, para marcar presencia, el Foro de la Salud Auditiva del Paraguay, en colaboración con el Programa Ñahendu de la Fundación Visión, la Universidad Autónoma del Paraguay y las Sociedades Paraguayas de Fonoaudiología y Otorrinolaringología, organizaron varias actividades, pero lastimosamente tuvieron muy poco respaldo desde el Ministerio de Salud.

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial, es decir unos 360 millones de personas, padece pérdida de audición, lo que genera discapacidad en unos 328 millones de adultos y 32 millones de niños. La mayoría de estas personas viven en países de ingresos bajos y medianos. Si no se toman las medidas, para 2030 la cifra llegará a 630 millones de personas y para 2050 ascendería a 900 millones de personas con audición discapacitante. En Paraguay no se cuenta con un registro oficial sobre la cantidad de personas con sordera o problemas auditivos. 

“La audición va de la mano del desarrollo del habla en los niños. El bebé va aprendiendo a adaptarse en su ambiente de acuerdo a los sonidos que escucha, comienza a hablar al repetir lo que sus padres le dicen. Entonces, si un niño no escucha bien también afecta directamente a su habla”, dijo Riveros.

Agregó que la principal limitación de la falta de audición es la capacidad de la persona para comunicarse con los demás. “En los niños con pérdida de audición desatendida, el desarrollo del habla se suele retrasar, por eso estamos planteando una detección temprana”, recalcó Riveros.

Desde la Fundación Visión están llevando adelante el Programa Ñahendú, que busca la detección temprana de la falencia auditiva y plantea el proyecto de tamizaje auditivo neonatal, que consiste en hacer pruebas al recién nacido en el área sensorial, además de estudios biológicos. También se está proyectando algunos planes de mejoras que abarca la prevención, el diagnostico precoz, la atención integrada centrada al paciente, el envejecimiento y la inclusión social.

En cuanto a las causas de sordera en recién nacidos podría tenerse en cuenta los antecedentes familiares, infecciones maternas durante el embarazo, falta de oxígeno al nacer e ictericia grave poco después del nacimiento, dijo la licenciada Riveros.

En lo que respecta al niño y el adulto, las causas podrían ser infecciones como meningitis, sarampión, parotiditis y traumatismo de cráneo. En el adulto mayor se debe al proceso natural de envejecimiento, hipertensión arterial, diabetes o al uso de algunos medicamentos.

Un niño podría estar teniendo pérdida de audición si no responde a los sonidos, presenta retraso en el desarrollo del habla, tiene secreciones en los oídos o sufre repentinos dolores de oído u obstrucción.

El adulto podría estar sufriendo pérdida de audición si pide frecuentemente que le repitan los que se le dice, tiende a subir el volumen de la radio o televisión, oye ruidos que no proceden del exterior (acúfenos) o habla muy alto.

Por último, la licenciada Riveros manifestó que para prevenir la sordera se debe evitar la exposición a ruidos fuertes en el trabajo o en el ámbito recreativo, los auriculares se deben usar a un volumen moderado, además de realizarse controles luego de infecciones óticas y de otro tipo como la parodititis o el sarampión y los medicamentos ototóxicos.

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