Incertidumbre en la economía campesina: debilitamiento del esquema productivo del sésamo y migración lenta a otros rubros

La situación de crisis del sésamo agrega aún más complejidad al mundo agrícola paraguayo. Las opciones son múltiples, pero requieren de medidas correctivas urgentes y prácticas. Así, si el objetivo es recuperar la competitividad de la cadena del sésamo se requiere intervenir en toda la cadena, en el agricultor, favoreciendo variedades, créditos, asistencia técnica y precios transparentes. Por el lado de las exportadoras, el Estado y la banca tendrían que reestructurar sus deudas para propiciar el funcionamiento correcto de las mismas, y el MAG aportar más presencia de extensionistas.

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Las últimas estimaciones del área cultivada de sésamo en el país no son nada auspiciosas, ya que indican una reducción de más del 50% del área sembrada, pasando de 60.000 a menos de 25.000 hectáreas, es decir, una reducción de más del 50%.

La merma de la superficie cultivada se debe a múltiples factores, como los problemas de germinación de las semillas, que son facilitadas por las empresas; los rendimientos magros de los últimos años, los excesivos controles de calidad, la dificultad de obtener financiamiento por parte de los acopiadores y, por último, dificultades y limitaciones en las empresas emblemáticas del rubro, que han cerrado incluso sus oficinas regionales.

La cadena del sésamo presenta problemas en casi todos los eslabones de la misma, por lo que los agricultores familiares han dejado de cultivarlo, inclusive en las zonas más representativas, como los departamentos de Concepción, San Pedro y Canindeyú, principalmente. Las empresas que exportan sésamo, y que son finalmente las que apalancan la cadena con mayor fuerza, experimentan dificultades financieras, lo que les restringe significativamente su capacidad de estar en el campo con sus propios extensionistas, lo que a la larga crea una sensación de seguridad y confianza en los agricultores.

La relevancia de este cultivo es muy alta para la economía campesina, puesto que la misma inyectaba sumas importantes a las familias. Las exportaciones de sésamo llegaron a 80 millones de dólares en 2014, para luego comenzar un descenso brusco. En efecto, en el año 2015 solo se exportó por un valor de 45 millones de dólares, bajando luego, en el 2016, a apenas 32,1 millones de dólares. Atendiendo la disminución de la superficie cultivada en la presente campaña se espera que la exportación correspondiente al año 2017 se reduzca a menos de 15 millones de dólares, lo que se traducirá en una merma importante de dinero en los bolsillos de los agricultores.

El sésamo producido en el Chaco central, especialmente en el distrito de Filadelfia, se ha mantenido constante, así como las exportaciones de la cooperativa Ferheim, que ha mantenido sus volúmenes de exportación. En el Chaco el sésamo es producido de forma mecanizada, a diferencia de la región Oriental, donde prima el esquema de trabajo exclusivamente manual en las labores de siembra y cosecha.

A continuación se discuten algunos aspectos problemáticos y limitantes de la cadena productiva del sésamo.

Exigencias extremas del mercado japonés

Al tratarse de un producto destinado al consumo humano directo, esto es, sin procesos industriales, la calidad exigida por Japón a Paraguay es muy alta, tolerando solamente el 0,01% de residuos químicos, aunque los mismos sean permitidos por la legislación paraguaya. En el 2016 varios envíos de sésamo paraguayo han sido rechazados por el país asiático debido a la presencia de este producto en valores superiores a los permitidos, desmotivando a los productores a continuar con este rubro. Aunque los agricultores no utilicen este producto en los cultivos, además de haber sido prohibido por Senave, la contaminación puede producirse en el momento de la carga en las bolsas, el acopio e incluso en el transporte.

Sin embargo, según análisis del exministro de Agricultura y Ganadería Ing. Agr. Alfredo Molinas, cuando Japón importa vegetales para consumo directo de otros mercados, especialmente de la Unión Europea, tolera hasta el 1,5% de residuos químicos, es decir, son mucho más permisivos con los europeos que con los paraguayos.

Otro aspecto que influye en el sistema productivo es la entrada al mercado internacional de África, que en los últimos años ha conquistado una parte importante del comercio mundial, compitiendo y relegando a Paraguay de los mismos.

Escaso seguimiento y apoyo del sector público

Los actores principales de la cadena, especialmente los agricultores y las empresas exportadoras, refieren la presencia insuficiente del Estado en este rubro. El cierre de algunos programas del Ministerio de Agricultura y Ganadería, como el de Manejo y Conservación de Suelos, ha limitado significativamente la capacidad productiva de los agricultores. Los proyectos del Ministerio de Agricultura y Ganadería no han sido suficientes ni eficaces para acompañar y asegurar la introducción de buenas prácticas agrícolas que permitan incrementar rendimientos y mejorar la rentabilidad del sistema productivo.

La transferencia de tecnología no ha sido sistemática ni adaptada a las necesidades de los agricultores, así como tampoco el apoyo en la comercialización, una de las etapas más sensibles del proceso productivo.

La Universidad Nacional de Asunción, a través de la Facultad de Ciencias Agrarias, ha realizado varios esfuerzos para depurar algunas variedades de semillas, pero lastimosamente el efecto de estas iniciativas ha sido muy limitado.

Sin el sésamo ¿qué opciones existen?

El sésamo había reemplazado al algodón como cultivo principal de renta, pero luego de la disminución del área sembrada es pertinente observar la decisión tomada por los agricultores que no pueden quedarse de brazos cruzados en el periodo productivo por excelencia, el verano.

En las zonas de influencia de las industrias almidoneras, donde Codipsa y Almisa lideran la compra de mandioca, se ha podido observar cierta recuperación en los precios de venta del almidón, que se han traducido en parte a los agricultores. Así, las exportaciones han llegado a los volúmenes y valores de años anteriores.

En efecto, después de haber tocado fondo con valores de apenas poco más de 7 millones de dólares en 2014 y 2015, en el 2016 se lograron exportar por un valor cercano a los 20 millones de dólares. No obstante, los tiempos diferentes de este cultivo con respecto al sésamo, siendo la mandioca de mayor duración, no han sido lo suficientemente fuertes ni extendidos como para reemplazar al sésamo.

En lo que respecta a la caña de azúcar, este cultivo no ha logrado aumentar sus rendimientos, salvo aquellos productores que han sabido incorporar los diferentes paquetes productivos que le ofrece el mercado. Además, al igual que la mandioca, se trata de productos pesados y voluminosos, que exigen la presencia de alguna industria en los alrededores, en un radio de aproximadamente un máximo 50 kilómetros.

La transición a los granos: maíz y soja

Varios productores de sésamo situados en los departamentos de San Pedro, Canindeyú y Caaguazú han comenzado a migrar hacia otros rubros productivos de renta, como el maíz e incluso la soja. Los agricultores familiares que logran tecnificarse y agregar conocimiento a sus labores productivas disponen de mayores alternativas para la generación de renta. Mediante el alquiler de maquinaria y del pago de los insumos contra cosecha, no pocos campesinos han comenzado a diversificar su fuente de ingresos mediante el cultivo de granos. Se estima que no menos de 400.000 hectáreas de cultivo de soja corresponden al estrato de pequeñas fincas, esto es, comunidades campesinas, así como alrededor de 200.000 hectáreas de cultivos de maíz. Si bien podría tratarse, al menos en parte, de agricultores familiares que arriendan sus propiedades, una cantidad creciente de campesinos comienza a sembrar estos rubros que hasta hace poco tiempo eran casi exclusivos de la agricultura tecnificada.

Para finalizar, la situación de crisis del sésamo agrega aún más complejidad al mundo agrícola paraguayo. Las opciones son múltiples, pero requieren de medidas correctivas urgentes y prácticas. Así, si el objetivo es recuperar la competitividad de la cadena del sésamo, se requiere intervenir en toda la cadena, en el agricultor, favoreciendo variedades, créditos, asistencia técnica y sobre todo precios transparentes. Por el lado de las empresas exportadoras, el Estado y la banca tendrían que reestructurar las deudas de las mismas para favorecer y propiciar el funcionamiento correcto de las mismas.

Por su parte, el Ministerio de Agricultura y Ganadería podría aportar una presencia más sistemática de los extensionistas, de forma a volver a incentivar a los agricultores. Algunas empresas, como Bio Export, han logrado incorporar a agricultores al cultivo orgánico del sésamo, ganando nichos de exportación muy exigentes, pero con valores del 30% superior al sésamo convencional. La estrategia de nichos es entonces otra opción para mantener el cultivo del sésamo.

* El impacto del sésamo en los ingresos campesinos, al igual que en el de la cadena de la mandioca y de la caña de azúcar, es alto. Las dificultades productivas y económicas de la economía campesina se traducirían inexorablemente en mayores niveles de pobreza rural.

* Las últimas estimaciones del área cultivada de sésamo en nuestro país no son nada auspiciosas, pues indican una reducción de más del 50% del área sembrada, pasando de 60.000 a menos de 25.000 hectáreas, lo que implica una reducción de más del 50%.

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