La fecha y el Día del Folclore Paraguayo

El 22 de agosto de 1846, apenas cuatro años después de que falleciera el Dr. Francia y estando el Paraguay con la intención de encaminar su vida institucional con don Carlos A. López, el arqueólogo inglés William John Thoms acuñó el término compuesto "Folklore": "folk", pueblo, y "lore" saber o ciencia"; en pocas palabras, saber o conocimiento popular.

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Si bien es cierto la instalación de la fecha como de recordación del folclore nacional se debe a factores externos, como muchas de las cuestiones que hacen a una nación como la nuestra, crisol de muchas otras nacionalidades inserta en el contexto mundial, no por ello deja de tener suma importancia para nuestra cultura.

Recién en 1960 la Unesco estableció que se recordara en dicha fecha como día oficial del folclore y recomendaba que se realizasen acciones en cada país para celebrar su idiosincrasia de la manera que se creyera más conveniente.

Nuestro país ha sido desde su base misma, con el aporte de las distintas etnias que ocupaban estas tierras, más la suma de los españoles y los ciudadanos de las demás naciones que confluyeron en estas regiones, la suma de varias fuentes de costumbres, tradiciones, conocimientos y saberes que nos constituyen en entes sociales muy especiales; parecidos a los de otros países, pero particulares al mismo tiempo.

Tenemos, por ejemplo, tradiciones culinarias y costumbres parecidas a las de nuestros vecinos, pero al mismo tiempo son diferentes porque tienen nuestra impronta particular. El guaraní se habla en varios países del subcontinente, pero no está distribuida ni es parte tan importante del ser nacional como en el Paraguay.

Nos gusta mucho el tereré, y también el mate aunque esta última infusión se da más en los países vecinos. Nos une lo culinario que tiene que ver con el maíz en toda América, desde el norte hasta el sur; sin embargo, en cada país, con pequeñas diferencias, la utilidad es prácticamente la misma.

La danza, la música, los instrumentos; rica herencia de los europeos mezclada con el ritmo y la percusión de los africanos y los nativos de esta tierra, son la salsa que adereza nuestros oídos cada día.

Nuestros juegos de San Juan, el caminar sobre el fuego, la corrida con el toro candil, el palo enjabonado, las fogatas, son una remembranza de antiguas cuestiones paganas traídas del norte de Europa y que, en estas tierras, se afincaron fuertemente y echaron raíces que, incluso, pensamos que son exclusivamente nuestras, como la mandioca. ¿Quién no ha oído decir "más paraguayo que la mandioca"? Sin embargo la mandioca está presente en muchos otros países alrededor del mundo.

Pero de todas maneras, esa es nuestra tradición, la que se construyó día a día desde hace cientos de años con los que llegaron en carabelas y plantaron una cruz en las tierras morenas de América.

Bibliografía a tener en cuenta

González T., Dionisio. Folklore del Paraguay (2007). Editorial Servilibro. Asunción

Álvarez, M. Folklore Paraguayo (2002). Editorial El Lector. Asunción

Melià, B. Tradiciones Guaraníes en el Folklore Paraguayo (2003). Fundación León Cadogan. Asunción

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