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Dos edificios de antaño, uno ubicado sobre Yegros y Herrera y otro, en Azara entre Tacuary y Estados Unidos se precipitaron repentinamente el pasado jueves, coincidentemente con las intensas lluvias registradas.
A pesar de que en ninguno de los dos episodios se registraron heridos, cuantiosos daños materiales provocó el derrumbe de estas construcciones ubicadas en el microcentro capitalino.
La falta de mantenimiento de varios edificios, incluso considerados patrimonios históricos debido a que datan de épocas coloniales, es una constante en la mayoría de los casos.
Tras inspeccionar las evidencias que dejó el primer derrumbe, Miguel Ramírez, fiscalizador de Obras de la Municipalidad de Asunción, informó que unos trabajos que eran realizados de forma clandestina y negligente fueron las principales causas del fenómeno.
Manifestó que la obra había sido intervenida tiempo atrás, pudiendo corroborarse que efectivamente no contaban con autorización para realizar dichos trabajos.
Al ser consultado nuevamente por este diario, una vez ocurrido el segundo derrumbe, Ramírez admitió que las casas abandonadas constituyen un verdadero problema para la comuna, pues el ubicar a los dueños de las propiedades y notificarlos sobre el problema se vuelve una tarea verdaderamente difícil.
Jorge Rubiani, por su parte, indicó que en muchos casos existen incluso “deliberadas intenciones” de los propietarios de abandonarlos y dejar que caigan, porque de lo contrario estarían obligados a mantenerlos, por la normativa del municipio.
“Algunos les quitan algunos soportes fundamentales como para que en la primera oportunidad se caigan”, reveló.
Actualmente se encuentra en vigencia la ordenanza N° 26104/91, que en su artículo 448 establece “la obligatoriedad de que el propietario de cualquier construcción debe mantener su edificio en perfecto estado de uso, seguridad, salubridad y estética”.
Pese a esto, Rubiani consideró que existe debilidad en la normativa actual, pues mientras que la ley orgánica municipal no establezca una penalización pecuniaria, la gente seguirá haciendo caso omiso.
“Esa obligación pecuniaria como multa debe ser coercitiva, a través de juicios ejecutivos. Si algo como eso no existe, la Municipalidad tiene muy escasas posibilidades de concientizar a la gente”, sentenció.
Ante la falta de previsión de las autoridades, aproximadamente dos años atrás un grupo de personas tuvo la idea de fijar pasacalles en varios edificios antiguos capitalinos con inscripciones como: “Arreglame”, “Protegeme”, “Disfrutame”, entre otras, como una forma de recordar a las autoridades sobre el valor de estos patrimonios.
El mal estado de estas construcciones no solo es lamentable desde el punto de vista estético e histórico, sino que también podría significar un peligro para personas que circulan por el lugar por el riesgo de derrumbe y debido a que usualmente–por su estado de abandono- suele convertirse en cuna de delincuentes, que usualmente utilizan este tipo de sitios para drogarse y otras prácticas.