Itaipú: el robo

José Luis Manzano, político mendocino, acuñó una frase amoral, que fue su sello y condena: “Yo robo para la corona”, con la que pretendió dar un aire de legalidad a la corrupción, siempre y cuando los delitos sean cometidos en beneficio del amo político de turno.

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Al respecto, el presidente interino brasileño, Michel Temer, medida mediante una medida provisoria, gestiona cambiar la fuente de pago de la compensación de la energía paraguaya cedida gratuitamente a la Eletrobrás.

De pronto, a Michel Temer se le antoja que el Tesoro brasileño ya no debe soportar el compromiso encargando la responsabilidad a los consumidores del servicio.

El daño al Paraguay ya es un hecho. En efecto, con solo el incremento del repase, la multinacional estatal y circunstancial agente de retención, mantendría invariable su colaboración con sus prósperos accionistas.

Para el presidente interino y sus adláteres, la compensación al Paraguay no es más que un acto de caridad que, desde ahora, recaerá en el sufrido consumidor brasileño.

Con este inamistoso gesto queda patente que el latrocinio más importante que sufre el Paraguay, posterior al despojo territorial consumado por el Imperio brasileño en el siglo XIX, ocurre en Itaipú con la apropiación indebida de su soberanía energética.

Solo hay que recordar el fraude violatorio del Artículo XIII del Tratado, que establece la división “…en partes iguales entre los dos países…” de la energía producida por el aprovechamiento hidroeléctrico.

Rompiendo la equidad, el producto es comercializado por la Eletrobrás, salvo una exigua porción derivada a la ANDE.

De este modo, la energía no consumida sirve para corregir el déficit energético del vecino país. Hasta 1986, este excedente formaba parte del Costo de Servicio de Electricidad de la entidad binacional.

Pero hay más. Con respecto a la deuda de Itaipú, la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos, dependiente de la Cancillería nacional y ABC Color manifestaron reiteradamente que los compromisos de Itaipú con la Eletrobrás y el Tesoro brasileño han sido suficientemente honrados. La deuda es “cero”, afirman.

Así lo corroboró el economista Jeffrey Sachs, principal asesor económico del Secretario General de las Naciones Unidas. A través del Earth Institute de la Universidad de Columbia, señala que la deuda desde hace tiempo ya fue cancelada debiendo devolverse el dinero abonado por demás.

La cuestión es muy relevante, habida cuenta que la revisión del acuerdo en el 2023, luego de cincuenta años, es en función del grado de amortización de las deudas contraídas en relación a las potencias contratadas.

Completando el combo, creando un manto de dudas, las mediciones de la energía de la margen izquierda, que debieran realizarse en la subestación Furnas de Foz de Yguazú, son hechas en San Pablo sin la participación de ningún funcionario paraguayo. Todo sugiere que las multimillonarias pérdidas de las extensas líneas de transmisión, igual que la deuda “espuria”, son cargadas a Itaipú.

Aporte anual de Paraguay

Creemos oportuno destacar que la demanda total del Brasil de la energía eléctrica en el año 2010 fue de 455.189 GWh. La energía excedente contratada en ese año fue 35.818 GWh, un 7,86% del total. Para una población de unos 191 millones de habitantes, el consumo per cápita orillaba los 2.383 kilovatios hora. El PIB estaba estimado en unos US$ 2 billones y el per cápita en US$ 10.800.

Relacionando el consumo por persona y el PIB per cápita para la producción de US$ 100 se necesitaría 22 kilovatios hora de energía. De esta manera los 35.818 GWh de electricidad paraguaya produjo para la economía brasileña más de US$ 162.000 millones, cifra sideral más que suficiente para dar sostenibilidad a su desarrollo emergente.

Con todos estos suministros energéticos, que solo beneficia a Brasil, nada resta al Paraguay para congratularse con el presidente Michel Temer.

No obstante, el Gobierno nacional deberá despertar de un largo letargo. La modorra que mantuvo anestesiado por décadas a sus ocasionales gobernantes, siempre satisfechos con las migajas de la mesa del socio condómino, no debe impedir nuevamente los resarcimientos debidos al pueblo paraguayo. Una noble nación, que jamás rindió su estandarte y solo pide lo que le corresponde.

Una patria que forjó su dignidad “en el estridor de las armas” tal como lo enseña Arthur H. Davis, embajador extraordinario y plenipotenciario de los Estados Unidos en Paraguay, en su magistral obra dedicada en 1985 al general Martin T. McMahon. Un “diplomático en el estridor de las armas”.

Finalmente, coincidimos con San Agustín en la definición sobre la justicia, acertada por su simpleza y profunda por su alcance: “Justicia es dar a cada uno lo suyo”.

juanantoniopozzo@gmail.com

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