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¿Existe en Paraguay la suficiente cantidad de mujeres capaces de participar en igualdad de condiciones que los hombres en política? ¿Son más aptos intelectualmente los hombres que las mujeres para ser elegidos como autoridades nacionales? ¿Hay algún tipo de discriminación hacia el liderazgo femenino en pleno siglo XXI? Al hacerse uno estas preguntas probablemente responda que no, pero la realidad demuestra lo contrario. Entonces, ¿qué impide a la mujer ocupar mayores espacios?
Tras la Constituyente de 1992, el periodo democrático ha demostrado que el crecimiento de la participación de la mujer en política fue bastante limitado.
En 1993 solo siete mujeres ocuparon las bancas en el Congreso Nacional de un total de 125 lugares —45 en el Senado y 80 en Diputados— lo que equivale a solo el 6% de mujeres en comparación al 94% de hombres.
En el siguiente periodo, en 1998, el cupo femenino llegó al 8%; en 2003, al 10%; en 2008, al 14%; para 2013, el total de mujeres en el Parlamento alcanzó el 17%. Para este último periodo el porcentaje hasta el momento es de 16%. El número final está en duda y podría llegar al 17% teniendo en cuenta la situación política, puesto que si el Congreso no le deja jurar a Nicanor Duarte Frutos como senador activo, entrará en su lugar Mirta Guzinky.
Entretanto, de igual manera se puede deducir que más del 80% de legisladores electos para el periodo entrante son hombres. Las estadísticas fueron hechas en base a los datos extraídos del Sistema de Información Legislativa.
En ese sentido, la Constitución Nacional de 1992, en su artículo N° 48, habla de la igualdad entre el hombre y la mujer en derechos civiles y políticos, por lo que reza textualmente que: “El Estado promoverá las condiciones y creará los mecanismos adecuados para que la igualdad sea real y efectiva, allanando los obstáculos que impidan o dificulten su ejercicio y facilitando la participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida nacional”.
Este ha sido el porcentaje de las mujeres en el Parlamento en seis periodos, que equivalen a 30 años de gobierno.
En 2016, un grupo de mujeres elaboró un proyecto de ley que buscaba la participación equitativa de hombres y mujeres, es decir 50-50 en los espacios de decisión política.
Si bien en un principio el objetivo fue aplicar la normativa en todas las instituciones en marzo del año pasado, el Senado aprobó el 8 de marzo de este año la ley con modificaciones. Así el 50-50 sería aplicado solo en las internas partidarias para luego aplicar el sistema d'Hondt.
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No obstante, en junio de este año, la Cámara Baja aprobó la “paridad” pero en una versión propia que en realidad saca el 50% de participación femenina y habla de promover la capacitación y el liderazgo femenino.
A continuación, algunos de los argumentos más repetidos tanto en la Cámara Alta como en la Baja, a la hora de debatir el tema en cuestión:
Celina Lezcano, de la Asociación Paraguaya de Empresarias Ejecutivas y Profesionales (APEP), por su parte, indicó que ya es momento de la acción.
“Tenemos que ver que el liderazgo de la mujer ya pase a otro nivel, siempre estamos hablando de lo mismo. Tenemos que ver que ese rol de la mujer que ya trascienda en la sociedad. Lo que necesitamos es que las mujeres nos apoyemos las unas a otras; lo que siempre buscamos es abrir el camino para que las mujeres puedan llegar al éxito profesional y personal”, manifestó.
Prefirió no ahondar con respecto a la ley de Paridad Democrática porque alegó que lo considera algo más técnico, pero dijo estar convencida de que las mujeres no necesitan de leyes ni favores políticos para llegar a los mandos de poder.
Agregó que la educación es la base de eso. "Para tener ese espacio, cuando te llegue la oportunidad, vos debés estar preparada y tenés que estar dispuesta a salir de tu zona de confort para conquistar esos espacios", afirmó.
Dijo que entre las mujeres paraguayas siempre hubo visionarias tanto en la época de las Residentas como en las mujeres empresarias, que hace 27 años se animaron a hacer una asociación. Reconoció que la tarea es difícil “porque sabemos que acá en Paraguay y en América Latina está asentado el machismo”, concluyó.
En relación a la primera pregunta del material, la respuesta es que en Paraguay hay 6.755.756 habitantes: 3.408.566 hombres y 3.347.190 mujeres, lo que significa que el 49,54% de la población paraguaya es femenina, según el Compendio Estadístico (2015) de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).
Entonces, sería complicado pensar que en esa mitad de la ciudadanía no existan, por dar un ejemplo, por lo menos 62, mitad de las bancas del Parlamento, mujeres con las condiciones para ejercer la tarea legislativa.
Datos de la Encuesta Nacional de Igualdad y No Discriminación refieren que 72,7% de los encuestados considera que hombres y mujeres tienen igual capacidad para la política y un 23,3% opina que los hombres son mejores para esta tarea.
Con respecto a la consulta de si “las mujeres no acceden a más cargos políticos porque no están preparadas”, el 67,9% estuvo en desacuerdo. También una gran mayoría definió que sí le gustaría tener a una mujer presidenta.
¿Está a favor o en contra de una ley que establezca que mujeres y hombres accedan a cargos (electivos y de decisión) en 50% y 50% (paridad)? La respuesta en este caso fue afirmativa en un 82,4%. Sin embargo, un 60% considera que la mujer debe dedicarse primero a la casa antes que a la política.
La encuesta de alcance nacional representa al conjunto de la población paraguaya de ambos sexos mayor de 15 años. Para el efecto se elaboró una muestra aleatoria por conglomerados con la colaboración de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC). En total, fueron encuestadas 1.402 personas (casos) distribuidas en 60 conglomerados.
La recolección de datos se realizó durante el período comprendido entre septiembre de 2017 y enero de 2018. Los resultados fueron presentados el 5 de junio pasado en un primer cuaderno de adelantos.
El material fue elaborado por el Centro de Documentación y Estudios (CDE), con el apoyo de la Unión Europea, Diakonia, ONU Mujeres y Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Pedro Dobrée, investigador encargado de las encuestas, comentó que el objetivo de este trabajo fue medir las opiniones que tienen las personas acerca de determinados estereotipos que producen conductas discriminatorias y su parecer sobre iniciativas que produjeran un cambio social, como, por ejemplo, una ley.
“Uno de ellos fue la participación de la mujer en política, porque es un área donde se registra diversos tipos de discriminación hacia las mujeres. La encuesta no se aboca solo a eso, también se refiere a otros tipos de discriminaciones como en el trabajo o por su condición física”, explicó.
Agregó que los investigadores encontraron en líneas generales que la población paraguaya cree que la mujer tiene las capacidades. El problema detectado radica en que la mayoría cree que la mujer debe dedicarse primero a la casa antes que a la política. “En ese aspecto se encuentra el punto duro de la discriminación, es decir, la división sexual del trabajo”, subrayó.
“Eso se debe a roles y estereotipos de géneros que consideran que las mujeres están mejor preparadas para realizar las tareas domésticas y concluye en una mala distribución de los trabajos de la casa. En la distribución injusta de roles identificamos el núcleo duro de la discriminación en la participación política de las mujeres”, reflexionó.
La diputada nacional Rocío Casco (AP) habló de la realidad nacional en cuanto a la participación política de mujeres desde su perspectiva como una de las impulsoras de la ley de Paridad y aseguró que la discriminación sigue siendo fuerte.
"El nivel de exigencia que tiene una diputada es diferente al de los hombres. Esa exigencia viene un poco solapada del deseo de las personas que buscan que las mujeres fracasen", manifestó.
Considera incluso que muchas mujeres capaces no toman la decisión de lanzarse a la arena política porque las condiciones no están dadas. "No es simplemente un discurso, sino, en base a mi experiencia, el discurso es casi, casi para decir que si vos fallás, las mujeres fallamos", enfatizó.
En relación a los argumentos de que la cuota atenta en contra de la decisión popular, recordó que el Código Electoral vigente en su Capítulo V, sobre estatutos, en su Art. 32 en el apartado "Q" señala que un partido político deberá no tener menos que el 20% de participación femenina y que la postulación interna de una mujer debe darse cada cinco lugares en las listas.
"Entonces, los partidos mayoritariamente usan el 20% de la cuota de participación femenina como el techo de participación, no como el piso, y nos ubican en el quinto lugar. Después te tiran al 10. Con eso se escudan de que ya cumplieron con lo que establece la ley", explicó.
La legisladora Rocío Casco también hizo referencia a las listas "sábana". Recordó que en la actualidad nadie tiene la libertad de elegir. "Ahora eligen la cabeza de lista, eligen en las internas y de las listas que salen de las internas por el sistema d'Hondt se elige el primero que sale en la lista. Libertad de elegir vamos a tener el día en que tengamos listas abiertas", señaló.
Además, sostuvo que en caso de que las listas se desbloqueen, aplicar la paridad es posible. "En otros países que tienen sistemas electorales de listas abiertas y desbloqueadas se aplica la paridad. Las listas se componen de un varón, una mujer alternadamente y la gente elige a quien quiere. Pero la paridad se aplica en cualquiera de los sistemas electorales", enfatizó.
"La ley de paridad que es para las internas de los partidos no va a resultar en un 50% directo de participación. Va a aumentar a un 20%, 25% y según el cálculo de aquí a 30 años se va a lograr la paridad (ya con la ley). No es una cuestión inmediata como la gente que rechazaba la ley decía", aclaró.
Respecto a las declaraciones de parlamentarios que alegan una relación entre Paridad y otros temas referentes a la ideología de género, respondió que "algunos diputados buscan confundir a la gente".
"A mí me tocó con la ley del feminicidio que nos costó mucho aprobar, porque hay diputados que se convierten en voceros del pensamiento en que mezclan todo. Para nosotros fue muy ofensivo cuando el diputado Ibáñez asoció en un momento dado la pedofilia con la paridad", recordó.
Añadió que ese es un discurso mentiroso porque son las mujeres las que mayormente luchan contra el abuso infantil. "Mezclan todo eso porque saben que existe un rechazo en la sociedad. Para no decir en el siglo XXI: 'No queremos que las mujeres participen en política', hacen un discurso en que buscan confundir a la gente. Eso es hasta una falta de ética intelectual", sentenció.
Lo concreto es que, en la era democrática, el sector femenino ha avanzado poco y nada en la tarea de ocupar cargos de decisión política. En 30 años de periodo electoral, el crecimiento ha sido solo del 10%.
Las respuestas conducen a que: hay igual cantidad de habitantes entre hombres y mujeres, igual capacidad y preparación para todos los cargos; pero todavía un acentuado pensamiento machista en la sociedad paraguaya, que asegura de boca para afuera estar a favor del empoderamiento de la mujer, pero que, en la realidad, con o sin ley de paridad, demuestra lo contrario.