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La entidad recaudadora informaba que entre enero y junio de este año, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) ingresó un total de G. 3.560 billones, registrando un aumento del 4,5% (G. 154.223 millones) en comparación a lo recaudado en el mismo lapso del 2016, cuando ingresaron G. 3.406 billones.
El segundo tributo de mayor recaudación fue el Impuesto a la Renta de las Actividades Comerciales, Industriales y de Servicios (Iracis), con un total de G. 2.183 billones, superior en un 7,4% a lo ingresado el año pasado, de G. 2.033 billones.
En materia de Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), la subsecretaría informa que ingresó un total de G. 288.576 millones, contra G. 230.178 millones del 2016, lo que representa 25,4% más.
Por su parte, el Impuesto a la Renta Personal (IRP) registró un aumento de 27,9%, considerando que en este periodo se recaudó G. 170.924 millones, contra G. 133.649 millones, en el 2016. Hasta aquí, todo bien.
Pero, lo que llamó poderosamente la atención es el aporte del Impuesto a la Renta a las Actividades Agropecuarias (Iragro), que generó una recaudación total de G. 124.041 millones, superior en un 32,8% (G. 30.602 millones) a lo ingresado en el 2016, que fue de G. 93.439 millones.
Si bien es cierto hubo un importante incremento, el aporte global, luego de 13 años de vigencia, sigue siendo paupérrimo, considerando que es una actividad que mueve anualmente enormes volúmenes de producción y dinero, en especial la producción de soja y carne, que representa más del 70% de las exportaciones totales del país.
Además, por la gigantesca diferencia de aportes, me parece que se situación, inclusive, una situación injusta frente a los contribuyentes de IVA, por ejemplo, que es un impuesto indirecto que abona toda la población, pero muy especialmente la gente de escasos recursos, que utiliza entre el 80% y el 90% de todos sus ingresos en el consumo de productos gravados por este tributo.
Consultado al respecto, el economista Amilcar Ferreira afirmó que hasta ahora la recaudación del Iragro ha estado “muy por debajo” de las proyecciones que había hecho el Ministerio de Hacienda cuando fue implementado el impuesto.
Atribuyó la problemática a que aún existe una gran informalidad en el sector, que requiere de una mejor fiscalización que lleve a una mayor eficiencia en la recaudación. “Yo creo que persiste un alto nivel informalidad y evasión todavía. Si se reducen, los productores aportarían más, por supuesto”, subrayó.
Sin embargo, la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) está estudiando la introducción de modificaciones al Iragro, consultando incluso con organismos internacionales, precisamente en la búsqueda de un mayor aporte tributario.
Al respecto, la viceministra Marta González ha informado que para el efecto cuentan con el asesoramiento del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT). La idea justamente es equipararlo con el Iracis, de forma a lograr un mayor impacto recaudatorio.
Hacienda ha planteado que, a cambio de no aplicar el impuesto a la exportación de granos, aumentar la tasa del IVA de 5% a 10% a la soja y productos derivados y modificar el cuestionado impuesto a la renta agropecuaria.
Sobre este último punto, el fisco propone que el sector agropecuario también pague una tasa adicional del 5% en caso de que las empresas distribuyan utilidades y una tasa del 15% en el caso de remesar al exterior las utilidades o dividendos, así como también limitar los gastos deducibles, tal como hoy está establecido para las empresas que tributan el Iracis.
Independientemente de los objetivos de una mayor recaudación, pienso que la situación, incluso, riñe con lo establecido en el Art. 47 de la Constitución nacional, que garantiza la Igualdad ante la Ley. Ese esquema injusto se refleja en que en seis meses de este año, el IRAGRO haya aportado apenas el 2% del total recaudado en el semestre.