Acercarnos a nuestros hijos en vacaciones

Los niños esperan llenos de ansias y expectativas las dos semanas de descanso que conllevan las vacaciones de invierno, pero para los padres este tiempo se transforma en sinónimo de estrés por el conflicto entre dejarlos hacer lo que quieran u organizar su tiempo libre. Además se agrega otro problema, ya que ese período de descanso no siempre coincide con las vacaciones de los padres, y sin días libres para acompañarlos ni grandes presupuestos para satisfacer sus deseos, este periodo del año suele ser complicado.

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Durante las vacaciones se hace un paréntesis al rigor de los horarios y la rutina diaria, la mente se relaja de las exigencias escolares y es una excelente oportunidad para que los niños aprovechen el tiempo libre y realicen actividades que durante el año quedan relegadas. Por ejemplo, dormir hasta más tarde, encontrarse con amigos, descansar, tener más momentos de recreación y compartir con la familia.

Sin embargo, recreación no significa necesariamente costosos paseos o visitas permanentes a centros comerciales. También en el hogar se puede encontrar diversión y es muy bueno que desarrollen su imaginación y aprendan a inventar juegos, actividades y a distraerse solos en algunos momentos. En la casa hay mucho potencial para pasar un buen rato, jugar fútbol, leer cuentos, dibujar, pintar, disfrazarse, construir castillos con sábanas, haciendo camping en la sala, armar un rompecabezas gigante, preparar alguna receta sencilla en la cocina, inventar y recrear historias entre tantas otras opciones.

No es necesario llenar el tiempo libre de los niños con cientos de actividades para que no estén aburridos, ellos también necesitan libertad para disfrutar de su ocio de la manera que prefieran y así aprenden a organizar su tiempo y actividades, de manera más independiente. Aunque practicar algún deporte o realizar actividad artística es muy interesante para desconectarse de la rutina y de las obligaciones escolares.

Para planificar qué hacer durante estas vacaciones es fundamental considerar las necesidades, motivaciones e intereses del niño, ya que cada uno es único e irrepetible y tiene muy diferentes maneras de divertirse en su tiempo libre. Lo sustancial es escapar de la rutina escolar y aprovechar las vacaciones para potenciar la comunicación con ellos. El tiempo libre debe ser semiestructurado, con ciertos límites, horarios más flexibles pero con orden.

En caso de que los niños hayan traído tareas de vacaciones para la casa (tema muy cuestionado hoy en día), se deberán establecer horarios para su realización pero con un justo equilibrio entre la recreación y el descanso.

Una de las grandes preocupaciones manifestadas por los padres es la falta de tiempo que tienen para relacionarse con sus hijos, ya que se sienten atrapados dentro de la rutina laboral y académica. Las vacaciones pueden ser la oportunidad para compartir y realizar actividades en las que puedan escucharse y reencontrarse padres e hijos.

(*) Licenciada en ciencias de la educación. Máster en psicopedagogía clínica.

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