No próximamente: “Frank”

Deliciosamente extraña sin ser pretenciosa, “Frank” se destaca principalmente por una gran actuación protagonista oculta bajo una cabeza de plástico.

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Debo admitir que la primera impresión de “Frank” no fue del todo positiva. Había oído hablar del extraordinario trabajo del actor en el centro del filme, y dado que ese actor es Michael Fassbender no me resultó ni raro ni dudoso; pero la premisa del filme no terminaba de convencerme. ¿La historia de un cantante que vive con una cabeza de plástico encima? Suena demasiado a una de esas películas que buscan ser excéntricas solo por serlo, que buscan envolverse en la bandera “indie” de forma superficial, sin guardar mucho de sustancia o auténtica profundidad, buscando atraer por simple virtud de su rareza.

Obviamente eso no es más que un tonto prejuicio basado en imágenes y una sinopsis, que no tardé en dejar de lado para dar una oportunidad al filme en sí, y para aquellos que puedan hacerse esa misma idea preconcebida que yo me alegra reportar que Frank se gana con creces su derecho a ser excéntrico y curioso no solo con la mencionada actuación protagónica –que efectivamente es excelente–, sino por ser una historia genuinamente atrapante y con corazón.

Ese corazón, como dice el pelirrojo aspirante a músico que protagoniza el filme, es Frank. La historia la vivimos a través de los ojos de dicho pelirrojo, Jon (Domhnall Gleeson), un joven que aspira a convertirse en compositor, pero se ve creativamente estancado, buscando inspiración en cosas al azar que ve en la calle y ventilando sus frustraciones en Twitter.

Su suerte parece cambiar por casualidad cuando, en uno de sus paseos de desesperada búsqueda de inspiración, ve a unos policías tratando de contener a un hombre que intenta matarse ahogándose en una playa. El hombre es el tecladista de una desconocida banda de música de nombre impronunciable y el derrumbe nervioso de su tecladista pone en apuros al grupo que tiene un concierto esa misma noche. Jon se ofrece como reemplazo y una figura oculta en la van del grupo le da el visto bueno.

Así, Jon sube a escena en un pequeño pub con The Soronprfbs y su vocalista Frank (Fassbender), que viste una curiosa cabeza gigante de plástico sobre sus hombros. El concierto no acaba bien, pero de todos modos el grupo, por insistencia de Frank, invita a Jon a unirse a ellos en un viaje a Irlanda, donde intentarán grabar su primer disco.

Jon inmediatamente queda cautivado por Frank, a quien ve como un ser operando completamente en “otro nivel” de mentalidad, como un sabio incomprendido, un mito que se engrandece aún más cuando se percata de que ninguno de los otros miembros del grupo, ni siquiera el mánager Don (Scoot McNairy) o la propia novia de Frank, la altamente volátil Clara (Maggie Gyllenhaal) han visto al cantante sin su cabeza postiza. Se empieza a hacer imágenes de una infancia traumática y un hospital mental como partes del pasado de Frank, como fuentes de su indescriptible y ocasionalmente ininteligible creatividad.

Aunque Clara y los otros miembros del grupo se muestran hostiles con Jon –Gyllenhaal es particularmente buena, robándose un gran número de escenas, lo que no es decir poco considerando que varias veces se las roba a un tipo con una cabeza gigante de plástico, y más increíble aún es que lo hace sin grandes y ruidosas explosiones de locura; es más bien una amenaza silenciosa–, pero Frank lo recibe con los brazos abiertos, y cuando el filme comienza a centrarse más en el propio Frank, la maestría del trabajo de Fassbender comienza a brillar.

En un nivel más obvio, es enormemente admirable la forma en que el actor alemán logra imprimir tanta personalidad y carácter a un personaje empleando solamente la voz y movimiento corporal. Eso por sí solo es cautivante, pero la forma en que Fassbender convierte a Frank en un personaje que claramente tiene problemas pero al mismo tiempo por momentos parece la única persona realmente cuerda en el filme es magnífica. Frank se hace acreedor de la simpatía del espectador casi inmediatamente, lo que no solo hace de cada momento suyo algo especial, sino que hace aún más devastador el drama cuando este se presenta; a esas alturas, el filme se lo ha ganado, y tiene verdadero impacto.

Aunque su rol es mucho menos vistoso que el de sus colegas de reparto, Domhnall Gleeson –a quien podrán recordar como el protagonista de la excelente Cuestión de Tiempo– hace un gran trabajo como el avatar de la normalidad –al menos de forma relativa– y como fuente de identificación para el público; un protagonista ordinario era necesario para balancear la excentricidad.

La primera parte del filme es probablemente la más sólida, consistente solo en ver al grupo hacer locuras, y hay algunos grandes momentos de comedia entrelazados, como un hilarante momento con Frank en la ducha o la visita de una familia alemana. La parte final se centra más en el drama y no es tan efectiva al sentirse por momentos algo repetida, como algo que ya se ha visto y un fuerte contraste con la peculiaridad de esa primera porción, pero el drama logra conmover y el final encaja de forma perfecta con la película que vino antes.

Frank es una de aquellas películas con las que es difícil anticipar cómo reaccionará el público. A algunos -como yo- gustará, otros la odiarán, pero creo que es más que digna de un visionado.

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FRANK

Dirigida por Lenny Abrahamson

Escrita por Lenny Abrahamson

Producida por David Barron, Ed Guiney, Stevie Lee y Andrew Lowe

Edición por Nathan Nugent

Dirección de fotografía por James Mather

Banda sonora compuesta por Stephen Rennicks

Elenco: Michael Fassbender, Domhnall Gleeson, Maggie Gyllenhaal, Scoot McNairy, François Civil y Carla Azar

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