Infierno en la cárcel de Tacumbú

Un voraz incendio desatado en el pabellón de la Tercera Edad de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú el 10 de junio de 2016 dejó un saldo de seis muertos. El triste episodio es recordado por la valiente actitud del jefe de Seguridad del penal, que se sacrificó para liberar a varios internos atrapados y evitar una tragedia mayor

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El incendio se inició poco antes de las 06:00 de la mañana, específicamente en el Pabellón de la Tercera Edad que está situado en el medio de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú y donde había unos 70 internos. También afectó al sector del sótano, donde funciona un taller de confección e igualmente un gimnasio para los boxeadores del penal.

Según los bomberos voluntarios, el siniestro habría sido desencadenado por una falla en el sistema eléctrico y las llamas se propagaron rápidamente.

La primera víctima reportada fue el propio jefe de seguridad de la penitenciaría, Blas Gaona Acosta (42), quien era el segundo al mando del reclusorio, detrás del director, Luis Barreto.

Gaona falleció al liberar a los presos que estaban atrapados en el pabellón de la Tercera Edad porque perdió segundos vitales al trabarse un candado que aseguraba la reja y cayó sobre él una especie de cielo raso de terciada en llamas.

Herido y todo y con el humo sofocándole, el funcionario se repuso y abrió la reja para dejar salir a los reclusos, quienes al final lo auxiliaron. En un último intento por restablecerse, metió la cabeza en un inodoro y abrió una ducha, para tratar de hidratarse.

Pero para cuando lo sacaron del sector en llamas ya prácticamente se había asfixiado y murió camino a un nosocomio.

Una vez confirmado el fallecimiento del jefe de seguridad, los bomberos, policías, paramédicos y otros guardiacárceles combatieron contra las llamas y el humo, mientras otro grupo auxiliaba a al menos una docena de convictos heridos y sofocados.

Pero poco después del mediodía, los rescatistas pudieron ingresar al sótano y encontraron otros cinco cuerpos completamente calcinados.

Los cadáveres correspondían a los internos David Roberto Fraser Gamarra (37), encerrado por tráfico de armas; César Herrera Bogado (49), condenado por asalto; Francisco Javier Benítez Cristaldo (40), también preso por asalto; Alfredo Maciel (36), procesado por abuso sexual en niños; y Daniel Salinas (29), recluido por homicidio.

El resto de la población penal que no fue afectada permaneció en sus pabellones, en medio de una fuerte vigilancia de la Policía Nacional, que reforzó la labor de los guardiacárceles como medida preventiva ante el temor de una fuga masiva aprovechando la confusión generada.

Los rescatistas resaltaron que fueron precisamente los internos los que más ayudaron en las tareas.

Querido y respetado 

Blas Gaona Acosta era un funcionario con 25 años de antigüedad y ganaba poco menos de G. 5 millones, según las fuentes de la penitenciaría.

Dejó huérfanos en su casa de Piribebuy, a una esposa, un hijo de 16 años, otro de 11 años y una nena de tres años.

La mayoría de los guardiacárceles de Tacumbú declararon que Gaona era uno de los compañeros más queridos y respetados. Argumentaron que justamente llegó al alto cargo gracias al apoyo de los demás celadores.

Cinco días después del siniestro, la Junta Municipal de Asunción aceptó la solicitud de clausura de la Penitenciaría de Tacumbú y la elaboración de un proyecto para la construcción de un complejo habitacional en el lugar. El pedido fue derivado a Intendencia para su aprobación, pero hasta ahora no hubo resultados.

cazenave@abc.com.py

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