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La deforestación tiene efectos devastadores para el medioambiente, que van más alla de la pérdida de hábitat y consecuente extinción de miles de especies.
El dióxido de carbono que el árbol absorbe durante su vida es transformado en carbono y oxígeno. El carbono es retenido por los tejidos vivos y el oxígeno es liberado nuevamente al ambiente.
Al ser derivado, el carbono vuelve al ambiente y se vincula con el oxígeno para formar nuevamente dióxido de carbono.
En el Chaco paraguayo, hoy en día se deforestan más de 1.000 hectáreas por día principalmente para criar ganado, siendo esta una de las principales fuentes de emisión de gases de invernadero, causantes del cambio climático.
“Si nosotros como países seguimos deforestando lo que estamos haciendo es contribuir a agravar un problema que ya existe”, dijo Oscar Rodas, de la organización medioambientalista Guyra Paraguay.
Modelos científicos que representan la evolución del clima en Paraguay indican que van a aparecer cada vez más fenómenos extremos, incluyendo sequías intensas, lluvias torrenciales, y vientos devastadores.
“Aunque el problema del cambio climático ya está instalado, los efectos de fenomenos extremos pueden ser mitigados a nivel local”, explico Rodas.
Los estudios indican que los bosques son reguladores de climas locales, manteniendo la humedad y la temperatura dentro de determinados rangos. Los bosques tambien retienen la consistencia del suelo, evitando la erosion y las inundaciones.
Si bien el problema de la creciente del río Pilcomayo es un problema histórico, inherente a la naturaleza del cauce hídrico, la deforestación aumenta la gravedad y la intensidad de las inundaciones en el Chaco. De la misma forma, los fuegos forestales también se vuelven más peligrosos.
“La protección de los bosques deja de ser un acto meramente romántico y se convierte en una necesidad práctica”, concluyó el experto.