Obesidad, enfermedad que condena

Ella es Margarita Aguade, de 51 años, una psicóloga social que sufre de obesidad mórbida y de una enfermedad genética. Esos problemas la obligan a estar las 24 horas del día en cama, desde hace más de un año.

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Días atrás, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social informó que el 57% de la población sufre de sobrepeso y obesidad y que el 22% es completamente obeso. Pese al gran número de personas afectadas por este trastorno, no existe una política de gobierno que ayude a las mismas a mejorar su calidad de vida.

Y no hace falta ir muy lejos para saber cómo viven las personas afectadas por esta enfermedad. Margarita Aguade, psicóloga social, vive en un hogar privado desde hace un año. Su espacio es una pieza de tres metros cuadrados, equipada con una cama, un ropero, sillas, una mesita y un televisor.

En todo ese tiempo estuvo en esa pequeña habitación, encerrada, con un televisor, dos celulares y una computadora con internet como únicos vínculos con el mundo. La profesional sufre de obesidad mórbida y a esto se suma un mal genético poco común denominado atrofia muscular espinal Kugelber Welander tipo 3.

Debido a su sobrepeso, nunca más ha podido abandonar esa pequeña habitación donde se encuentra postrada. La última vez que subió a una balanza para conocer su peso corporal fue hace 14 años, y desde entonces, desconoce cuál es su peso.

 

 

La vida de Margarita se vio marcada desde niña por la experiencia de su hermano Jorge Aguade, quien también sufría de atrofia muscular. El mismo, desde muy niño, fue sometido a varios estudios médicos y tratamientos equivocados en Paraguay, lo que empeoró su cuadro. Recién en la Argentina pudo encontrar respuestas acertadas y un tratamiento adecuado tras la “tortura” a la que fue sometido en nuestro país, según comenta Margarita.

La experiencia de su hermano y luego la que ella vivió en carne propia demostraron a toda la familia que el país carece de profesionales capacitados para atender a personas enfermas de manera adecuada, así como que el sistema de salud no se preocupa por verificar que los hogares privados que ofrecen albergue cumplan con los requisitos mínimos de atención.

A esto se suma que los seguros médicos privados tienen limitaciones como por ejemplo la atención a domicilio que es lo que Margarita necesita por su estado de salud. La misma no duda en someterse a un chequeo médico e incluso a una cirugía bariátrica, en caso de que sea necesario.





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