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CIUDAD DEL ESTE (De nuestra redacción regional). La escuela de la Comunidad Indígena Remanso Toro, ubicada en el kilómetro 49, funciona desde el año 1996 y en la actualidad tiene 109 estudiantes de diferentes edades. A la institución también acuden niños de la comunidad vecina “Colonia Paraguaya”, donde solo se enseña hasta el sexto grado.
El gobernador de Alto Paraná, Justo Zacarías (ANR), había dicho en su rendición de cuenta del 16 de agosto pasado, que ninguna escuela tiene actualmente aulas de madera e hizo alusión que ese “gran progreso se dio gracias a su administración”.
Esta institución educativa cuenta con tres aulas de materiales que fueron construidas por la Gobernación, pero no dan abasto, por lo que siguen utilizando las dos aulas de madera, que están allí desde que comenzó la historia de la escuelita. Los miembros de la comunidad educativa lamentaron que la obra no contempló la construcción de baños sexados, como en las demás instituciones, y tratan de conformarse con una precaria letrina.
“Necesitamos por lo menos dos aulas más y con urgencia los baños sexados. También queremos el cercado perimetral que las autoridades se comprometieron a proveernos”, indicó el director de la escuela, Lorenzo César Benítez.
Pidió al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) para que el próximo año les llegue el almuerzo escolar, en muchos casos, esa sería la manera más segura de que los chicos reciban el alimento diario.
Otra necesidad de suma importancia en el sitio es la energía eléctrica, porque sólo reciben ese servicio en media tensión.
El encargado de la institución dijo que reciben la merienda escolar y que con eso los alumnos logran consumir por lo menos una comida relativamente nutritiva durante todo el día.
Yguazú cuenta en su jurisdicción con tres comunidades indígenas: Remanso Toro, Puerto Juanita y Caranda’y.
Cada día son más los indígenas que dejan sus viviendas para ir a trabajar como jornaleros de los inmigrantes que viven en la zona, de acuerdo a los datos.
Queremos trabajar, pero no hay apoyo
El cacique de la comunidad, Víctor Romero, manifestó que muchos de los hombres de su grupo salen del lugar en busca de trabajo y que no lo pueden evitar. “Pocos son los que se dedican al cultivo en sus propias casas porque no tenemos herramientas y aunque queremos trabajar, necesitamos alimentarnos bien”, señaló.
Romero expresó que los alimentos escasean, y que de esa manera no tienen la fuerza necesaria para trabajar y apostar en sus propias chacras como fuente de ingreso.
Entre sus peticiones mencionó la donación de herramientas, semillas y también un acompañamiento técnico para la agricultura, pero con alimentos que los ayude a trabajar con más fuerza. “No podemos trabajar sin alimentarnos bien. Aquí los alimentos a veces escasean, por eso necesitaríamos un acompañamiento bien fuerte. De nada nos servirán las herramientas si no tenemos fuerzas para trabajar por no alimentarnos bien”, reiteró.
Las familias del lugar se dedican además a la artesanía, como el tallado en maderas y otros materiales que provienen de la naturaleza.