La baja deshonrosa llegó tarde

La baja deshonrosa del suboficial inspector Osmar Darío González, concretada en su momento por el entonces ministro del Interior Carlos Filizzola, llegó tarde no solo para las dos peluqueras denunciantes, sino para otras cinco víctimas más que reconocieron al uniformado como autor de coacción sexual y robo agravado.

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Actualmente, el mismo soporta otros procesos similares e inclusive su prisión preventiva en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú como un reo común fue ratificada en más de una ocasión.

Pero este caso también desenmascaró la grave deficiencia en la selección del personal policial. En este punto, se destaca que en ocasión de postularse como candidato a ingresar a la Policía Nacional, la sicóloga que tuvo a su cargo su evaluación calificó a Osmar Darío González Caballero como persona “no apta” para ingresar a las filas policiales.

“Fue sometido (a la prueba sicotécnica) y desgraciadamente les puedo decir –lo tenemos documentado– que hemos recomendado que no era apto para formar parte de las filas policiales”, había revelado la sicóloga Teresa Montiel, en declaraciones a radio Monumental.

La profesional explicó que González Caballero tenía “algunos conceptos emocionales muy fuertes que nosotros hemos detectado”.

Es decir, pese a que el examen sicológico concluyó que el postulante no era apto para ingresar a la Policía, dicho dictamen fue ignorado, probablemente porque cumplió de manera satisfactoria otros requisitos.

El exuniformado niega toda vinculación con las denuncias de más de cinco víctimas de coacción sexual y robo agravado. Nunca declaró en sede fiscal; sin embargo, ofreció testimonio de varias mujeres a quienes utilizaría justamente como coartadas.

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