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“Los que mandan acá son ellos, tienen la manija del departamento. Ellos son los que manejan todas las cosas acá; ellos mandan por la Policía, la fiscalía, los jueces. Ellos son las autoridades y a ellos obedecen todos”. Así explicaba meses atrás el empresario ganadero y político colorado Agustín Pío Ramírez el poder que ostentan en el departamento de Canindeyú los hermanos Cristina y Carlos Villalba. La primera ocupa actualmente el cargo de diputada por el Partido Colorado y el segundo lleva ya casi dos décadas empotrado como intendente del distrito de La Paloma.
Luego del asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada, las miradas se posaron sobre la familia Villalba, los todepoderosos de Canindeyú y supuestos padrinos políticos de Vilmar “Neneco” Acosta Marques, prófugo exintendente de Ypejhú y supuesto autor intelectual del doble crimen y de otros varios casos más.
Otro nombre que fue mencionado con insistencia por la fiscalía en la investigación fue el del gobernador de Canindeyú, Alfonso Noria.
Los cuestionamientos sobre la diputada colorada Cristina Villalba, líder del oficialismo en la Cámara Baja, comenzaron luego de que ella misma reconociera que Vilmar “Neneco” Acosta Marques se había comunicado con ella el día siguiente del asesinato de Pablo Medina.
Y ahí también empezaron sus contradicciones.
“La Reina del norte” aseguró en un principio que la comunicación fue corta y que había recomendado a “Neneco” que se entregara. Sin embargo, la investigación fiscal demostró tiempo después que el sábado 18 de octubre, dos días después del crimen, Vilmar llamó desde Ypejhú a Cristina Villalba que se encontraba en La Paloma, ambas ciudades del departamento de Canindeyú. En total la comunicación entre ambos duró 11 minutos, 59 segundos.
De este cruce de llamadas se deduce que hablaron un tiempo considerable y en un momento candente de la investigación, ya que todo empezaba a apuntar al clan Acosta Marques.
El mismo Fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, reconocería algunos días después que Villalba se comunicó con él para tratar de interceder por Acosta Marques, quien según repetía con insistencia su abogado, se entregaría. Algo que no pasó hasta el momento.
Cristina trató de poner cierta distancia con quien era ya el principal sospechoso del caso, asegurando que con él lo unía apenas una “relación laboral”. Sin embargo, fotografías publicadas desde los perfiles de la misma Villalba, de Vilmar y del gobernador Noria, dejaron en claro que los tres eran bastante unidos. De hecho, en una de las imágenes se podía observar a la diputada acompañada de Acosta Marques tocando el arpa y Noria la guitarra.
Una vez que se iniciaron las publicaciones, la legisladora se encargó de eliminar las fotos y etiquetas en las que se la podía ver con “Neneco”, de quien era de hecho “madrina política” y una de sus principales protectoras. Sobre Vilmar pesaban múltiples denuncias de narcotráfico y asesinatos desde antes de que asumiera la intendencia de Ypejhú, pero ni la ANR ni la misma Villalba, hicieron nada para tratar de frenar la llegada al poder de quien era considerado como uno de los sucesores de Fernandiho Beira Mar en el “negocio” en la zona fronteriza.
Algunas versiones llegaron a indicar que la diputada habría presionado con insistencia a las autoridades judiciales involucradas en la investigación del doble asesinato. Sin embargo, Villalba sigue sin ser investigada.
Cuando comenzaron los cuestionamientos a Cristina Villalba, su correligionario, el gobernador de Canindeyú Alfonso Noria Duarte, se encargó de organizar raudamente un mitin político para presentar su apoyo a la legisladora. Estuvieron presentes varios intendentes de un departamento ampliamente dominado por los colorados y, en particular, por los Villalba; además de funcionarios de las diferentes comunas que fueron obligados a asistir.
Noria experimentó un llamativo y meteórico ascenso desde que asumió el cargo, hace un año. Levantó una mansión de US$ 3 millones en un predio de cinco hectáreas en una de las zonas más caras de Curuguaty.
Noria Duarte, de 35 años, apareció en el escenario político del departamento de Canindeyú en el año 2006, cuando sorpresivamente ganó las elecciones municipales de Curuguaty de la mano de los principales referentes de la línea política del expresidente Nicanor Duarte Frutos, entre ellos el polémico exdiputado Julio Colmán.
Se inició como licenciado en Ciencias del Deporte, título que le valió para enseñar, por ejemplo, en la escuela y colegio Fortuna de Curuguaty.
En agosto de 2010, Noria Duarte renunció a la intendencia, pero con el objeto de postularse para el “rekutu”, aunque fue superado por el liberal Ramón Vega Barreto. Luego del “stand by” que experimentó en su novel carrera política, Alfonso Noria Duarte se unió con el grupo de la entonces gobernadora María Cristina Villalba, representante del distrito de La Paloma.
Villalba, que ya pensaba en postularse a la diputación, entonces preparó a Noria para dejarlo en la Gobernación. Efectivamente, este último ganó las elecciones en 2013 supuestamente al captar a su favor todo el aparato político que manejaba la actual diputada. Desde entonces, ya comenzaron a surgir algunas sospechas acerca del financiamiento de la progresiva carrera política de Noria Duarte.
En poco más de un año, Noria Duarte levantó una lujosa mansión que, por lo mínimo, cuesta tres millones de dólares. La residencia a la que se mudó el político se encuentra ubicada en las afueras de Curuguaty, en una zona donde solamente después de la construcción de la mansión de Noria empezó a proyectarse hasta una doble avenida empedrada.
Los vecinos del gobernador dijeron que por lo menos ahora el progreso les va alcanzando, especialmente después de que Noria adquiriera el costoso terreno. Según la prensa local, el gobernador también de Canindeyú tendría una estancia de alrededor de 10.000 hectáreas en el Chaco. En Curuguaty, a Alfonso Noria Duarte no se lo relaciona con un rubro de trabajo específico, más que con la política.
“Gente como Carlos Villalba tiene la habilidad de hacer desaparecer a sus enemigos con plata o con balas. A él, como ‘El Padrino’, se le quiere en la zona”, relató el exdiputado colorado Julio Colmán a algunos medios radiales meses atrás, cuando los cuestionamientos sobre los Villalba iban ganando fuerza. “Su (mala) fama trasciende fronteras. Nadie va a hablar. Yo soy el único estúpido que se anima a hablar. Es difícil demostrar (los hechos delictivos de Villalba) porque hay mucha presión”, afirmó.
Si Cristina Villalba es considerada la reina de la zona norte del país, su hermano mayor, Carlos, podría ser sin ningún problema el “rey”. El intendente de La Paloma es considerado el hombre más poderoso de todo Canindeyú, donde su padrinazgo casi no cuenta con oposición. Arrastra con él una larga historia de denuncias de actividades ilícitas.
El intendente de La Paloma estaría presuntamente involucrado en el contrabando de mercaderías al Brasil, siendo uno de los principales rubros el cigarrillo, aunque se le suman otros como insumos agrícolas o electrónicos.
Villalba López ya fue denunciado por sus cercanas vinculaciones con Claudecir da Silveira, alias “Mano”, un brasileño con orden de captura que vive protegido en territorio paraguayo desde hace años y sindicado como uno de los principales líderes de una poderosa mafia que domina en la zona fronteriza el tráfico de cocaína, armas y hasta animales.
Julio Colmán había que el expresidente Nicanor Duarte Frutos y el actual, Horacio Cartes, conocían las vinculaciones de los Villalba con actividades ilícitas en Canindeyú. Colmán señalaba, además, que durante la campaña de Cristina Villalba para la Cámara de Diputados se utilizaron más de 30 vehículos robados en Brasil y que Carlos “Cabrito” Villalba amasó su fortuna gracias al tráfico de rodados que ingresaron al país de manera irregular. “Es el más famoso de los importadores de vehículos mau en Paraguay”, expresó. Aseveró, además, que el mismo cuenta con prohibición de ingresar al vecino país.
Carlos Villalba apareció en el escenario político hace ya casi dos décadas cuando en 1996 ganó por primera vez las elecciones municipales en La Paloma, un distrito ubicado a unos 380 kilómetros de Asunción. A partir de ahí, construyó un padrinazgo político casi indiscutible en todo el departamento de Canindeyú apoyado en un poderío económico que fue en aumento exponencial desde que asumió la jefatura comunal.
Desde entonces, Villalba gana por goleada todas las elecciones y casi nadie se anima a enfrentarlo en la arena política. En varias oportunidades obtuvo el 80 por ciento de los votos en la puja por la seccional local. La única ocasión en la que perdió fue cuando en 2001 trató de cederle el lugar en la Municipalidad a su hermana Cristina, actual diputada conocida como “La Reina”.
En 2012, el intendente de La Paloma protagonizó un hecho bastante particular al ser acusado de haber amenazado de muerte a su par de Salto del Guairá, el también colorado Eduardo Paniagua Duarte.
De acuerdo a la denuncia de Paniagua Duarte, leal al movimiento Frente para la Victoria de Javier Zacarías Irún, todo había empezado cuando trató de comunicarse con la entonces gobernadora de Canindeyú, Cristina Villalba –quien ya respondía en aquel entonces al movimiento Honor Colorado de Horacio Cartes– para reclamarle el retiro de una gigantografía.
Como no consiguió dar con ella, decidió llamar a su hermano, Carlos; y como respuesta al reclamo recibió una amenaza.
“Nde ningo reikuaa porã che mba’eichaguávapa. Hetápema amboviajá, ha remakanea ha ndéve avei romboviajáta” (vos sabés bien qué clase de persona yo soy. Ya les hice viajar a muchos y si macaneás, a vos también te haré viajar), me dijo”, señaló el intendente saltoguaireño. Cuando se le consultó a Paniagua Duarte qué había pasado de aquella denuncia y aseguró que todo había sido arreglado.
Pío Ramírez aseguró que el caudillismo de los Villalba López no acepta competencia alguna en el departamento de Canindeyú. “Son bastante prepotentes, no dejan que otro político entre en su zona”, puntualizó. “Ya tiene una amenaza quien no va a votar por ellos”, acotó. Cuando se le preguntó si la gente de La Paloma les tenía miedo a los Villalba, Ramírez respondió tajante: “Terror”.
“Es imposible luchar contra Cristina y es imposible hasta hoy”, indicó tiempo cuando se le preguntó sobre la exgobernadora y actual diputada por el departamento de Canindeyú. “Maneja toda la estructura de la mafia del departamento, todos los que trabajan en las cuestiones ilícitas son aliados de ellos”, apuntó.
“Los aliados de ellos son los que dan los recursos y los recursos se consiguen fácil de la plata malhabida. Eso lo que se sospecha, eso es lo que la gente comenta. Nadie te puede dar pruebas”, reconoció. “Avave ko ndohechái la ojehasávo chupe la plata, pero la ijefecto ojehecha (nadie ve que se les pase la plata, pero sí se ven sus efectos)”, continuó.
Ramírez y Colmán coincidieron en señalar como evidencia que en el día de las elecciones solo en Curuguaty utilizaron 10 a 12 camionetas 'mau' para apoyar la candidatura de Villalba.
A pesar de esta larga lista de antecedentes oscuros, ni la ANR ni el presidente de la República, Horacio Cartes, expresaron comentario alguno sobre estas personas. Cristina Villalba, de hecho, en reiteradas oportunidades hacía gala de su cercanía con el primer mandatario, incluso ya cuando se le comenzó a señalar como “madrina” de Acosta Marques.
Villalba forma parte ahora del denominado “equipo del terror”, en el que figuran otros nombres supuestamente vinculados a la narcopolítica, y que pretende llevar al diputado Hugo Velázquez, quien fuera duramente cuestionado durante su época como fiscal, a la presidencia de la ANR.
Días atrás, el mismo presidente Horacio Cartes recibió a una comitiva encabezada por Cristina y Carlos Villalba y el gobernador Alfonso Noria. Poco importaron sus negros y graves antecedentes.