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(Esopo)
Dormía tranquilamente un león cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y, a punto de ser devorado, le pidió este que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reír y lo dejó marchar.
Pocos días después, unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien, al oír los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.
—Días atrás —le dijo— te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.
Actividad
1. ¿Cuál es el conflicto que se presenta?
2. ¿Quiénes son los personajes?
3. ¿Cómo describirías a cada uno antes del final de la fábula?
Cambiamos el final
El ratón, al ver al león entre las cuerdas, lo dejó allí negándole su ayuda. El rey de la selva, al darse cuenta de su tremendo error y al ver alejarse al ratón, le pidió perdón.
El ratón aceptó sus disculpas y fue por ayuda. Avisó a la familia del león lo que había ocurrido. Llegaron enseguida, lo rescataron de las redes y, muy agradecido con el ratón, le prometió nunca más dudar de las promesas y mucho menos juzgar a los demás.
Cambia el final de esta fábula de Esopo
El niño y los dulces
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: —Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces.
Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.