Los Guaraníes

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Los guaraníes o "ava" (hombre), como ellos mismos se designaban, se ubicaron sobre las costas del río Amazonas hasta las islas del Río de la Plata y desde el río Paraguay hasta las costas del océano Atlántico, ya que eran los territorios más favorables para la pesca, la caza, la recolección del ñai’û o arcilla para la cerámica, y fundamentalmente para el aprovechamiento de la fértil capa de humus en las labores hortícolas, mientras que el monte cercano a esas zonas brindaba sus frutas silvestres y abundante madera.Lic. Paola Dalles

Organización social y política


Vivían en aldeas donde las casas estaban dispuestas en torno a una plaza grande de forma cuadrangular, allí se desarrollaba una gran actividad social. Eran casas comunales de bases rectangulares, conformadas por una sola habitación y cuyo techo descendía hasta el suelo, las mismas se denominaban ogaguasu o tapÿi, individualmente, y, en conjunto, táva.

Cada familia vivía en una casa comunal donde habitaban entre 60 y 120 personas presidida por un jefe, quien ocupaba la parte del centro. A su vez la aldea estaba dirigida por un jefe político llamado mburuvicha, y un jefe religioso, llamado payé. Su organización social estaba encabezada por un cacique (tuvicha) cuyo liderazgo era hereditario.

Una de las funciones del cacique era administrar el trabajo comunitario y distribuir los bienes de consumo. Existía una división del trabajo por género. La elaboración de la cerámica era una tarea exclusiva de las mujeres, así como la de plantar e hilar los lienzos. El varón era básicamente pescador, cazador, recolector y guerrero.

Economía

Eran agricultores, recolectores, cazadores y pescadores. Las familias poseían un lote exclusivo en las plantaciones comunitarias y, a su vez, cada esposa tenía un huerto personal. Trabajaban en grupo, y los parientes se ayudaban unos a otros. Entre sus cultivos más importantes se encontraban la mandioca (mandi'o), la batata (jety), la calabaza (andai), el zapallo (kurapepê), el maíz (avati), el poroto (kumanda), el maní (manduvi) y el algodón (mandyju). Las hierbas medicinales, los frutos, como la guayaba (arasa), piña (anana) y la yerba mate (ka'a) eran obtenidos directamente del monte o selva.

Para la caza de animales silvestres, como carpinchos, venados y avestruces, utilizaban boleadoras, cuchillos, arcos y flechas. Para pescar se valían de largas canoas hechas de árboles ahuecados.

Religión

Los guaraníes no poseían templos, ni ídolos o imágenes para venerar, su religiosidad era profundamente espiritual, a tal punto de no necesitar de templos ni de ídolos tallados.

Creen en Ñandejára (nuestro dueño), que es el padre bondadoso, el dador de vida y sustento del equilibrio del orden universal, quien se podía manifestar en la plenitud de la naturaleza, por ejemplo, bajo la forma del trueno, pero nunca en una imagen humana visible.

También está el otro lado de lo espiritual, el mal, expresado en el concepto de Aña. Esta fuerza maléfica era la generadora de la muerte, la enfermedad, la escasez de alimentos y las catástrofes naturales.

Cultura y arte

Conocían muchas especies de hierbas, las que utilizaban para la cura de enfermedades. Se destacaron en la fabricación de sus propias herramientas de trabajo, sus utensilios para el hogar como cántaros, fuentes, vasijas hechos de arcilla, además de sus armas de guerra y urnas funerarias.

Desconocían la escritura, pero sabían contar del uno al diez y para referirse a números superiores utilizaban la repetición.
Su idioma, "el guaraní", constituye uno de los legados más valiosos de esta cultura.

La poligamia y la antropofagia

La poligamia era una de las formas de lograr alianzas pacíficas entre grupos que se encontraban en guerra. El jefe de una región podía tener varias mujeres de distintas zonas y así formar parentescos políticos para asegurar las relaciones pacíficas.

Si los lazos de parentesco no daban resultados, existía otra manera de instigar al enemigo: la antropofagia (comer carne humana), que consistía en sacrificar a un prisionero de guerra y luego alimentarse de él. El comer carne del enemigo era como apoderarse del valor de este y hacerse más fuerte.
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