La reforma como única vía

La Constitución establece claramente que no se utilizará la enmienda sino la reforma para temas como la reelección. Esto fue decidido por los constituyentes con el fin de evitar que una sola persona se perpetuara en el poder. Cartes desoyó ese mandato.

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El artículo 290 de la Constitución Nacional, “De la enmienda”, establece claramente en su último párrafo:

“No se utilizará el procedimiento indicado de la enmienda, sino el de la reforma, para aquellas disposiciones que afecten el modo de elección, la composición, la duración de mandatos o las atribuciones de cualquiera de los poderes del Estado...”.

No existe otra interpretación. Sin embargo, el sector cartista (ANR), llanista (PLRA) y del Frente Guasu desoyeron el mandato de la Carta Magna, modificando la Constitución a la medida del presidente de la República; los últimos para beneficiar a Fernando Lugo. Y fue todo esto lo que derivó en los lamentables sucesos ocurridos entre el 31 de marzo y el 1 de abril del año pasado.

Este artículo guarda directa relación con el 229, “De la duración del mandato”, que se expresa en los siguientes términos:

El Presidente de la República y el Vicepresidente durarán cinco años improrrogables en el ejercicio de sus funciones, a contar desde el quince de agosto siguiente a las elecciones. No podrán ser reelectos en ningún caso. El Vicepresidente sólo podrá ser electo Presidente para el periodo posterior, si hubiese cesado en su cargo seis meses antes de los comicios generales. Quien haya ejercido la Presidencia por más de doce meses, no podrá ser electo Vicepresidente de la República”.

Una enmienda constitucional puede ser solicitada por el presidente de la República, 11 senadores, 20 diputados o 30.000 electores a través de una petición firmada. Para ser aprobada, debe contar con los votos de 41 diputados y 23 senadores.

La reforma constitucional puede ser solicitada por el presidente de la República, 11 senadores, 20 diputados o 30.000 electores a través de una petición firmada. La declaración de la necesidad de la reforma sólo será aprobada por mayoría absoluta de dos tercios de los miembros de cada Cámara del Congreso. Es decir, se necesitan los votos de 53 diputados y 30 senadores para que pueda continuar el proceso.

Uno de los convencionales constituyentes de la República para la Reforma Constitucional (1991-1992), Hugo Esteban Estigarribia Gutiérrez, explicó que la idea de él y sus pares fue justamente establecer la no reelección del Presidente y Vicepresidente como tales por la larga historia autoritaria del Paraguay, sobre todo la manipulación del poder.

“Fue una decisión que tuvo en cuenta la historia política e institucional del Paraguay; no sólo la dictadura de Stroessner. Creo que fue una buena decisión porque de esa manera tenemos cada cinco años un nuevo gobernante”, señaló Estigarribia y a renglón seguido admitió: “Ahora, no contábamos con la gente que querría eternizarse y violar la Constitución o que se quiere presentar a cargos que no puede presentarse”.

Explicó que el mecanismo para establecer un cambio en esos aspectos es la reforma, como única vía. “Justamente para que un tema tan importante como este solamente pueda ser debatido en una constituyente especialmente conformada para reformar la Constitución. Ahí se puede dar un debate mayor y no por una enmienda, que solamente se daría en un debate en el Poder Legislativo”, especificó.

Detalló que, a través de una reforma, el pueblo se ve involucrado en el proceso, ya que se convoca a un referéndum, donde deben votar por el “sí” o “no”, como ocurrió en el caso del artículo 120, cuando el Congreso optó por el “sí” al voto de los paraguayos en el extranjero, se incorporó el texto y después se hizo un referéndum y el pueblo decidió en positivo.

Esto, sin embargo, no fue tenido en cuenta por el presidente Horacio Cartes, que pese a haberlo negado en varias oportunidades, la idea de ser reelegido le quitaba el sueño. Sus deseos reeleccionistas lo llevaron a quedar mal parado incluso internacionalmente, ya que apenas asumió su mandato prometió no modificar la Constitución Nacional para perpetuarse en el poder. Pero sus conatos de violación de la Carta Magna luego llevarían a que se desatara algo aún peor: lo ocurrido el 31 de marzo de 2017, cuando además de reprimir a manifestantes, hiriendo a un diputado nacional (Édgar Acosta Alcaraz), asesinaron cruelmente al joven dirigente liberal Rodrigo Quintana.

Ante la imposibilidad de ser reelegido, Cartes nombró sucesor a Santiago Peña para las elecciones internas, aunque este intento tampoco le resultaría: Mario Abdo Benítez derrotó al candidato oficialista en los comicios del 17 de diciembre y se concretó una derrota más del cartismo.

 

El grupo de senadores denominados "Los 25", que modificaron el reglamento interno y luego aprobaron el proyecto de enmienda, afirmaban que la reelección no es inconstitucional ni una prolongación de un mandato, sino una “renovación”.

Uno de los más criticados fue el senador Carlos Filizzola, del Partido País Solidario, quien se unió a colorados cartistas, liberales llanistas y Unace para modificar la Carta Magna vía enmienda. En el caso de ellos, para favorecer una nueva postulación de Fernando Lugo a la Presidencia de la República.

El argumento del senador era que el texto de la reelección por enmienda, tratado y aprobado los 25 senadores en la sesión “mau”, no es el mismo texto rechazado en la Cámara Alta en agosto del 2016, motivo por el cual se podía volver a analizar en sede legislativa en cualquier momento.

Argumentaba que la reelección no pretende alargar el mandato, sino renovarlo. Por lo tanto, reelección y duración del mandato son conceptos distintos.

“El artículo 290 (de la Constitución) habla de que no se puede presentar dentro de un año un texto íntegro, este es otro texto. Es diferente. No se violó lo que dice la Constitución”, señaló Filizzola, intentado así negar que haya irregularidad alguna.

Estigarribia alegó que no es partidario de la reelección, sobre todo después de ver a gobernantes como Nicanor Duarte Frutos, Fernando Lugo y Horacio Cartes intentando violar la Carta Magna. Sin embargo, señaló que en el caso de que se estableciera el referéndum, lo ideal sería instaurar la reelección alternada, considerando la experiencia de países como Uruguay y Chile. “Es un mecanismo que permite durante el gobierno posterior evaluar un poco el anterior y así cuando se vuelva a presentar aquel presidente se vota consciente de su capacidad”, indicó.

Con respecto a la reelección continua sostuvo: “Se da demasiado ventaja al gobernante de turno. Es más, la mayoría de los expresidentes que han tenido reelección continua se han vuelto a quedar y no precisamente por ser los mejores. Por eso, no estoy de acuerdo con el sistema argentino ni brasileño”, opinó.

Dijo que esto puede observarse en nuestro país con los gobiernos locales. “La historia de la reelección consecutiva es una manipulación del poder y eso estamos viendo ahora con las intendencias. Los intendentes renuncian un poco antes cuando se candidatan, pero manipulan a los que se quedan porque generalmente son cercanos a él y después vuelven y no precisamente por ser buenos intendentes. Hay algunos que son señores feudales en su pueblo”, ejemplificó.

Al ser consultado sobre lo acontecido el 31 de marzo del año pasado, consideró que evidentemente lo ocurrido fue fundamental para frenar las intenciones de Cartes de consumar la violación de la Constitución Nacional. “Si no se hubiera producido un episodio penosísimo como lo fue el 31 de marzo, probablemente hoy tendríamos la enmienda”, dijo. Lamentó el hecho de que en Paraguay “solo cuando hay hechos de sangre reacciona la gente. Tuvo que surgir la violencia y hechos de sangre como herir a un diputado o matar a una persona, el abuso del poder policial para que el pueblo también tome conciencia de lo grave que era esto y para que las autoridades frenen su intención y que la comunidad internacional se involucre, así también como en el Marzo Paraguayo”, indicó.

Concluyó diciendo que la ciudadanía debe aprender a tener una reacción pacífica y equilibrada, pero firme, sin que se produzcan hechos que lamentar. “Eso es lo que hay que ir cambiando. Acá hay que construir ciudadanía, desde las familias, escuelas, colegios, hay que ir construyendo civismo. Es un proceso de construcción de sociedad que tiene que ser a la par de la construcción de las instituciones democráticas. Hemos construido instituciones democráticas por la Constitución, pero no hemos construido una conciencia democrática y de resistencia al abuso de autoridad”, manifestó.

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