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¿Alguna vez pensamos para quién es simpático lo que hacemos?
Me pongo en tu lugar
Una manera distinta de reflexionar con los alumnos sobre esos «juegos» que practican y que generan mucha angustia en los demás es la siguiente:
1. Nos sentamos en ronda.
2. Cada niño recibe una hoja y en ella escribe qué «juego» le causa angustia cuando se lo hacen.
3. Pegamos los papeles en la pizarra o los colocamos en el centro de la ronda, en el piso.
4. Los agrupamos según sean parecidos.
5. Cerramos los ojos y tomamos un papel. Nos ponemos en el papel del autor del «juego» y expresamos lo que sentimos.
6. Otro compañero, de manera voluntaria, manifiesta lo que siente cuando él es la víctima del «juego».
7. Sigue la ronda de la misma manera hasta que todas las «travesuras» hayan sido analizadas.
8. Llega la conclusión.
¿Qué se espera lograr?
El objetivo de la actividad es reflexionar con los niños que muchas de las travesuras que practican no son para nada divertidas, sino todo lo contrario: ocasionan angustias en el compañero, enojo y pérdida económica para los padres, pérdida de tiempo de clases porque, tanto la profesora como los alumnos, tienen que ponerse a buscar lo «perdido».
Actividad
Elabora una lista de «juegos» o «travesuras» nada divertidos.