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En el año 2014, publicamos el caso de esta niña, como uno de los ejemplos de mora judicial en el área de la Niñez. A cinco años de aquel entonces, buscamos a la familia para ver si el caso avanzó, y nada. La mamá nos cuenta los sinsabores de esta amarga e inhumana espera.
–¿Qué explicación tiene para tanta demora de la justicia?
–Ellos dicen una cosa y hacen otra. Nuestro caso realmente sentó jurisprudencia en su momento por las aristas que tenía la bebé. Logramos sentar jurisprudencia, yo creo que la bebé misma con su fuerza de voluntad logró cosas que parecían imposibles hasta que logramos salir. Lo que supuestamente alegaban se desvaneció, falleció la señora y esperamos que ahora, por lo menos este año nos den la anhelada firma que nos falta de la jueza, de la defensora.
–¿Cuál es la traba? ¿Algún reclamo de la madre?
–No, nunca hubo reclamos filiales. De hecho la familia materna en una audiencia alegó desprenderse de la criatura para un mejor bienestar de la niña, para un mejor futuro.
–La madre incluso tenía declaración de insanía, ¿no?
–Exactamente, declaraba que no iba a hacerse cargo. El tema es que esa mamá había dejado muchos frutos y aunque nunca terminaron de conocerse unos entre otros, la justicia alegaba que tenía que juntarlos a todos y hacer un relacionamiento que nunca se había dado y que según la ley debe darse, cosa que para mí a veces puede y a veces no, porque no siempre es sano.
–¿Cómo, en la práctica, esta dilación afecta la vida diaria de la familia?
–Muchísimo, ya no es como familia, ya no es nuestra vida diaria, es su vida diaria. Nuestro caramelo está a punto de cumplir 13 años, una niña inteligente, brillante, muy entendida y muy preocupada de los temas de adopción, tanto así que a veces nosotros tenemos que estar escondiendo cosas porque lee todo lo que encuentra sobre adopciones.
–¿Ustedes nunca le escondieron nada?
–Nunca le escondimos nada. Desde el primer momento ella supo su condición, justamente tratando de evitar la mala fama de la adolescencia de los chiquitos por el perfil específico que todo niño del corazón presenta. Sin embargo, hoy ella presenta serios problemas de relacionamiento de repente, con sus pares, porque ella necesita estar constantemente en aprobación, necesita sentirse querida constantemente, porque siente un rechazo que aunque no haya sido de la madre que hoy le habla, de la familia que hoy tiene, no lo sabe identificar bien todavía y eso hace que ella quiera ser aprobada constantemente, necesite llamar la atención con actos, necesita que se le diga que se le ama constantemente. Ella necesita sentirse querida.
–¿Esa diferencia de apellidos crea alguna dificultad?
–¡Por supuesto! Al no estar hoy día aún con el mismo apellido de la familia de la cual ella forma parte, hace que ella se sienta muy curiosa de encontrar su verdadera identidad como dice la psicóloga. Por más que ella sabe que pertenece a esta familia, porque hemos hablado mil veces con ella y muy claro, ella incluso me dijo hace poco: “yo sé que pertenezco acá, mamá. Yo no me veo en otra familia”, igual eso hace que inconscientemente ella esté haciendo cosas que quizás para otras personas son raras, no, ella está buscando su verdadera identidad.
Todo niño del corazón necesita cerrar círculos, todos necesitamos cerrar círculos y ellos quizás necesiten un poquito más. Ella está con un apellido ante la ley y con un apellido ante nuestra familia y la sociedad, entonces ¿quién es ella realmente? El día en que ella pueda firmar realmente como parte legal de nuestra familia, creo que muchos problemitas, muchas heridas de su alma van a sanar.
–¿Tener un apellido distinto también despierta la curiosidad de los compañeros en el colegio? ¿Cómo ella maneja esta situación?
–Por supuesto. La vez pasada tuvimos que cambiarnos de un colegio donde nos sentíamos “la familia”, perteneciente por ser mi esposo exa, mi hijo exa, todo el mundo, pero debimos cambiarnos por inconvenientes que hubo entre el comportamiento que ella hace para llamar la atención y las respuestas que en algún momento tuvo de sus pares. Y este año en el nuevo colegio al que nos cambiamos, empezaron a haber los mismos problemas. Una de las compañeritas le dijo “yo era tu mejor amiga y vos no me contaste que tenías otro nombre. Si yo era tu mejor amiga vos me tenías que decirme desde el primer día”. (...)
–A lo mejor si tenían el mismo apellido, no hubieran tenido ese problema
–Si tuviera nuestro apellido estos inconvenientes no hubieran existido. Si hubiésemos sido unas personas que en vez de ir por la ley, hubiésemos ido por el famoso “péichante” como hace el paraguayo y por debajo de la mesa anotarle, no hubiésemos tenido hoy esos problemas, 11 y pico de años después. Y nuestra niña no tenía ni por qué saber como dicen algunos, cosa que para mí personalmente respeto pero no concuerdo, pero al final, ahora con todos los líos que tengo digo: bueno, quizá iba a ser mejor.
–Como voluntaria del hogar donde ella estuvo, ¿conoce de casos de niños que siguen en el abrigo? –Sí, hay chicos que siguen en el hogar. Que se les han festejado a las hermanitas hace poco 15 años, si ya se les festejó 15 años es porque las pobres hacen 13 o 14 años que están ahí. Hay muchos chiquitos que vegetan, llegan a la adolescencia sin encontrar ese amor de familia que estoy segura, hay una familia esperándole en alguna parte del planeta o del país. Esperando ese chiquito aunque no sea un bebé, no importa, hay familias que están esperando dar y recibir amor de un hijo y la mamá no se cansa de esperar, no importa que un hijo llegue siendo bebé, o llegue caminando, llegue por tener barba o una nena en las puertas de tener su primera regla, no importa.
–¿Qué cree usted que debe cambiar?
–Falta un cambio en la ley de adopción.
–¿No serán las personas el problema? Porque la ley está diseñada como para que el trámite sea rápido, pero encontramos un caso como el suyo, de más de 11 años...
–La ley está diseñada aparentemente para tener procesos rápidos, pero no se cumple porque el ente regulador de que estas personas cumplan estos tiempos procesales no funciona. Nadie ve si la que es jueza cuántos casos tiene, cuántos casos de adopciones al mes o al año resuelve. La defensora, cuántos de tus defendidos visitaste, porque yo en mi ignorancia pienso que si soy defensora pública, tengo que ir a visitar ese preso para ver cómo está. Y los niños están en los hogares, pero estos hogares son como una cárcel para ellos, ellos necesitan esa libertad.
Yo sueño con que un día se abran las puertas y se llamen a los papás en lista de espera, que hay muchísimos y hacen años que están, de que se abran las puertas y por ejemplo, el 25 de octubre, Día Nacional del hijo del corazón y digan “Vayan y esta es la lista de los niños y las edades”. Que liberen a partir de 5 años hasta 15 y esas familias asistan ese día y entre ese listado, cuál les parece a ellos que pueden conocer para ir haciéndose familia. Porque por más que la ley diga que no pueden conocerse, la adopción es una cuestión de amor pero no de amor invisible, es una cuestión de amor palpable, vos te enamorás de un niño y lo sentís parte de tu vida, de tu familia y bueno, qué cosa más linda. A lo mejor con que salgan dos o tres de todos estos niños de rango de edad grande, ese día con una familia dispuesta a continuar el enamoramiento que nació en ese instante, ya hubiéramos ganado el cielo.
–En el hogar que usted suele frecuentar, ¿cuántos niños hay?
–Yo no me estoy yendo este año, pero la última vez que me fui había 85 niños, son muchos pero hay hogares que tienen muchos más.
–Desde su experiencia ¿qué es lo que tiene que cambiar?
–Para mí hay partes de la ley de adopción, que no son... hay funciones que cumple el Centro de Adopción que no son de un centro de adopciones me parece a mí, como si fuese un centro de reagrupación familiar, esta es la función que cumple hoy nuestro centro de adopciones cuando insiste tanto en ver la familia ampliada, volver a reinsertar al niño que fue violentado, abandonado, o negado ante una familia que ya por alguna razón depositó el niño en algún lugar y ellos insisten: vamos otra vez, a buscar otro miembro de la familia ampliada a hacer la reinserción del niño. Muchas veces luego de muchos años y muchas desgracias con este niño que a veces se sabe y a veces no, ahí recién, entonces para mí esto está mal. (...)
–Hay que acelerar los procesos...
–Yo creo que los tiempos procesales se deben cumplir a rajatabla. Si dice 90 días, que sean 90 días y que no digan que no encontramos, que se mudó, que está internada, nos fuimos y venimos. No encontramos, lo lamento, no se presentó nadie, caso resuelto y seguir para adelante.
Guarda eterna
Tras el nacimiento de la niña, médicos del Hospital San Pablo dieron aviso a las autoridades de que la niña estaba en peligro, por la agresividad de la madre. En octubre del 2005 la niña fue derivada al hogar, donde la conoció la voluntaria que ahora lucha por adoptarla. El 19 de diciembre del 2007 le concedieron la guarda y desde entonces no ha cesado en su afán de sortear los obstáculos legales que la justicia les pone para poder materializar la adopción.
Informe favorable
El 2 de marzo del 2007, el Centro de Adopciones remitió a la Justicia su informe final, elaborado por la abogada Virginia Ontañón, la trabajadora social Limpia Díaz y la psicóloga Lourdes Maubet. El documento descarta la inserción de la criatura en su familia biológica ampliada, resalta que nunca tuvo contacto con sus hermanos biológicos y recomienda darle una oportunidad para que viva con una familia definitiva.
Juicio interminable
Esta causa está a cargo de la jueza de la Niñez y Adolescencia María Rosa González y de la defensora de la Niñez Bettina Ovando. La fiscala del caso es María Stella Orrego, quien ha dictaminado a favor de que la niña siga con la familia. Como primer paso, se hizo el juicio por pérdida de la patria potestad y declaración de estado de adoptabilidad, que no concluye aún. Recién una vez finiquitado este paso, se podrá dar inicio al juicio de adopción.
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