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Felipe “Barón” Escurra Rodríguez se convirtió en la última década en el líder de la mafia en Capitán Bado, departamento de Amambay. De acuerdo con los organismos de seguridad, el capo aprovechó hábilmente la captura en el Brasil en julio del 2010 de su jefe, el narcotraficante Líder Germán Cabral Amarilla, para tomar el control de todos los “negocios”, tanto el tráfico drogas (cocaína y marihuana) como armas y municiones efectuadas desde aquella zona hacia territorio brasileño.
A su vez, Líder Cabral fue el heredero de la estructura creada por el clan Morel, que a fines de la década de los 90 fue completamente exterminada por Fernandinho Beira Mar, jefe de la organización criminal brasileña Comando Vermelho, quien, tras escapar de una cárcel de su país, se refugió temporalmente en Capitán Bado. Inclusive, aquella guerra entre narcos le costó a Líder Cabral la muerte de un hijo de tres años y nueve capangas, masacrados en enero del 2002.
Rápidamente, Barón Escurra se apropió de la estructura criminal ya instalada en Capitán Bado y mandó exterminar a las personas que él creía que podían hacerle competencia o poner su liderazgo en peligro, entre ellas el presidente de la Junta Municipal de Capitán Bado, Epifanio Palacios (ANR) y el también narco Gerardo Heliodoro Sánchez Martínez, alias Quelá.
En poco tiempo se convirtió en el mayor traficante de marihuana. El narco utilizó una verdadera flotilla de aeronaves, que operaban en pistas clandestinas instaladas a lo largo de la frontera para remesar todo tipo de mercaderías ilegales al vecino país.
Tras denuncias periodísticas efectuadas por el corresponsal de ABC Color, Cándido Figueredo, la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), ubicó y luego destruyó varias de pistas Barón Escurra, quien en represalia amenazó de muerte al comunicador.
Después de operar impunemente por más de diez años, elementos de la Policía brasileña interceptaron algunas llamadas de Escurra, que luego sirvieron para ubicarlo en una propiedad situada en la colonia Cristino Potrero, a unos 400 metros de la línea internacional y a diez kilómetros del centro de Capitán Bado, donde fue acorralado y capturado por agentes especiales de la Senad, el 19 de agosto de 2016.
Pero tras permanecer encerrado por más de un año, Barón Escurra consiguió que un juez “amigo” lo beneficiara con medidas alternativas a la prisión al no encontrar supuestamente elementos que lo vinculasen con el narcotráfico. Pero 30 días después la Cámara de Apelación revocó la medida, el 9 de octubre, pasado y actualmente Escurra nuevamente se convirtió en uno de los narcos más buscados en la zona de Amambay.
brlopez@abc.com.py