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No pocas son las personas que han soñado con la vida mochilera. Dejar a un lado el trabajo, los compromisos, la rutina, tomar lo necesario y emprender un viaje da aventuras por el mundo.
Pero aunque ha pasado por la cabeza de muchos, muy pocos son los valientes que se animan a concretar el sueño.
Los impedimentos que la gente menciona son numerosos. La mayoría de la gente cita el miedo al peligro y la falta de dinero. De hecho, hay un gran sector que opina que “para ser mochilero tenés que tener plata”.
Sin embargo, para Sissi, periodista finlandesa de 34 años, esto último es una gran mentira. Ella asegura que ha recorrido América Latina en bicicleta desde Ushuaia, el punto más bajo del mapa, hasta Paraguay, gastando hasta ahora 1.000 euros.
Es más, para ser específicos, nos cuenta que desde que está en Paraguay, hace unos pocos días, ha gastado solamente G. 30.000 por día. Claro, eso si es que gastó, porque la aventurera mujer nos cuenta que entre chipas, guisos y la enorme hospitalidad de los paraguayos se ha ahorrado bastante dinero.
Te gustaría saber quién es esta misteriosa finlandesa de la que te estamos hablando. Adelante, porque en esta nota, te contamos la historia de Sissi, una valiente chica que lleva cuatro meses pedaleando por Latinoamérica.
A su paso por nuestro país, visitó este diario para contarnos su increíble historia.
Desde hace años, Sissi tenía un sueño metido en la cabeza. Quería recorrer toda Latinoamérica usando nada más que una bici como medio de transporte. Pero ese sueño no se concretó de la noche a la mañana.
Una vez que se propuso realizarlo, le tomó un año de tiempo dejar la vida que tenía formada en Finlandia. Familia, amigos, trabajo… Desprenderse de toda la comodidad, tomar apenas un poco de ropa cómoda, alimentos no perecederos y emprenderse a un viaje sin saber qué le esperaría en el camino.
Con una bicicleta donada por una empresa finlandesa, en noviembre de 2015 tomó un vuelo desde su país hasta Roma, desde Roma hasta Buenos Aires desde Buenos Aires hasta Ushuaia, donde empezó la travesía a pedal.
Sissi ha tenido algunas interrupciones, como un viaje de urgencia que debió realizar a Europa, pero en total, ha pedaleado alrededor de cuatro meses y 5.500 kilómetros desde el inicio de la travesía.
De su punto de partida, Ushuaia, Sissi pasó a Bariloche. Luego, emprendió camino con dirección a Buenos Aires. De la capital Argentina pasó a Uruguay, donde recorrió Colonia del Sacramento y Montevideo. Continuó pedaleando hasta llegar a la ciudad uruguaya de Cabo Polonio, donde avanzó por la costa hasta Florianópolis, y conoció los municipios de Lages, Vargem y Palotina.
De Palotina fue hasta la ciudad de Foz de Iguazú y cruzó la frontera a territorio paraguayo por el Guairá, viniendo por ruta 3 hasta Asunción.
Cuenta que no tenía muy claro el trayecto, pero sabía que quería pasar por Uruguay y Paraguay.
Su próxima meta es Tucumán, luego quiere pasar por las ciudades de Salta, Jujuy, antes de llegar a Bolivia. La travesía continúa en Perú, Ecuador, Colombia y finalmente México, donde finaliza el recorrido y cumple su sueño.
En todo este tiempo, ha conocido a muchas personas, lo que ha hecho que su estadía en los distintos países se extienda mucho más de lo que había planeado en un primer momento.
Al comienzo, cuando no conocía a nadie, cuenta que tuvo que pasar por algunos momentos de temor, como por ejemplo cuando se le rompió la bicicleta en Argentina, y tuvo que “hacer dedo” para subir con unas personas que la llevaron hasta un taller.
También tuvo que aguantar los “piropos” desubicados de algunos hombres, principalmente en Brasil y en Paraguay. “Los hombres paraguayos sí son un poco pesados”, dice en un perfecto español.
Con alforjas cargadas de ropa y comida, montadas a los costados de la bici, Sissi pedalea durante todo el día, y descansa por las noches, ya sea en su pequeña carpa, o en la casa de alguna persona hospitalaria.
Como te mencionábamos más arriba, Sissi es periodista en su país, por lo que continúa escribiendo relatos de sus viajes para un portal digital alternativo. Por esa razón debe llevar también algunos elementos tecnológicos, para escribir, aunque confiesa que preferiría no llevarlos, pues le sacan el encanto a la aventura mochilera. Podés leer sus historias en inglés en este link.
Durante su visita a ABC Color, le hicimos todas las preguntas que estamos seguros también estarán pasando por tu cabeza. Seguí leyendo.
¿Te costó decidirte a empezar?
-En realidad estaba esperando que alguien quiera hacer el viaje conmigo, pero al final me animé a realizarlo sola.
Te tomó un año partir. ¿Qué hiciste durante la preparación?
-Tenía trabajo en Finlandia que no podía dejar, tenía que conseguir una buena bicicleta, aprender cómo se arregla una bicicleta y juntar dinero.
¿Cuáles fueron los principales desafíos que tuviste en tu viaje hasta ahora?
-La verdad, pensé que iba a tener muchos más desafíos de los que he tenido hasta ahora. El viento y la lluvia más que nada son obstáculos. Pasé frío también en Tierra de Fuego. Ah, y el día que se me rompió la bicicleta fue lo peor, pero por suerte estaba muy cerca de llegar a la provincia de Buenos Aires. Ahí pude quedarme y me arreglaron la bicicleta.
¿Qué lleva una ciclista que recorre el mundo entre sus pertenencias?
-Tengo en total cuatro bolsas. En una tengo la carpa y lo que necesito para instalarme, en otra tengo toda la ropa, que es muy poca. Al principio, ni siquiera tenía unos jeans, solo mi ropa de ciclista, pero después me di cuenta de que me sentía incómoda en las ciudades viajando con ese atuendo. Por eso toda la ropa que uso tiene que tener muchas funciones. En otro espacio tengo todo lo que uso para cocinar y en otro todo lo que es tecnología.
¿Tu alimentación cómo es?
-Depende del lugar. En la Patagonia Argentina, por ejemplo, no hay pueblos uno cerca del otro, por eso tenía que comprar provisiones para una semana. Normalmente utilizaba una cocina portátil y cocinaba fideos, poroto, otras legumbres, y así. Igual, siempre tengo conmigo frutas, avena, carne de soja, porque se me puede romper la bici antes de llegar a un pueblo donde pensaba comer, y puede agarrarme el hambre. Eso sí, en Paraguay ya comí muchísima chipa (risas). Todo lo que sea de harina y de mandioca me gusta muchísimo. Además, tomo multivitamínicos y magnesio, para cuidar mi salud en el viaje.
¿Cuál es la exigencia física de un viaje así?
-Antes de este viaje nunca había andado en bicicleta en una competencia ni nada de eso. No soy una ciclista profesional. Yo había subido en esta bici dos veces antes de emprender el viaje. Pero si empiezas tranquila, se puede.
Otra exigencia es el tema del viento. Ir contra el viento es como si estuvieras yendo en subida permanentemente.
¿Cuál es tu secreto para aguantar una travesía así?
-Encontrar el tiempo para descansar. Me pasa que las personas me invitan a quedarme en su casa después de pedalear todo el día y me quedo a compartir hasta tarde, y al día siguiente tengo que levantarme temprano para seguir… Es todo un tema, pero es importante dormir.
¿Mejoró tu condición física en estos meses que llevás pedaleando?
-Me gustaría decir que sí, pero no (risas). En Argentina comí mucho pan y mucho fideo.
Pasás muchas horas bajo el sol. ¿Cómo te protegés la piel?
-Tengo una crema de protección solar, y también uso remeras de mangas largas. Igual es terrible en los países donde hace calor andar con ropas largas, pero sí, en general me cuido con cremas.
¿Llegaste a usar tu carpa en algunos lugares?
-La mayoría de las veces la gente me recibe en su casa. Aún así yo tengo todo lo que necesito para quedarme a dormir en un bosque. En Paraguay por ejemplo, hice amigos, esos amigos a su vez me llevaron a la casa de sus familiares, y así, en todo este tiempo tuve donde quedarme. También utilizo una aplicación llamada Couchsurfing, donde puedes pedir hospedaje y la gente te ofrece dónde quedarte. Es muy útil y no es peligroso.
¿Económicamente cómo te manejás?
-Calculo que hasta ahora he gastado 1.000 euros, y tengo un presupuesto de 2.000 euros para todo el viaje. Gasto un promedio de 5 euros por día, que serían alrededor de G. 30.000. Yo gasté más porque pagué vuelos para llegar hasta Sudamérica. Pero, si alguien quiere salir desde Paraguay, gastará mucho menos, pues ya estamos en América del Sur. Lo único que pagas es la comida, y las reparaciones de la bicicleta en caso de que se descomponga. En Paraguay gasté dinero solo en Asunción, porque en el resto de las ciudades, la gente me dio todo.
¿Hasta México no parás?
-Vamos a ver. Quiero llegar hasta Colombia, luego, veré, si tengo aún ganas de pedalear, pero sí, México es la meta. Si aún tengo más ganas, pienso cruzar hasta Cuba.
Podés encontrar los relatos de los viajes de Sissi en www.strangerless.com. También buscala en su fan page de Facebook: strangerless, y mirá sus fotos en Instagram. Buscala como Sissistrangerless.