La “implacable” justicia

David Correa es un actor de teatro que, en una noche de ira, rompió el vidrio de la Senatur y le costó muy caro; Lleva recluido 8 meses en Tacumbú. Su abogado denuncia irregularidades en el proceso. La fiscalía sostiene que hubo intento de hurto.

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Correa reconoce que aquella noche estaba ebrio y que, en efecto, rompió con una piedra los vidrios del local de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) ubicado sobre calle Palma. Desde ese momento empezó su calvario con la justicia paraguaya. La misma que se muestra implacable con una mujer sexagenaria por portar 1,6 gramos de cocaína o con un actor de teatro que rompe el vidrio de una institución pública, pero que no muestra la misma rigurosidad con narcos o con políticos de apellidos pesados.

Edgar David Correa tiene 37 años, estudió teatro en el Instituto Municipal de Arte (IMA) y está metido en el mundo del teatro desde hace tiempo. Ingresó a Tacumbú el 3 de abril de este año, imputado por la fiscalía por supuesto “intento de hurto agravado” en un expediente judicial que a decir del abogado Rodrigo Sosa, defensor de Correa, presenta serias falencias procesales.

En ese sentido, Sosa comenta que su defendido está en prisión sin tener una denuncia en su contra por parte de la institución afectada. El Ministerio Público sostiene –La investigación está a cargo de la Fiscala Esmilda Alvarez- que Correa rompió el vidrio para intentar robar objetos que estaban dentro del local de la Senatur. Sin embargo, dicha Secretaría no presentó denuncia ni anexó querella contra Correa en este caso. La imputación se basa, según el abogado, en el relato del guardia de seguridad que estaba de turno la noche que Correa rompió el vidrio del local estatal.

“El expediente no tiene ningún elemento para que Correa esté siquiera un mes preso. Primero, porque desde un primer momento se puso a disposición de la fiscalía. Segundo, no hay una denuncia en su contra ni querella por parte de la institución afectada y tercero porque la fiscalía no presentó ni una sola prueba para sostener el hecho de que hubo intento de hurto en este caso. Acá lo que se ve es un terrible ensañamiento contra este ciudadano paraguayo” asegura el letrado.

Sosa dice que la imputación fiscal se basa en el relato testifical del guardia de seguridad. Añade que en las imágenes de los sistemas de circuito cerrado de la zona se pueden ver que no existe ninguna intención de que Correa quiera entrar a la Senatur, que no hay prueba de intento de robo. “Más allá de la situación que llevó a Correa a romper el vidrio o las circunstancias en que ocurrió ese hecho, acá lo grave es que no hay indicios suficientes para sostener una imputación y menos aún para mantener privado de su libertad a una persona por un hecho en el cual no se probó, bajo ningún sentido, el supuesto delito del que se lo acusa” refiere Sosa.

El abogado se muestra absolutamente sorprendido por este caso, y casi desesperado, señala que la fiscalía ni siquiera presentó su requerimiento conclusivo, una vez que pasaron los seis meses que establece el código para hacerlo. “No se presentó el requerimiento conclusivo ni se pidió una extensión siquiera para seguir la supuesta investigación. Eso tenía que resolverse a los seis meses, pero ya pasaron dos meses y seguimos esperando. Ahora queda ver qué dice la Fiscalía General” expresa Sosa.

Según el abogado, todas las medidas que impulsaron desde la defensa fueron rechazadas por el juzgado (a cargo de la juez Lizi Sánchez). “Hicimos incidentes de apelación. Todas nuestras apelaciones fueron rechazadas. Les presentamos por escrito pidiendo que se vea dentro del expediente las imágenes de las cámaras del circuito cerrado, para que vean que las mismas no arrojan ningún indicio siquiera. La fiscalía y el juzgado están en conocimiento de que no hay forma de sostener una acusación” dice Sosa.

El letrado espera que este lunes se tenga ya una definición del tema, teniendo en cuenta que ya serán dos meses el tiempo transcurrido para saber si prosigue la acusación fiscal o si su defendido es sobreseído del cargo del que es acusado.

David Correa habla con ABC Color desde la cárcel de Tacumbú, pero aclara rápidamente que puede comunicarse porque tiene un permiso especial de las autoridades de la cárcel por el trabajo que él realiza dentro del penal. “Estoy trabajando con la pastoral social, haciendo trabajos comunitarios en los pabellones y aparte ayudo en la organización de eventos culturales y la parte de informática en el pabellón nuevo de sanidad. Por esta razón, me otorgaron un permiso especial para poder comunicarme” dice Correa.

Sobre su situación, señala que considera un abuso de poder. “Es totalmente absurdo e injusto. Desde un primer momento reconocí mi error y me puse a disposición para hacerme cargo de los gastos, pero están actuando de la manera más injusta conmigo” señala el actor.

Sobre lo que pasó la noche que lo detuvieron, David admite su error, pero recuerda la participación de dos oficiales de la Policía Nacional, lo que pudo haber cambiado finalmente su suerte. “Yo nunca negué que rompí el vidrio. Estaba un poco ebrio y tuvo una mala reacción. Cuando salió el guardia de la Senatur hablamos, le dije que no me estaba dando cuenta de lo que hacía y le dije que iba a hacerme cargo del costo. Él me dijo que tenía que informar a la Policía, lo cual consideré correcto. Esperamos y cuando llegaron los policías ya empezaron a actuar con prepotencia” dice David.

Añade que ambos oficiales le tiraron al piso y le golpearon el rostro contra la vereda. “Les dije que les iba a denunciar y entonces uno de ellos fue hasta el guardia y le pidió que exprese en el acta de intervención que yo intenté robar el local. Eso es un absurdo. Los policías le obligaron al guardia a poner en el acta de que yo intenté robar el local” afirma el ahora interno de Tacumbú.

Según el actor, él mismo le dijo a los policías en la Comisaría que podían revisar las cámaras de seguridad de la zona para que vean que en ningún momento intentó robar y que los oficiales lo maltrataron. Pero desde que entró a la Comisaría afirma que todo lo que podía decir en su defensa no servía, ni siquiera las pruebas presentadas por su abogado.

Siguiendo la historia de David, uno puede ver que la justicia paraguaya se muestra absolutamente implacable cuando quiere. En 2007, el actor fue imputado por exposición al peligro de terceras personas. Para evitar la cárcel en ese entonces, le impusieron medidas alternativas. “No respeté mis medidas alternativas y estuve 22 días en Tacumbú. Luego salí y tenía la obligación de ir al Palacio de Justicia para firmar mi comparecencia y no lo hice. Entonces sacaron una orden de captura en mi contra; me detuvieron y estuve un año preso en 2013” recuerda David.

Señala que todo este problema se generó como parte de un mal momento personal, que lo encontró en depresión y que lo llevó a consumir bebidas alcohólicas. Una situación que, reconoce, le afectó mucho pero que a esta altura de su vida está dispuesto a superar. No obstante, afirma que esta cuestión no puede servir para justificar lo que están haciendo con él ahora, ya que considera que lo están privando de su libertad injustamente.

“En aquel tiempo (2007) yo estaba por un mal momento, cometí errores como todos, pero lo que hacen conmigo ahora es injustificable. Me tienen detenido por una declaración de un guardia que ni siquiera fue una denuncia formal. No revisaron las imágenes de las cámaras para ver que yo no hice lo que me acusan. Lo que haya hecho antes no puede justificar que ahora me tengan así” dice el actor.

En febrero pasado, subió a escena la obra teatral “Y descendió a los infiernos”, una propuesta dirigida por Moncho Azuaga que tuvo la participación de David como uno de los actores. La puesta retrata el dolor que dejó la dictadura stronista en el país, con los abusos de poder en todos los órdenes del Estado. Meses después, David descendió a otro infierno; al de la justicia paraguaya, que para la gente común se muestra implacable y no deja lugar a dudas. Sólo que esta vez, para David ya no es una obra teatral.

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