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Mientras hay víctimas que deciden resignarse a su calvario, hay otras que se someten a un padecimiento, en ocasiones, más traumático que la violación misma: la denuncia del abuso sexual, que significa ventilar el hecho e individualizar a el o los agresores, bajo constantes presiones.
En este caso, allegados a la familia de la joven que sufrió la coacción aducen que se acudió a la justicia no con un afán de venganza ni lucrativo sino para evitar otros casos similares.
Sobre este caso se tiene que el 10 de noviembre pasado, en el predio del Club Centenario se celebró una fiesta de 15 años a la que la afectada concurrió, como muchas otras chicas de su edad y entorno.
Ante la sorpresa generalizada, un inocente encuentro social derivó en casi una tragedia familiar cuando la misma joven reveló a sus padres, presa de la tensión por lo vivido, que fue víctima de abuso durante ese evento y que los responsables habrían sido justamente personas con quienes guardaba una estrecha amistad.
Recién luego de 72 horas del hecho, la menor empezó a dar síntomas a su familia de que algo ocurrió. Así fue como confesó a sus padres que había sido víctima de la coacción sexual y dijo que no lo había contado antes principalmente porque estaba atemorizada debido a que, además de la grave situación que vivió, se iniciaron las amenazas de que si confesaba lo ocurrido, un supuesto video suyo iba a circular en internet.
La víctima también agregó que lo que aconteció recuerda por lapsos, debido a que estaba mareada y no podía defenderse, por lo que se deduce que fue drogada para la depravación.
Exámenes médicos corroboraron que la adolescente de 15 años fue coaccionada sexualmente, por lo que los padres decidieron acudir a la Fiscalía General del Estado, pese a toda la connotación que podía tener una denuncia como esta.
La designación de la fiscala Teresa Martínez fue realizada por el propio fiscal general, Javier Díaz Verón, y desde ese momento se montó toda una maquinaria en busca de evidencias, porque se tenía en contra que el hecho ocurrió varios días antes.
Apoyo psicológico, testigos y celulares
Una investigación penal de este tipo siempre apunta al relato del hecho de la propia víctima, pero no se descarta la relevancia de aportes de los testigos (inclusive autores del hecho) y hasta rastros de la tecnología.
En este caso en particular se tiene en cuenta que la víctima poco o nada pudo recordar hasta ahora de lo que sufrió, por lo que recibe constante asistencia psicológica para sobrellevar tamaño impacto.
De hecho, la defensa del adolescente imputado pidió que la menor declare en cámara Gesell, y se corrió vista del pedido al Ministerio Público y querella adhesiva.
Pero una prueba es considerada clave y su diligenciamiento se llevó a cabo la semana pasada. Se trata del peritaje de seis aparatos celulares, iPods y pendrives que fueron incautados por el Ministerio Público de alumnos de dos colegios privados, y del único imputado en este caso, el adolescente de 15 años.
Esta diligencia es importante porque existe la versión de que el abuso fue filmado con un teléfono celular por otra adolescente (que no se sabe si fue otra víctima o cómplice), y puede ser la prueba que finalmente esclarezca el caso.
Las testificales de compañeros de colegio, que asistieron a la fiesta de 15 años, también se encuentran anexadas a la carpeta fiscal, pero todo se mantiene en reserva.
Constitución al club
También, en el marco de su investigación y con mucho hermetismo, la fiscala Teresa Martínez se constituyó en el Club Centenario para inspeccionar los probables lugares en que habría ocurrido la violación.
De acuerdo a los datos, la investigadora verificó tres sectores, una explanada, el tacuaral cerca de la piscina y la zona de las canchas de tenis.
El club colaboró con la entrega de los videos de las 36 cámaras de seguridad y con la nómina de personas que ingresaron ese día (2.500 entre socios y personal). A esto se suma que ocho guardias de seguridad comisionados a la fiesta de 15 años prestaron declaración testifical, pero no aportaron datos relevantes.
griselda@abc.com.py