Misión: renovar el sector energético

Paraguay es el único país del continente que aún no ha reestructurado su sector eléctrico. Es de destacar la promulgación del Decreto de Política Energética Nacional, el año pasado y los planes de acción que esta prevé a corto, mediano y largo plazo. Igualmente, hoy día el sector eléctrico paraguayo continúa regulado por la Ley 966/64 de la ANDE, siendo un monopolio estatal centralizado, subordinado al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y coordinando algunas acciones con el Viceministerio de Minas y Energía.

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A diferencia de otros países de la región, Paraguay sigue estableciendo una estructura vertical de monopolio en lo que respecta a la generación, transmisión y distribución de energía (wholeshale & retail), lo cual era muy efectivo... hace 50 años más o menos.

Los países vecinos, Brasil y Argentina, han avanzado en la reestructuración y en la integración de sus sectores (el ENRE en Argentina y la ANEEL en Brasil, son entes reguladores). Tengo mis reservas en cuanto a la apertura de mercados, pero es importante observar este cambio de paradigma, no como una solución mesiánica al problema de los cortes de luz nada más, sino más bien al problema de inversiones en infraestructura para dar servicios públicos que, finalmente, es la principal causa de los problemas de distribución en Paraguay. Amén de esto, es cierto que contamos con las tarifas más bajas de la región y sin subsidio, es decir: Paraguay está en una posición sui géneris en el ámbito.

Los países que han realizado la reestructuración del sistema eléctrico lo hicieron por la evolución de la economía y la necesidad de atraer mejoras en cuanto a generación y competitividad del sector. En nuestro caso, tenemos abundante energía eléctrica disponible al contar con plantas de generación hidroeléctrica como Itaipú, Yacyretá y Acaray. Paraguay se encuentra ubicado geográficamente entre dos grandes mercados energéticos, con necesidades de energía cada vez mayores. El condominio del río Paraná entre Paraguay, Argentina y Brasil cuenta con una afluencia media superior a los 8.000 m3/seg, y el territorio paraguayo no tiene grandes accidentes geográficos lo cual es imprescindible para la construcción de grandes líneas de transmisión. Igualmente, esta ubicación geográficamente beneficiosa nos posiciona como centro de integración energética por excelencia. Es sabido que Paraguay, con estos recursos, cuenta con suministro de electricidad asegurado por lo menos hasta el 2030. Años atrás, quizás, al estar “seguros” de tener abundancia energética, la desintegración del sector eléctrico era innecesaria. Hoy, el 2030 está muy cerca y la realidad es otra.

El proceso de liberalización del sector en la región se inició en Chile a finales de los 80 y principios de la década de los 90, y empezó cuando se puso en evidencia que no había un solo negocio eléctrico sino que varios dentro de él. Un leve acercamiento a este proceso lo tuvimos recién en el 2006 con la promulgación de la Ley N° 3009 que rige las actividades de producción y/o transporte independiente de energía en cuanto a cogeneración o autogeneración eléctrica.

En cuanto a la distribución, la explosión de transformadores es uno de los principales problemas técnicos, sumado a la infraestructura de redes que aún son aéreas, la falta de datos del estado de carga de transformadores de distribución y los consumos elevados por altas temperaturas por el clima con el que vivimos sobreexigiendo a veces a los equipos y alimentadores. Pero, mirando a futuro, un paso adelante lo podemos dar, por ejemplo, permitiendo por la vía de las APP que el sector privado tome el Plan Maestro de la ANDE y, de esta manera, se realicen las obras de nuevas subestaciones para el sistema de distribución y el refuerzo de las mismas para sostener la demanda por un tiempo. Hay que comprender que la transmisión y la distribución son monopolios naturales y como tales merecen ser controlados por el Estado siempre; en este sentido, vemos que hay distintos niveles de intensidad de intervención/regulación, y el Estado puede ser prestador/operador, regulador o titular de recursos naturales.

Constitucionalmente, la República del Paraguay garantiza la calidad de vida, y organiza la explotación de recursos públicos percibiendo el canon correspondiente, es decir, no busca el lucro con los servicios sino solo el bienestar, es por ello que no existen incentivos para inversiones en el sector público.

Si hablamos del sector privado, este sí busca el lucro y al estar regulado está también obligado a invertir exactamente lo que se necesita y brindar una determinada calidad de servicio, por ello no puede invertir menos, porque su calidad bajaría y caso contrario, la tarifa efectivamente pagada por el consumidor no generará rédito.

Asimismo, tenemos como desafío diversificar las fuentes de generación. Mirando desde el punto de vista económico-financiero, considerando la tendencia creciente de consumo y valorización, construir más fuentes de generación no es un obstáculo.

Durante una de las presentaciones de la Política Energética Nacional, los profesionales comentaban que la creación del ente regulador es necesaria y urgente, y que está prevista en el corto plazo. El ente, definido como la “autoridad administrativa independiente para la regulación y control de los servicios públicos”, tendría un rol único al sintetizar intereses que compiten entre sí. La mejora del modelo actual puede lograrse con esta institución, además de otras que coadyuven en su gestión.

Las funciones del ente serían regulatorias, de aplicación y control, sancionatorias y de resolución de conflictos.

a) Regulatoria: calculando tarifas periódicamente, estableciendo normas de calidad de servicio, dictando o aprobando normas técnicas y de seguridad pública.

b) De aplicación y control: controlando la aplicación de tarifas, auditando la calidad del servicio, verificando el cumplimiento de leyes-normas-reglamentos.

c) Sancionatoria: aplicando el procedimiento sancionador y determinando penalidades, multas o resarcimientos, según el caso.

d) Resolución de conflictos: con las limitaciones legales, en caso de controversias con motivo de los servicios, por ejemplo los mismos podrían ser sometidos, en forma previa y obligatoria a la jurisdicción del ente.

De esta manera el Estado garantizaría bajo su control la continuidad, regularidad, uniformidad, generalidad y obligatoriedad del servicio, exigiendo a que este sea desintegrado verticalmente, de acceso abierto y que cuente con tarifas con criterios económicos. Además, otras soluciones a mediano/largo plazo pueden ser: la culminación de, por lo menos, dos líneas de transmisión más; la diversificación de la matriz energética y la implementación de energías alternativas; el uso de redes subterráneas, smartgrids y microgrids junto con la aplicación y revisión de la Política Energética así como la evaluación de resultados.

Paraguay necesita iniciar con la aplicación de la Política Energética desde ya, del mismo modo necesita pequeñas y grandes obras de infraestructura, regulación y en recursos humanos, lo que además de proporcionar energía propiciarán una revolución financiero-laboral en la región.

Paraguay necesita técnicos intrépidos y formados en las distintas áreas, que planten ideas claras para avanzar y no para seguir anclados en donde estamos.

* Becaria del Programa Nacional Don Carlos Antonio López en la Maestría Interdisciplinaria en Energía de la Universidad de Buenos Aires.

camyarias2006@gmail.com

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