Menor dinamismo de la economía urge estrategias de reactivación

El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y la caída de precios de las materias primas que generaron las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, contribuyeron a que el crecimiento se desacelerara en la región. Además, la política monetaria se contrajo en algunas economías, a fin de contener las presiones inflacionarias relacionadas, en parte, con la depreciación de la moneda. Al ser una economía tan abierta, Paraguay es un país altamente susceptible a los desajustes económicos regionales.

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Existen varios riesgos que podrían afectar en mayor medida las perspectivas de crecimiento de la región y, por consecuencia, al Paraguay. Por ejemplo, un aumento de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos (EE.UU), o una desaceleración en algunos socios económicos importantes, podrían determinar un menor crecimiento del comercio mundial. La región, a su vez, se vería perjudicada si las condiciones financieras mundiales se endurecen más, liderado por un incremento de las tasas de interés de EE.UU. y una apreciación del dólar, lo que puede generar un incremento en la volatilidad financiera mundial. Cabe resaltar que el mencionado aumento en la volatilidad en los mercados mundiales podría conducir a una reducción de los flujos de capitales hacia la región, lo que podría afectar el potencial de inversiones.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que el Producto Interno Bruto (PIB) regional será de 1,7% el actual año, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que América Latina crecerá 2,2%.

Menor ritmo de crecimiento

En medio de estas condiciones poco favorables, Paraguay experimenta un proceso de desaceleración, esto es, un menor ritmo de crecimiento. Particularmente, el sector industrial ha resultado afectado, a través de un sobre stock de mercaderías, situación que se ha agravado con el ingreso de productos al país desde Brasil. El nuevo gobierno ha mostrado serias dificultades para informar a los distintos agentes económicos sobre sus planes ante un panorama más incierto, en particular, sobre la discusión de una eventual reforma tributaria, lo que ha aumentado los niveles de incertidumbre. Este contexto ha frenado el ánimo inicial de los inversionistas. Aunado a esto, la retracción del agro por cuestiones climáticas, también forma parte de los factores incidentes en la ralentización de la economía paraguaya. De hecho, algunos datos refieren que la caída en la producción sería de alrededor de 1 millón de toneladas y otros operadores señalan que puede llegar a 2 millones de toneladas de soja, lo que representa alrededor de US$ 660 millones.

Debido al peso del sector en la composición del PIB, el débil desempeño de la cosecha impactaría en un menor crecimiento económico de alrededor de 1% o levemente por encima. No obstante, la economía hoy se ve muy diferente de lo que era hace 15 años. La participación de servicios es ahora de casi el 50% del PIB. Las exportaciones se han diversificado y las vulnerabilidades externas han disminuido. La deuda externa total del sector público y privado bajó de casi 200% del PIB en 2002 a 40%, según el FMI.

Para continuar el ritmo de desarrollo económico, la cuestión fundamental para el futuro del Paraguay es encontrar la manera de mantener el rápido crecimiento de los ingresos reales. La economía del Paraguay sigue dependiendo en gran medida del sector agrícola, pero los precios agrícolas ya no están en los niveles altos de antes y pueden disminuir aún más, a medida que la demanda mundial se desacelera.

El crecimiento futuro deberá provenir cada vez más del sector de exportación no agrícola/no energético, que en la actualidad está creciendo rápidamente, aunque aún es pequeño. Sin embargo, esta transición requiere de un mayor nivel de inversión del sector privado, incluso desde el extranjero.

¿Cuáles podrían ser algunas acciones y planes de reactivación económica?

El complejo escenario, tanto regional como local, requiere de esfuerzos por parte del gobierno para tratar de incrementar los distintos componentes del PIB. Las autoridades se encuentran ante una fuerte necesidad de establecer planes de corto plazo, que reactiven el circuito económico local. Las acciones del gobierno de informar sobre la agenda económica hasta ahora se han limitado a bajar la tasa de política monetaria y señalar acerca de su plan de obras públicas de aproximadamente US$ 900 millones.

Los elementos primordiales que deberían guiar la agenda de un programa anticíclico tendrían que centrarse en políticas que incidan en el nivel de los precios y en proyectos que estimulen el empleo.

Por el lado monetario, cabe recordar que Paraguay opera bajo un sistema de metas de inflación, donde la autoridad monetaria tiene como objetivo que esta se ubique en 4%, con un rango de tolerancia de ± 2 puntos porcentuales, esto es, la inflación puede situarse entre 2% y 6%.

Destaca que la variación intermensual de inflación, medida a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC), para diciembre de 2018 se situó en -0,3%, valor que no se observaba desde 2005. Asimismo, durante enero de 2019 no registró variación (0,0%) que, al igual que el caso anterior, no se evidenciaba desde el 2009. Esta trayectoria de precios es atípica para dichos meses del año, ya que durante diciembre se pagan aguinaldos y hay una estacionalidad importante asociada a las compras de la temporada navideña, y para enero parte de la población viaja por las vacaciones de verano, dinámicas que, en conjunto, generan importantes presiones sobre los precios.

Este comportamiento en los precios podría estar asociado al hecho de que dos de cada tres paraguayos viven en la región fronteriza, y dadas las ganancias de competitividad de Argentina y Brasil, como resultado de la depreciación de sus monedas, genera incentivos a la compra de bienes en los países vecinos, no solo para el consumo personal sino también como medio para incrementar el ingreso del grupo familiar, a través del contrabando, lo que estaría incidiendo en el comercio local y, por ende, en la actividad económica.

La problemática del contrabando hace imperativo el control de la frontera, lo que implica el uso de políticas espejo, esto es, que los trámites y los plazos para importar o exportar bienes tengan las mismas características. Asimismo, con la finalidad de incentivar la producción nacional y preservar el empleo, se podría implementar una campaña de incentivos para comprar productos paraguayos. Lo anterior no significa un proceso de sustitución de importaciones, pero se debe informar a la población de las consecuencias negativas que trae la citada actividad ilegal al país, porque lejos de crearse puestos de trabajo lo que se genera es una informalización de la economía, lo cual implica menos impuestos para el gobierno y problemas para cubrir el gasto fiscal.

En la medida que la fuente de ingresos del gobierno se vea reducida, se enfrentarán problemas para cubrir rubros como educación y salud, y se hará más dependiente de emisiones de bonos, ya sea interna o externamente, así como de programas de financiamiento de organismos internacionales.

Cantidad de dinero

Otra variable que ha mostrado una trayectoria desaceleradora es la cantidad de dinero. En efecto, tanto el saldo de billetes y monedas en circulación (M0) como el de M1 (que incorpora a M0 los depósitos que son transferibles mediante cheques y cuentas corrientes), muestra variaciones interanuales de un dígito de manera consecutiva desde agosto de 2018, comportamiento que no se registraba desde igual mes de 2015. Lo anterior apunta a una menor disposición de los agentes económicos por liquidez para cubrir sus principales transacciones, ya que estas últimas se han reducido con la desaceleración de la actividad económica. Además, la intervención del Banco Central del Paraguay (BCP) en el mercado de divisas también contribuyó a disminuir la cantidad de dinero en circulación, ya que se vendieron aproximadamente US$ 1.273 millones.

Dados los indicios de desaceleración económica, el BCP, en su última reunión de comité, ajustó a la baja su tasa de política monetaria en 25 puntos básicos, para ubicarla en 5% anual como medida de señal para que el sistema financiero incremente el crédito, con la finalidad de incentivar el consumo y apuntalar un mayor crecimiento del PIB. También se podría aprovechar la liberación de fondos públicos, que hasta el 2018 debían ser administrados por el Banco Nacional de Fomento (BNF), para otorgar al público créditos blandos (largo plazo y baja tasa de interés), para motorizar el crédito. Otras acciones también podrían venir a través de la ejecución de obras públicas, que sean intensivas en mano de obra como la construcción de viviendas sociales, que no solo son necesarias para la población, sino que también fomentarían el empleo. El diferimiento del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) de las empresas comerciales así como el fraccionamiento del pago del Impuesto a la Renta Personal (IRP), podría mejorar el balance de las personas, de manera de proporcionar un incremento temporal en sus ingresos que los pueden utilizar para consumir.

Finalmente, cabe recordar que, si se toman las medidas necesarias en el momento oportuno, se podría evitar el agravamiento de la desaceleración económica. Al mismo tiempo, el Paraguay debe sostener sus políticas macroeconómicas prudentes que le permitan al país continuar creciendo rápidamente y mejorar el nivel de vida de todos los ciudadanos.

La economía local enfrenta un proceso de desaceleración, por lo que requiere de medidas políticas y económicas oportunas, lo que podría evitar el agravamiento. Al mismo tiempo, el Paraguay debe sostener sus políticas macroeconómicas prudentes, que le permitan continuar creciendo.

Ante un vacío de comunicación de la agenda económica por parte del gobierno, las noticias juegan un rol fundamental al moldear las expectativas de los distintos agentes económicos y las decisiones asociadas al consumo e inversión.

La actividad económica del país no es ajena al contexto regional y global. Entre las razones principales para una expansión más lenta en la región están la turbulencia del mercado que comenzó en Argentina, desaceleración en Brasil, deterioro de la crisis en Venezuela, y un cambio negativo en el entorno externo.

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