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“Paraguay, con sólo 6,9 millones de habitantes, produce anualmente por encima de 60.000 millones de cigarrillos. Esas cifras hablan de un imposible: para absorber esa producción, todos los paraguayos -incluidos los recién nacidos- debieran fumar una media de 27 millones de cigarrillos diarios. En realidad, el consumo doméstico total queda por debajo de los 2.500 millones de cigarrillos al año, y como los datos de la exportación oficial son bajos, las diversas investigaciones realizadas hasta la fecha estiman que el 90% por ciento de la producción se destina al mercado negro”, reza el artículo de Emili Blasco, un periodista del diario ABC de Madrid, España, quien publicó en julio de este año sobre los niveles de contrabando de cigarrillo del Paraguay y su abismal desproporción entre producción y consumo local.
La investigación reveló que nuestro país produce el 73% de los cigarrillos que se vende de forma ilegal en América Latina y el 10% de los que se vende en el mercado negro mundial.
Además de esto, en setiembre se hizo público que una operación encubierta del departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de los Estados Unidos, hecha entre 2006 y 2013, comprobó que Tabacalera del Este SA, empresa de Horacio Cartes, envió cigarrillos de contrabando a ese país. El contacto con Paraguay lo hicieron dos “informantes” que dieron sus declaraciones testificales al Departamento de Justicia de Estados Unidos.
En los testimonios de los infiltrados se describe cómo se hacía la exportación de cigarrillos “Palermo”, una marca de Tabesa, a través de múltiples empresas en los Estados Unidos. Parte del cargamento –según Jason Carpenter, uno de los informantes– se volvía a exportar a otros países con el objetivo de evadir impuestos.
El contrabando de cigarrillos es una cuestión sensible en el Brasil y las empresas del presidente Horacio Cartes son sindicadas como algunas de las que se benefician con ese esquema.
Según estimaciones del Instituto de Desarrollo Económico y Social de Fronteras de Brasil (Idesf), las marcas de cigarrillos producidas por Tabesa dominan hasta el 80% del mercado ilegal de cigarrillos en las zonas de Sao Paulo, Minas Gerais, Belo Horizonte y Porto Alegre, las más pobladas del vecino país. El negocio movería al año US$ 3.000 millones.
“El cigarrillo más vendido en São Paulo es pirata y fabricado por el presidente de Paraguay”, fue titulado un artículo de la prensa paulista en que describían que la marca “Eight”, otra de Tabesa, era la más consumida en dicha ciudad.
Entretanto, los directivos de la compañía de cigarrillos de Cartes siempre negaron que estén metidos en el contrabando. Aseguran que venden a compradores locales y no pueden controlar lo que estos hagan con la mercadería.
Mientras Brasil reporta descomunal contrabando valuado en millones de dólares, la Dirección Nacional de Aduana aseguró que ni un solo cigarrillo de la tabacalera de Cartes fue incautado durante su gobierno hasta diciembre. Sin embargo, un par de días antes de las elecciones internas, agentes de la Senad se incautaron de un cargamento de cigarrillos (con marcas de Cartes) que iban en cinco camiones en una estancia de Pedro Juan Caballero.
El Senado aprobó (con el rechazo de los cartistas) a inicios de este mes el aumento del Ley de Impuesto Selectivo al Consumo del tabaco que crea un arancel específico a la comercialización de cigarrillos, que del 16% subiría a un porcentaje de entre 30% y 40% (la OMS recomienda un 75%). Sin embargo, el proyecto que fue girado a la Cámara de Diputados fue postergado hasta el año que viene, cuando se retorne del receso parlamentario (1 de marzo), según lo anunció el titular de la Cámara Baja, diputado Pedro Hércules Alliana (oficialista).
El principal argumento para el aumento de este impuesto es la cantidad de muertes que genera al año (9 personas diariamente) por enfermedades derivadas del tabaquismo, lo que cuesta al Ministerio de Salud cada año G. 1,5 billones, que significa el 28% de su presupuesto (G. 4,8 billones).
Actualmente, el impuesto al tabaco genera unos US$ 64 millones al año y, una vez puesta en vigencia la propuesta, el Estado recaudaría unos US$ 500 millones. El proyecto incluye un arancel de G. 1.500 por cajetilla. Lo recaudado deberá ser destinado en un 45% al Fondo de Excelencia para Educación, 45% para el Ministerio de Salud y 10% para atención a la niñez por parte de los municipios y sus respectivas Codenis.
Pese a esto y sin importar el cargo que ocupa, el ministro de Salud, Antonio Barrios, restó importancia a las muertes generadas por esta enfermedad y alegó que el proyecto de subir el impuesto al cigarrillo parece una persecución de la prensa contra Tabesa, la que reporta a Cartes millones de dólares por la venta de sus productos, que van a parar en casi su totalidad al mercado del contrabando.
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El secretario de Estado -quien busca ser senador en el próximo periodo legislativo por el cartismo- dijo que “sólo” el 20% de los cánceres del pulmón es producido por el tabaco. “No son muchos. Mueren muchas más personas por enfermedades cardiovasculares y en accidentes de tránsito que por cáncer del pulmón producido por el tabaco”, insistió el ministro Barrios.
Como es natural, estas declaraciones generaron la reacción de varias organizaciones médicas como el Círculo Paraguayo de Médicos, la Sociedad Paraguaya de Neumología, la Sociedad Paraguaya de Pediatría, la Sociedad Paraguaya de Oncología Médica y la Sociedad Paraguaya de Medicina Familiar, entre otras, que se pronunciaron rechazando estas expresiones a través de sendos comunicados.
Hasta el exministro de Salud Antonio Arbo, especialista en pediatría y enfermedades infecciosas, calificó de irresponsable a su colega y dijo que tiene una “ignorancia supina”.
“Esas cifras (las dadas por Barrios) son inexactas. Demuestra una ignorancia supina. No solamente el cáncer es un problema, no solo el cáncer de pulmón, no solo el cáncer de la mucosa oral, el cáncer de mama... Más allá de minimizar, esto implica que la salud debe ser manejada de forma seria y no ser contaminada con intereses como éste. No deben implicar que en cuestiones de salud uno esté sometido a otras influencias. La salud es demasiado seria como para dejar en manos de personas irresponsables”, reprochó Arbo.
Nunca antes en la historia se vio cómo un Presidente usó el Ministerio de Salud para favorecer su negocio, el del tabaco, para seguir ganando dinero a mansalva. Pero no sólo la cartera sanitaria, sino otras instituciones como la Seam, ya que adecuó la ley ambiental para deforestar su propiedad del Chaco con el fin de tener más espacio para su producción ganadera. También lo quiso hacer con la Constitución Nacional, para su reelección. Afortunadamente, no lo logró.
Infografía: Alejandro Acosta