Hacerse el aichejáranga para seguir haraganeando

"Chéngo che mboriahu", es la típica excusa que utilizan algunas personas cuando simplemente no tienen ganas de trabajar y caen en el conformismo. El aichejáranguismo está más que instalado en la sociedad y es utilizado por gente que, en vez de esforzarse para salir adelante, hace pucherito y espera que se le sirva todo en bandeja de plata.

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A diario escuchamos a personas utilizar el famoso "yo ko soy pobre", excusando su pereza. No se esfuerzan para salir adelante y tampoco demuestran un ápice de interés en hacerlo; al contrario, se sientan a esperar que un milagro los haga millonarios o, tal vez, si son adictos a los juegos de azar, anhelan tener suerte y sacarse el premio mayor algún día.

También están aquellos que lo único que hacen es buscar que la gente se compadezca de ellos y les regale todo porque "aichejáranga, ha'ekuéra ko imboriahu". Buscan cualquier culpable en vez de aceptar que no tienen ganas de trabajar. Malgastan el poco dinero que poseen en cosas sin importancia y, luego, de vuelta a pedir limosnas.

Si bien es cierto que en el país carecemos de apoyo por parte del Gobierno, está comprobado que, a pesar de ello, podemos luchar y hacer grandes cosas. Cientos de compatriotas se sacrifican cada día en varios empleos para construir un futuro mejor, tal vez a paso lento, pero conscientes de que se debe sudar la gota gorda para alcanzar algo que valga la pena.

Conformarse con trabajos temporales y de baja remuneración, no estudiar ni buscar oportunidades solo hacen que uno se estanque y no progrese. Los padres deberían dar el ejemplo a sus hijos, demostrarles que la autocompasión no sirve de nada. Si no empezamos a cambiar la cultura aichenjáranguista, la pobreza irá aumentando cada día.

"Si naces siendo pobre no es tu culpa, pero si mueres siendo pobre, sí es tu culpa", dice Bill Gates, para explicar que provenir de una familia de escasos recursos no es excusa para fracasar en la vida. El aichejáranguismo no es la solución a los problemas, causar pena no te hará alguien exitoso y rico; el trabajo y el estudio sí.

Por Ana Jazmín Lezcano (19 años)

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