Cargando...
El caso se inició oficialmente en agosto de este año con una denuncia atendida por agentes especiales de la agencia federal Homeland Security Investigations (HSI) de Estados Unidos, cuya traducción es Investigaciones de Seguridad Nacional. Esta agencia, a su vez, es una de las componentes de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que se encuentra bajo jurisdicción del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Este último estamento tiene rango de ministerio y, por ejemplo, administra el famoso Servicio Secreto que protege a los presidentes norteamericanos.
Las páginas web involucradas son Amarre.com, Amarres.com y Brujovip.com, dedicadas a ofrecer “servicios” de rituales de brujerías cibernéticos, cuyas consultas oscilan entre los 250 dólares y 300 dólares, según dijeron policías de la Dirección Contra Hechos Punibles Económicos y Financieros, que encararon la pesquisa en nuestro país.
Los delitos se configuraban a partir de que una persona “necesitada” amorosamente entraba a estas páginas web y requería los servicios de supuesta brujería para captar a la otra persona. Los moderadores del portal, que se hacían pasar por hechiceros, pedían a cambio fotos, audios o videos eróticos de los propios visitantes, en el marco de un supuesto ritual para conquistar o recuperar a su pareja.
Una vez que los “clientes” de estas páginas enviaban los materiales íntimos, eran extorsionados por los mismos “brujos”, quienes amenazaban con viralizar los videos si no recibían un giro en dólares.
Originalmente, estas páginas iniciaron en México, pero en Paraguay funcionan desde 2015. El dominio de los portales fue pagado en nuestro país por el encarnaceno Roberto Javier Gauto Valenzuela, de 25 años, pero el que los administraba era su amigo Víctor Manuel Benítez Fleitas, de 25 años. Este último, incluso, se hacía llamar el “Brujo Vip” y hasta dejaba ver en la página sus números de celulares paraguayos y mexicanos.
Los giros de las víctimas de las extorsiones se hacían a través de Western Union. Los pagos recibidos en Paraguay provenían de países como Estados Unidos, México, Guatemala, República Dominicana, Perú, Bolivia, Chile y Paraguay, así como de las naciones europeas España, Suiza e Italia.
Desde el inicio de la investigación, hace tres meses, en nuestro país se recibieron más de 100.000 dólares en giros, de parte de las víctimas de extorsión. Esta suma es sin contar todo lo que ya se cobró en Paraguay desde 2015, que se cree que podría llegar incluso a 1.000.000 de dólares.
En un caso, una víctima pagó 25.000 dólares, en varios envíos de pequeños montos, porque los operadores de este esquema saben que Western Union controla las remesas a partir de 2.000 dólares.
Casi todas las oficinas de Western Union de Asunción, Encarnación y Ciudad del Este fueron utilizadas por el grupo, cuyo cerebro es el hacker argentino Ariel Boiteux, de 34 años, quien cayó preso el martes último en el kilómetro 7 de Ciudad del Este, cuando iba a retirar un nuevo giro producto de la extorsión.
Ariel fue detenido en compañía de su hermanastro, un menor de 15 años, que igualmente permanece arrestado.
Por la causa hay dos fugitivas, Claudia Viviana Vargas e Ivana Alejandra Fajardo, ambas argentinas. La primera es madre del menor de 15 años y la otra es pareja de Ariel Boiteux.
Todas estas personas involucradas fueron grabadas en varios locales retirando el dinero de las extorsiones.
Los dos jóvenes paraguayos relacionados con esta red cayeron también el martes último, en allanamientos simultáneos en sus casas de Encarnación.
Las imputaciones
Ariel Boiteux: por estafa (porque cobraba los giros), producción de documentos no auténticos (porque usaba identidades de otros para cobrar los giros) y extorsión (por exigir dinero para no viralizar los videos íntimos de las víctimas).
Menor de 15 años: por estafa (porque iba a cobrar los giros).
Claudia Viviana Vargas e Ivana Alejandra Fajardo (prófugas): por estafa (porque cobraban los giros).
Roberto Javier Gauto Valenzuela y Víctor Manuel Benítez Fleitas: por estafa (porque cobraban los giros) y extorsión (por exigir dinero para no viralizar los videos íntimos de las víctimas).