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La mayor parte de su población está relacionada directa e indirectamente con el cultivo del arroz y su procesamiento industrial. Roberto Zub, presidente de la Asociación de Arroceros de Itapúa, recuerda que esta localidad era productora de arroz desde 1940 y en los años posteriores se dio su desarrollo masivo, permitiendo la instalación de molinos y secaderos. Pero las obras del embalse de la Entidad Binacional Yacyreta (EBY) hicieron que perdiera el 35 % de su territorio por inundación, justamente aquellas tierras destinadas al cultivo. “Hoy los principales productores migraron a Misiones, Caazapá, Paraguarí; son carmeños que se vieron obligados a buscar nuevas áreas para el cultivo del arroz, pero siguen residiendo en Carmen del Paraná, y de aquí llevan la mano de obra para trabajar”, comenta el intendente de la localidad, Germán Gneiting. Sin embargo, este municipio quedó como “la capital del arroz” en honor al pasado que tuvo y también al presente industrial arrocero.
Poco más de una década atrás se instalaron tres industrias importantes –Arrosur, Agrozafra y El país–, consideradas las principales a nivel nacional, ya que absorben alrededor de la mitad de la producción de arroz. Los datos que se manejan son que las mismas emplean aproximadamente a 500 personas en forma permanente.
Zub resalta que la cadena productiva del arroz es la que más gente ocupa por hectárea, desde la preparación del suelo, la siembra, la cosecha y el secado, hasta la industrialización. “El costo de producción es de alrededor de 1.500 dólares por hectárea”, afirma.
Anteriormente también existían varias industrias trabajando en el sector de chacinado, pero en los últimos años esta actividad se fue perdiendo y ahora solo quedan unas pocas.
Turismo. Atendiendo a la infraestructura que la EBY construyó a modo de compensación en Carmen del Paraná, que fue muy afectada por la represa en términos de porcentaje de territorio perdido, esta comunidad se volvió en los dos últimos años un destino turístico de los paraguayos. Cuenta con una costanera de 10 km y tres playas, aunque solo una habilitada. Desde el verano 2011-2012, durante los fines de semana recibe gran cantidad de turistas, pese a la pequeña infraestructura local para garantizar comodidad.
Adaptación. Siempre fue una ciudad tranquila, de gente laboriosa, pero actualmente aparece como una ciudad costera y, por ende, veraniega, lo que implica un nuevo estilo de vida para sus pobladores que aún no están acostumbrados. Existe un déficit en hotelería y gastronomía. Cuenta con tres posadas turísticas y la Municipalidad está considerando concesionar las playas para adecuarlas a las necesidades de los turistas.
15.000 personas llegaron aproximadamente los domingos de verano hasta las playas; según datos de la Municipalidad, la mayoría, de localidades aledañas.
7.000 habitantes se estima que tiene la localidad, de los cuales 5.000 viven en el sector urbano. Muchos de ellos son descendientes de europeos.
Más de 200 pescadores viven en la localidad. Muchos de ellos ya no pueden subsistir solo con este rubro, porque las corrientes de agua y los vientos son muy fuertes tras la inundación. Necesitan embarcaciones más seguras, según el presidente de la asociación de pesqueros, Esquivel Gómez.