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Fidel Santiago Zavala Serrati, en aquel entonces de 45 años, fue secuestrado por el EPP el jueves 15 de octubre de 2009, a las 18:10, de su estancia “Doña Mabel” de la localidad de Paso Barreto, departamento de Concepción.
Fidel fue llevado en su camioneta Toyota Hilux, con chapa ATC 434, que era manejada por Osvaldo Daniel Villalba Ayala, alias “Alexander”, y a su lado estaba Magna María Meza Martínez, alias “Lety”.
En la cabina trasera iban Isax Burgos Aguilar, alias “Ito”, Fidel Zavala en el medio, esposado, y Gabriel Zárate Cardozo, alias “Simón”, quien después sería abatido por la Policía.
En la carrocería viajaron Manuel Cristaldo Mieres, alias “Santiago”; Nimio Cardozo Cáceres, alias “Aníbal”; Alejandro Ramos Morel, alias “Jota”; Bernardo Bernal Maíz, alias “Coco”, y Noel Adalberto Ovelar Martínez, alias “Matungo”, quien actualmente soporta juicio oral.
Los captores exigieron primero US$ 5.000.000 para liberar al hacendado, aunque después lo soltaron a cambio de US$ 550.000, que fueron lanzados por la familia desde un avión, en un sector del monte, cerca de uno de los campamentos de la banda.
La primera prueba de vida fue un video dejado en un pen drive en la estancia “Rancho Z” y la segunda una conversación por radio HF entre Fidel y su hermano Diego.
Luego de 94 días en cautiverio, 13 campamentos y 64 kilómetros de recorrido en cautiverio, Fidel fue liberado el domingo 17 de enero de 2010, a las 15:00, en los límites de su propiedad, a 10 kilómetros del casco central de su estancia “Rancho Z”, desde donde fue recogido por sus empleados en un tractor.
Los involucrados
Además de los nueve autores materiales del ilícito, de los cuales solo uno está preso (Noel Ovelar), la Policía atrapó en operativos sucesivos a otros implicados en el hecho.
Los primeros fueron los hoy condenados Hugo Diosnel Gill Torres y Graciela Samaniego López, quienes cayeron en la noche del 20 de marzo de 2012 en Horqueta, en posesión de víveres, municiones y equipos de logística que debían hacer llegar al campamento de la banda armada, aunque también tenían dinero en efectivo, de los cuales tres billetes de 100 dólares correspondían al rescate de Zavala.
Después fue capturado Nery López Silva, dueño de la propiedad en Hugua Ñandu donde fue abatido Nimio Cardozo Cáceres, alias “Aníbal”, el 24 de setiembre de 2010. El criminal eliminado tenía en su poder otros 800 dólares del plagio de Zavala. Ahora, hay fuertes sospechas de que López Silva podría ser liberado antes de cumplir su pena.
Noel Adalberto Ovelar Martínez, alias “Matungo”, fue arrestado el 17 de febrero de 2011 en la Fiscalía de Concepción y después admitió formar parte del EPP. Fidel lo reconoció como uno de sus captores.
Por su parte, Néstor Damián Ocampos Fernández fue detenido el 20 de marzo de 2012 en Pedro Juan Caballero, en posesión de 1.900 dólares que forman parte del rescate pagado por Fidel Zavala.
En tanto que Édgar Mancuello cayó el 6 de octubre de 2012 en la colonia Zanja Morotí de Azote’y, en posesión de 2.500 dólares también pagados por Fidel.
Donarán dinero recuperado a los policías
Pese al calvario vivido por la traumática experiencia del secuestro, la familia Zavala anunció que donará todo el dinero recuperado hasta ahora, que totaliza 5.500 dólares, lo que representa el 1% de los 550.000 dólares pagados.
Diego Zavala, hermano de Fidel y uno de los negociadores del rescate, señaló que entregarán el dinero a los policías que fueron víctimas del EPP, y en especial a los afectados en la explosión de la bomba colocada en la camioneta del hacendado, después del plagio.
Este atentado, registrado horas después de que Fidel fuera secuestrado, dejó en cama y prácticamente en estado vegetativo al suboficial Víctor Manuel Martínez Ferreira, quien se debate en la miseria con su familia.
LA SEGUNDA PRUEBA DE VIDA: UNA CONVERSACIÓN
Como segunda prueba de vida, Manuel Cristaldo Mieres, quien se hacía llamar “César”, colocó en el tubo de la radio a Fidel Zavala y se produjo un emotivo diálogo con su hermano menor Diego.
- Fidel: –¿Qué tal? ¿cómo andamos, che ra’a?
- Diego: –Mba’éiko, Ted, ¿cómo andamos?
- Fidel: –Todo bien viejo, pero jaha hese. Tenés que hacer nomás tranquilo, Diego. Cuidado con el tema de la Policía, fiscalía y la prensa, Diego. Manejen bien eso, Diego. Adelante.
- Diego: –Positivo, Ted. No te preocupes por eso, dejá a nuestro cargo, Ted. Contame un poco, cómo estás de salud, Ted, cambio.
- Fidel: –Y tranquilo, Diego, tranquilo. Se aguanta todavía. Se aguanta. Adelante.
- Diego: –Positivo, Ted. Nosotros estamos contigo acá, che ra’a. Te extrañamos. Esta no es una situación fácil, vos sabés. Tenemos que estar conteniendo a todos los de la Policía, los milicos, que no nos escuchen. Nos siguen todos los ratos. Están queriendo controlarnos en todo lo que hacemos. Pero nosotros vamos a hacer, Ted, lo que sea necesario, lo que esté a nuestro alcance, para poder traerte, Ted. Quiero que sepas eso y que te tengamos pronto acá, che ra’a. Vamos a hacer eso. Adelante, cambio.
- Fidel: –Tranquilo. Manejen nomás el tema bien. Tomen cuidado, Diego, métanle nomás. Acá aguantamos.
- Diego: –Así es, Fidel, estamos muy contentos de escucharte, y si César me escucha decile que nosotros vamos a trabajar, que se queden tranquilos, que este negocio vamos a sacar adelante.
- Fidel: –Saludos a la vieja, a la Negra.
- Diego: –Están todos bien en tu casa. Se están ayudando todos ahí. Estamos todos en familia, todos bien contenidos en este momento difícil, pero están todos superbién, Fidel, quedate tranquilo por ese lado.
- Fidel: –Bueno, me alegro Ted, me alegro. Y bueno; dale, che ra’a, vamos a estar expectantes, Ted, manejen el tema con tranquilidad.
- Diego: –Positivo. Bueno, Ted, un placer. Sé que no podemos hablar largo, así que yo quedo acá esperando. Un fuerte abrazo, mi hermano, cuidate.
- Fidel: –Listo, Diego.
- Diego: –Hasta luego.
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